Saneamiento y agua, vitales para combatir la desnutrición infantil
Se establecieron compromisos para reducir el impacto del agua no segura en Ecuador. El papel de los gobiernos locales y la educomunicación es determinante.
En Ecuador, uno de cada cuatro niños menores de dos años sufre desnutrición crónica infantil (DCI). Detrás de esta cifra se oculta una crisis menos visible, pero igual de devastadora: la falta de acceso a agua segura, saneamiento y prácticas adecuadas de higiene.
Sin agua limpia para beber o lavarse las manos, los esfuerzos por erradicar la DCI en el país pierden fuerza, y es necesario reforzar las políticas públicas para cambiar esta realidad.
Ese fue el eje de la cuarta edición del Foro Los Primeros 1.000 Días, que se realizó en Quito, entre el 23 y el 24 de octubre de 2025 en las instalaciones de la Flacso.

Agua contaminada: enemigo silencioso
La evidencia científica lo confirma. Según la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (ENDI 2023-2024), el 30% de los hogares con niños menores de cinco años consume agua con presencia de E. coli, bacteria proveniente de heces fecales. En la Amazonía, esa cifra alcanza el 60%.
El impacto en la salud infantil es inmediato: infecciones gastrointestinales recurrentes, diarreas crónicas y una absorción deficiente de nutrientes.
“El suministro y acceso al agua potable es la pata coja del paquete priorizado que reciben las madres y los niños”, advirtió Nelson Gutiérrez, especialista del Banco Mundial.
Según el Perfil del Agua Urbana (BID/Maate 2023), 2,7 millones de ecuatorianos no tienen conexión a la red pública de agua potable y solo el 18% de las aguas residuales urbanas recibe tratamiento antes de ser vertida a los ríos.
Esta realidad no ha cambiado. “Más de 3,8 millones de personas aún no cuentan con agua potable y 7,1 millones carecen de alcantarillado”, reconoció María Luisa Cruz, directora de la Agencia de Regulación y Control del Agua (ARCA).
La funcionaria además dijo durante el evento que cerrar esta brecha requerirá invertir USD 1.570 millones, equivalentes al 1,1% del PIB nacional.
“Más de 3,8 millones de personas aún no cuentan con agua potable y 7,1 millones carecen de alcantarillado en Ecuador”: María Luisa Cruz
Hervir el agua y lavarse las manos salva vidas
Los especialistas coinciden en que la infraestructura es necesaria, pero no suficiente. “Ecuador debe salir del enfoque de la infraestructura y trabajar más en campañas de educomunicación para promover el lavado de manos”, señaló David Simon, representante adjunto de Unicef en Ecuador.
Ejemplos internacionales lo demuestran: en Nepal, el correcto lavado de manos redujo en 41% las muertes infantiles. En Guatemala, pequeñas intervenciones comunitarias en el uso de letrinas cambiaron hábitos y redujeron la diarrea infantil sin grandes inversiones.
En Ecuador, el Ministerio de Salud Pública cuenta con casi 10.000 vigilantes comunitarios, figuras clave para educar a las familias sobre prácticas básicas como hervir el agua o lavarse las manos antes de preparar alimentos.
Sin embargo, y pese a los avances en el combate a la desnutrición crónica infantil en los últimos años, aún falta una estrategia nacional que consolide estas acciones de cambio social.
El agua no solo es una cuestión de salud pública, sino también ambiental. Pablo Lloret, de la Fundación Futuro Latinoamericano, advierte que “el pasivo ambiental más grave del país es la falta de tratamiento de aguas residuales”.
En Ecuador existen más de 80.000 autorizaciones de uso del agua sin certificar, mientras unas 6.000 organizaciones comunitarias gestionan el recurso sin una regulación clara.
El cambio climático agrava el panorama. La reducción de fuentes hídricas y la contaminación de los ríos demandan políticas de conservación más robustas y el fortalecimiento de los sistemas de monitoreo.

La articulación: el reto pendiente
Desde la Vicepresidencia de la República, Ángela Tipán insistió en que el desafío está en la gestión y la coordinación interinstitucional.
“El rol de la Vicepresidencia es articular servicios entre todos los actores del sector público. Aún hay GAD que no saben cómo acceder a los recursos disponibles”, alertó la Secretaria General de la Vicepresidencia.
La meta del Gobierno es reducir la DCI del 19,27% en 2025 al 15,27% en 2029, pero para lograrlo se necesita una política integral de primera infancia que incluya la gestión del agua como prioridad.
El reciente proceso de fusión de la Secretaría Técnica Ecuador Crece sin Desnutrición Infantil con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) busca justamente fortalecer la gobernanza.
“Contamos con lineamientos basados en evidencia científica”, explicó por su parte María de Lourdes Muñoz, viceministra Estratégica y de Regulación del nuevo Ministerio de Desarrollo Humano, quien subrayó la importancia de involucrar a empresas, fundaciones y gobiernos locales.
Malva Baskovich, especialista del Banco Mundial, insistió en que “abordar el retraso en el crecimiento infantil es una inversión en capital humano”. “El acceso seguro al agua y el saneamiento es un pilar crítico, pero para avanzar hay que conectar a los no conectados y promover el cambio de comportamiento”.
"Para avanzar hay que conectar a los no conectados y promover el cambio de comportamiento": Malva Baskovich

Más allá de las cifras, un llamado a la acción
Ecuador ha avanzado en la visibilización de la DCI, coinciden Gutiérrez y Simon, pero los datos demuestran que el acceso al agua segura y el saneamiento siguen siendo los eslabones más débiles.
Sin ellos, la nutrición infantil continuará siendo una promesa incumplida. La lucha contra la desnutrición no se libra solamente en los centros de salud, sino también en los hogares, las comunidades y los grifos de agua potable.
Lavarse las manos, hervir el agua y exigir servicios de saneamiento no son simples hábitos: son actos de supervivencia. Y en esta tarea, es crucial el papel de los Gobiernos Autónomos Descentralizados y las juntas de agua.
El campamento de entrenamiento
El segundo día del Foro estuvo destinado a dinámicas participativas con 50 representantes de Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) municipales y juntas de agua. Fue el inicio del campamento de entrenamiento.
Este proceso formativo durará tres meses y su objetivo es fortalecer capacidades y dar herramientas a las autoridades locales que asistieron a las reuniones, señaló la facilitadora Paula Castells Carrión.
La idea, explicó, es que los participantes puedan ir prototipando sus proyectos. Para tener una visión más clara del problema, las causas y los efectos, así como las posibles soluciones, se partió de una dinámica grupal.
En la tarde, los participantes se dividieron en mesas de trabajo. Se abordaron los siguientes temas: "Financiamiento para soluciones de agua potable y DCI", "Asistencia técnica para soluciones territoriales", "Modelos de gestión y gobernanza" y "Soluciones comunitarias e innovadoras".
Al final se hizo un recuento de los temas discutidos en cada mesa en una plenaria, y se reiteró el compromiso de un seguimiento conjunto para cerrar la brecha entre el combate a la DCI y el agua segura.

