‘La academia tiene un rol sustancial para promover la sostenibilidad’
Julia Ayuso reflexiona sobre el papel que debe cumplir la universidad en materia sostenible
Julia Ayuso lidera la Escuela de Sostenibilidad de la Universidad Europea. Ella reflexiona sobre el papel que cumple la academia en la formación sobre sostenibilidad, desde una perspectiva multidisciplinaria, y los desafíos para alcanzar una economía verde.
¿Por qué la universidad se involucra en sostenibilidad?
El rol de una universidad es único porque allí se forman las personas que nos van a traer las soluciones. Ellos van a liderar la transformación hacia la economía verde.
Ahí está el talento y eso se encuentra en cualquier país. Entonces, tenemos que ser muy responsables con ese rol y la formación de esos talentos.
La sostenibilidad es un concepto amplio y quizás uno de los paraguas que acoge esta perspectiva son los ODS. ¿Cómo delimita la universidad la formación en esta área?
Todos trabajamos en sostenibilidad. Y quien no lo quiera, se verá obligado a hacerlo, desde todas las profesiones. Al final, la sostenibilidad es algo transversal.
No tiene sentido que en una organización se diga: el Departamento de Sostenibilidad. No. La sostenibilidad no es un silo aislado.
Eso tiene que estar en el ADN de la empresa, tiene que estar integrado en la estrategia empresarial porque la sostenibilidad no es una carga.
Hay empresarios que se refieren a esto como ‘no tengo dinero ni tempo’, para ocuparme de estas cosas. Al contrario, la sostenibilidad es un valor añadido.
¿Transversal solo para el sector privado o el sector público también debe ser partícipe?
La administración pública tiene un papel clave porque es la que legisla. Es la gobernanza que se requiere para una gestión sostenible.
Cuando hablamos de Ecuador es un buen ejemplo del papel que puede tener la administración pública, para avanzar hacia una energía más sostenible. Ahora que la situación en el país está compleja, por los apagones.
¿Cuál es el perfil del experto en sostenibilidad?
Hablando de ese perfil, más allá de titulaciones concretas (medio ambiente, energías renovables, sistemas integrados de gestión, derecho ambiental, economía circular, hidrógeno verde, cambio climático), lo importante es tener un equilibrio entre esas habilidades técnicas y las habilidades transversales.
"La sostenibilidad es un concepto complejo que necesita una visión profesional desde distintos ángulos".
Es decir, la capacidad de trabajar en equipos multidisciplinares, porque esa es la realidad. Aunque uno se especialice por ejemplo en una ingeniería renovable, cuando se quiera aplicar eso, un profesional va a trabajar con personas de otros perfiles porque la sostenibilidad es un concepto complejo que necesita una visión desde distintos ángulos.
¿Cómo se puede hacer más comprensible a la sostenibilidad, más allá de la complejidad conceptual, técnica y científica que involucra la divulgación de este concepto?
La manera de lograrlo es con pequeñas acciones. Cuando se adquiere una formación, donde no solo se tienen habilidades técnicas sino habilidades transversales, se adquiere la capacidad de reflexionar desde cada profesión.
Es decir, se reflexiona sobre cómo está impactando (la sostenibilidad) y cómo se podría impactar más positivamente en el medio ambiente.
Yo estudié arquitectura y desde allí se puede tener formación en sostenibilidad, y plantearse casos concretos; por ejemplo, el ciclo de vida de un edificio.
No solo pensar en un diseño y su construcción; sino pensar desde los materiales que se están utilizando, de dónde vienen, qué emisiones generan, el transporte, etc. Es decir, establecer la huella de carbono desde que arranca la construcción hasta cuando termine la vida útil de ese edificio y cómo reutilizar esos materiales.
Partiendo de las visiones de la universidad europea y latinoamericana, ¿cómo se involucra a la sostenibilidad desde la academia?
La base es un aprendizaje sustentado en proyectos. Más allá de la teoría, que es importante, el estudiante debe trabajar en proyectos reales y con perspectiva multidisciplinar, planteando soluciones mucho más completas.
Y por eso hemos creado lo que denominamos el socio transformador, que son empresas aliadas. Esas empresas nos traen los retos y las problemáticas que tienen y se involucran en una mentoría conjunta con la universidad, para que las soluciones que propongan los estudiantes, alcancen un siguiente nivel de madurez. La colaboración es muy importante y lo que se quiere es impactar.
¿Cómo se visualiza al estudiante latinoamericano que opte por la sostenibilidad?
Lo veo con un potencial enorme. Además, creo mucho en la colaboración iberoamericana. Yo veo aquí a gente con muchas ganas de hacer cosas.
El estudiante debe tener una formación sólida en un buen lugar donde adquiera habilidades técnicas, que le permitan aplicar en casos reales y para afianzar ese trabajo, tener una red de contactos potentes, sobre todo con empresas potentes.
¿A partir de esa formación, cómo es la conexión con el mercado laboral?
Tenemos que ser conscientes que vivimos una emergencia climática y que el clima que hemos conocido ya no va a existir, y las infraestructuras se tienen que adaptar. Lo acabamos de ver en Valencia, España (con la DANA).
Tenemos que hacer esas adaptaciones y no esperar que las soluciones, para garantizar el suministro de energía eléctrica, vengan del cielo.
"Tenemos que ser conscientes que vivimos una emergencia climática y que el clima que hemos conocido ya no va a existir, y las infraestructuras se tienen que adaptar".
Está claro que hay que dar respuestas frente a una emergencia climática y los gobiernos tienen que facilitar que esto suceda. Ahí hay muchas oportunidades laborales para aprovechar. La administración pública tiene que ayudar con la gestión de un plan estratégico sostenible a corto, medio y largo plazos.
¿Desde la academia se puede encausar el debate geopolítico sobre la afectación climática? Hoy, el presidente Trump llegará nuevamente la Casa Blanca y él no cree que haya afectación por el cambio climático.
Dicen que cuando el lenguaje académico desciende, el mundo es peor. La academia también tiene esa responsabilidad de luchar contra la desinformación; de cómo distinguir los datos reales de los que no lo son, a través de la investigación.
Ahí tiene una función divulgativa la academia. Y desde luego, seguir potenciando la investigación. A partir de eso, todos los resultados, desde una base científica, serán el argumento más potente, para mostrar la realidad al mundo.
La academia debe trabajar codo a codo con la administración pública, en la cuestión de legislación. En Europa recientemente se ha lanzado una legislación sobre el 'greewashing' y próximamente se está trabajando en el 'timewashing', porque no nos engañemos, no vamos a llegar al 2030 con las metas de la Agenda de París. Porque tampoco se trata de lanzar fechas ni datos alegremente.
A manera de analogía, el sector energético -con las energías renovables- va por un camino de transición; el sector financiero -con la incorporación de los bonos temáticos- también está en una transición. ¿La sostenibilidad plantea una transición a la academia?
Sí que lo hay. El Pacto Mundial de la Naciones Unidas habla del rol de la academia y de las universidades en esa materia, y a partir de ahí tenemos un compromiso de 'reporting' transparente de nuestras acciones, en torno a los principios que marca el Pacto Mundial.
Y aquí se establece que las universidades tienen un rol fundamental, por esa posición de formar a los líderes que van a llevar a cabo esa transición hacia la economía verde. Entonces, estos principios que nos marca el Pacto hablan de esa formación que ayude a la sociedad, a los países, a las empresas, hacia esa transición.
Julia Ayuso es Doctora en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad de Keio en Japón. Cuenta con experiencia en consultoría y estrategia ESG (desempeño social, ambiental y de gobernanza empresarial).