Obesidad infantil en Ecuador: los datos y las acciones son escasos
La mayoría de estudios se basan en la Ensanut 2018. La ENDI halló que el problema es más alto en hogares con más ingresos. Faltan políticas públicas.

Las malas prácticas alimentarias empiezan tempranamente, debido al consumo de alimentos altos en azúcar, sales y grasas, por un lado, y pocas proteínas y verduras, por otro. La malnutrición muestra entonces su otra cara: la obesidad infantil y juvenil.
A escala mundial, este segundo fenómeno de malnutrición rebasó por primera vez al bajo peso como expresión de la desnutrición, como señaló la Unicef en su reciente Informe: “Alimentando el negocio. Cómo los entornos alimentarios ponen en peligro el bienestar de la infancia”.
En el caso de Ecuador, no se cuenta con datos abundantes, pero los que existen son preocupantes. Roberto Castillo, ex director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), señaló que la última encuesta en la que se midió y pesó a la población fue la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2018).
Antes, precisa, se lo hizo en la Encuesta sobre Condiciones de Vida 2014 y en la Ensanut 2011. En 2026 se hará una igual a la que se hizo en 2018, con la participación del Ministerio de Salud Pública, el INEC y otras entidades.
La Ensanut 2018 concluyó que 35 de cada 100 niños comprendidos entre los 5 y los 11 años tenían obesidad, con mayor énfasis en el sector urbano.

Fue una encuesta por muestreo probabilístico en 43.311 viviendas a escala nacional (urbano/rural y provincial). La población objetivo fueron niños y niñas menores de 5 años; niñas y niños de 5 a 11 años; mujeres de 10 a 49 años, y hombres de 12 años y más.
En la Encuesta Nacional sobre Desnutrición Infantil (ENDI) de 2022, hoy denominada Primera Ronda, se estableció que el sobrepeso y la obesidad afectan al 5,5% de niños menores de 5 años en Ecuador.
Ese dato, al igual que los de la mayoría de la Encuesta, fue afinado en la hoy denominada Segunda Ronda de 2023: el 5% de niños menores de 5 años es afectado por sobrepeso u obesidad. Para ese mismo rango etario, se estableció una Desnutrición Crónica Infantil de 17,5%.
El resultado más relevante es el que muestra que el mayor sobrepeso y obesidad infantil se dan en los quintiles 3, 4 y 5, donde el 5 representa el 20% de la población con mayores ingresos, y el 1, el de menores ingresos.

Se trata entonces de un fenómeno que no se relaciona exclusivamente con la pobreza, como se señala también a escala global en el ya citado Informe 2025 de la Unicef.
En este documento, se sitúa a Ecuador entre los países con ingresos sobre la media, y se establece que el 75% de niños entre los 6 y 23 meses de edad consumen comidas y bebidas endulzadas, y el 6% comida salada o frita, mientras que el 12% no consume huevos o proteínas, y el mismo porcentaje no consume verduras.


Castillo puntualiza que los organismos internacionales y agencias trabajan con la oficina de estadística del país. "Muy posiblemente el número de Unicef es un estimado pero viene de una discusión muy fuerte, señala.
El impacto en la edad adulta
Un estudio importante sobre las consecuencias de los hábitos alimenticios y del consumo del tabaco y el alcohol es la Encuesta Steps Ecuador 2018, realizada por el Ministerio de Salud Pública, el INEC y las organizaciones Panamericana de Salud (OPS) y Mundial de la Salud (OMS).
Los hallazgos son muy preocupantes: la incidencia y mortalidad por los 4 principales grupos de Enfermedades No Transmisibles representaron en 2018 el 53% del total de las muertes.
De estas, el 48,6% correspondió a enfermedades cardiovasculares (ECV), el 30% al cáncer, el 12,4% a diabetes y el 8,7% a enfermedades respiratorias crónicas.
El análisis, dirigido a reducir "en 25% la mortalidad prematura por Enfermedades No Transmisibles hasta 2025", no ha sido monitoreado y tampoco se ha cumplido la mayoría de recomendaciones de políticas públicas para lograrlo (ver acápite al final).
En STEPS Ecuador 2018 participaron 4.638 adultos de 18 a 69 años de edad, de quienes el 41,9% (1.944) fueron hombres y 58,1% (2.694) mujeres. El 60,4% fue de 18 a 44 años y el 39,6%, de 45 a 69 años.
Los principales hallazgos fueron: el 63,6% de adultos presenta sobrepeso y obesidad, es decir un índice de masa corporal (IMC) mayor o igual a 25 kg/m2. El sobrepeso y obesidad tienen mayor prevalencia en mujeres (67,4%) que en hombres (59,7%), y la obesidad también es mayor en mujeres (30,9%) que en hombres (20,3%). Resalta que 8 de cada 10 mujeres de 45 a 69 años presentan sobrepeso y obesidad
El 19,8% de adultos presenta presión arterial elevada (HTA), incluyendo a quienes toman medicación para HTA. La prevalencia de HTA es mayor en hombres con 23,8% que en mujeres 16,0%, y es mayor en el grupo de 45 a 69 años con una prevalencia de 35,0%.
El enfoque de riesgo combinado de probabilidad de desarrollar ENT incluye ser fumador actual a diario, consumir menos de 5 porciones de frutas y/o verduras por día, hacer menos de 150 minutos de actividad física moderada por semana, tener sobrepeso y obesidad, e HTA.
El 25,8% de adultos presentó de 3 a 5 Factores de Riesgo (FR) combinados, el 72,8% presentó de 1 a 2 FR combinados, y apenas el 1,4% no presentó ninguno de estos FR.
En rasgos generales, se analizó que el consumo de tabaco, la mayor prevalencia se presenta en el grupo de hombres de 18 a 44 años, con 27,4%. Asimismo, el de alcohol, donde el 23,8% de adultos tiene un consumo excesivo de 6 o más bebidas estándar de alcohol en una sola ocasión en los últimos 30 días.
En cuanto a actividad física, se halló que el 17,8% de la población de 18 a 69 años no cumple con la recomendación de la OMS de realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada. Y que el 44,1% de hombres y el 82,2% de mujeres no hace actividad física vigorosa.
El dato más llamativo se relaciona con el consumo de frutas y verduras: el 94,6% de personas de 18 a 69 años de ambos sexos no cumple la recomendación de la OMS de consumir 5 porciones de frutas y/o verduras al día.
El 14,6% consume 3 a 4 porciones por día, el 56% 1 a 2 porciones al día y el 24,1% no consume frutas y/o verduras. El número promedio de días de consumo de frutas fue 4 por semana y de verduras 4,1 por semana.
Los datos de la Federación Mundial de Obesidad proyectan que en 2025 un 30% de los adultos en Ecuador tendrán obesidad, y el 71% presentarán un alto Índice de Masa Corporal (IMC). Estos estudios se basan en investigaciones realizadas en el país, como la Encuesta STEPS de 2018.

Varias investigaciones sobre obesidad
En una rápida revisión sobre la bibliografía relacionada con estudios sobre la obesidad infantil, se encuentra el de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), con base en los hallazgos de la Ensanut 2018.
El estudio empleó un diseño transversal para analizar la prevalencia de obesidad y sobrepeso infantil en 10.807 niños escolarizados, utilizando modelos de regresión logística multivariable y multinivel para evaluar las odds ratios ajustadas y no ajustadas por una serie de variables explicativas.
Los niños de quintiles económicos más altos mostraron mayores probabilidades de sobrepeso y obesidad comparados con aquellos del quintil más bajo.
La prevalencia de sobrepeso y obesidad en el grupo de edad estudiado fue de 36%. Los varones presentaron un riesgo 1.26 veces mayor en comparación con las mujeres. Con cada año adicional de edad, el riesgo aumentó en 1.10 veces.
Se analiza la incidencia de la actividad física regular, el reconocimiento y uso de etiquetas de alimentos procesados y la necesidad crítica de desarrollar e implementar políticas públicas enfocadas en la creación de entornos saludables y que aborden los determinantes sociales, comerciales y ambientales del sobrepeso y obesidad infantil.
En la Escuela Politécnica del Chimborazo (Espoch) se realizó una investigación sobre los efectos de la pandemia por COVID-19. Se halla que la malnutrición infantil se ha exacerbado por el deterioro de las condiciones socioeconómicas y la interrupción de programas de alimentación escolar, especialmente en las poblaciones más vulnerables como las comunidades rurales e indígenas.
Se concluye que es crucial adoptar políticas alimentarias inclusivas, optimizar los programas de alimentación escolar y desarrollar investigaciones sobre su impacto para garantizar un futuro más equitativo y saludable para los niños en el país.
Universidades como la Andina Simón Bolívar, San Francisco de Quito, Escuela Politécnica del Litoral, han dado sus importantes aportes sobre el tema.
Quizás el estudio académico más interesante sobre obesidad infantil fue el que resultó del hallazgo de la denominada doble carga de malnutrición infantil, es decir los dos problemas en un mismo niño.
El descubrimiento de la doble carga de malnutrición infantil se difundió en la edición de la revista científica Clinical Nutrition del 9 de mayo de 2023.
La investigación duró más de un año e involucró a la Espoch y a otras academias de Argentina, Chile, Cuba y Noruega. Los investigadores procesaron los datos de 5.900 infantes de las cuatro regiones del país, que fueron recabados en el 2018 por la Ensanut.
“Cuando los papás descubren que sus hijos han caído en la desnutrición crónica se desesperan y empiezan a darles alimentos como harinas, fideos, y otros hidratos de carbono. Esto es contraproducente, el menú de los niños debe ser balanceado e incluir, especialmente, proteínas“, señaló sobre el fenómeno a investigadora Valeria Carpio.
El estudio -que deberá afinarse- también concluye que los niños que padecieron desnutrición crónica infantil en sus primeros meses de vida son más vulnerables a caer en la obesidad. Eso se debe a la talla baja.
Las industrias y la publicidad
"Desde muy pequeños, los niños se ven sometidos a publicidad que estimula el consumo de productos ultraprocesados de alto contenido de azúcar. Un ejemplo es el tigre de Zucaritas que se ha posicionado en el mercado como "alimento" para niños y ha sido retirado de empaques en varios países pero en Ecuador sigue sin control", señala el salubrista Fernando Sacoto.
Él considera que la publicidad de este tipo de productos se mantiene por influencia de la industria alimentaria y falta de decisión política de las autoridades de salud para regularlas en debida forma.
"Por otro lado -dice-, hay muy poca educación y comunicación, como procesos sostenidos en el tiempo, para estimular el consumo de frutas y verduras desde la edad infantil. Y en los bares escolares el consumo de productos con alto contenido de azúcar es una práctica cotidiana".
El semáforo es un buen ejemplo de la tímida respuesta de control de las autoridades, señala. En primer lugar no tienen etiquetado frontal (como lo recomiendan prácticas internacionales de la OPS) y en su lugar están atrás o a un costado de los productos, lo que hace que pierdan eficacia.
Estima que el semáforo ha tenido poco impacto en la reducción de productos con alto contenido de azúcar, sal y grasas según los pocos estudios realizados, especialmente por parte de Vilma Freire, una profesional reconocida en el campo de la nutrición y la alimentación.
Además, señala, Ecuador no ha implementado etiquetado con advertencias nutricionales claras y directas: sellos con figuras de octógonos semejantes a las señales de Pare en el tránsito, con la indicación precisa: consuma alimentos con el menor número de sellos, y si no tienen, mejor.

Las acciones pendientes
En la Encuesta sTeps Ecuador 2018, se establecieron las siguientes tareas:
Acción 1: reforzar el compromiso político
1. Fortalecer la capacidad, el liderazgo, la gobernanza, la acción multisectorial y las alianzas nacionales para acelerar la respuesta en prevención y control de las ENT.
2. Fortalecer la aplicación efectiva de la legislación para regular y controlar los precios e impuestos, y la comercialización de tabaco, alcohol, y alimentos y bebidas procesados, en especial de aquellos ricos en grasas trans, azúcar y sal.
3. Fortalecer la implementación efectiva de las políticas, planes y acciones nacionales con sus respectivos financiamientos para la atención integral de salud, que incluye promoción, prevención, rehabilitación, cuidados paliativos y vigilancia epidemiológica.
Acción 2: implementar planes multisectoriales de acción para ENT
1. Conformar una instancia nacional multisectorial que contribuya al análisis, identificación de prioridades, y desarrollo y seguimiento de normas y acciones para cumplir metas y resultados del Plan nacional de desarrollo, otros instrumentos del país y compromisos internacionales.
2. Fortalecer la colaboración activa y sistemática de la academia, organizaciones de la sociedad civil y la cooperación internacional.
Acción 3: implementar políticas regulatorias en los factores de riesgo
1. Fortalecer los esfuerzos para la efectiva implementación del marco normativo y de política favorable de control de impuestos y comercialización y promoción de productos, a fin de cumplir metas e indicadores estratégicos sobre control de tabaco, alcohol, comidas ultra procesadas, consumo de sal, grasas y bebidas azucaradas.
2. Aplicar las recomendaciones de la evaluación del CMCT en Ecuador, respecto a mantener los avances en legislación y acciones en espacios libres de humo, publicidad, advertencias sanitarias, control del comercio ilícito, y precios e impuestos a cigarrillos, y fortalecer las acciones en empaquetado neutro y control de publicidad en puntos de venta de cigarrillos, en especial en jóvenes.
3. Fortalecer acciones para desarrollar y actualizar normas y políticas de prevención y control de consumo nocivo de alcohol, tales como reducir horarios y expendio en lugares públicos, reducir la publicidad, e incrementar impuestos y precios.
4. Fortalecer las estrategias de educación y comunicación para el cambio de comportamiento para aumentar el consumo de frutas y/o verduras y reducir el consumo de sal; como prácticas de cocina, preparación de alimentos, loncheras escolares, programa de alimentación escolar, bares escolares y promoción en sitios de venta.
5. Fortalecer la efectiva implementación de políticas y acciones para promover la actividad física en instituciones educativas, lugares de trabajo y espacios públicos.
6. Aplicar los instrumentos fiscales como incentivos o subsidios para la producción de frutas y verduras, y otros alimentos saludables, la formulación de políticas agrícolas y prácticas de agricultura que permitan aumentar la diversidad, disponibilidad y accesibilidad de alimentos saludables y nutritivos, especialmente en los entornos educativos.
Acción 4: trabajar hacia la cobertura universal y acceso universal
1. Fortalecer la efectiva implementación del modelo de atención integral a pacientes con enfermedades crónicas, en el marco del MAIS, otros documentos normativos, que permitan la reducción los factores de riesgo para el desarrollar ENT. Esto implica además, cumplir el reto de garantizar el financiamiento público necesario.
2. Fortalecer la capacidad de diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia de la HTA, a fin de reducir el riesgo cardiovascular y sus complicaciones como insuficiencia renal crónica, ACV y discapacidad.
3. Fortalecer la capacidad de diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia de hiperglucemia a fin de reducir su riesgo de ENT, y sus complicaciones como ceguera, problemas vasculares y neurológicos, insuficiencia renal y discapacidad.
4. Fortalecer el tamizaje preventivo de cáncer de cuello de útero, mama, próstata y colon-recto para reducir la morbi-mortalidad por estos tipos de cáncer.
5. Fortalecer el desarrollo e implementación de normas políticas y acciones para la prevención y control de los problemas de salud oral. 6. Fortalecer el modelo de atención integral multidisciplinario en: asesoría para el autocuidado, apoyo a organizaciones de personas que viven con ENT, impulso de acciones comunitarias que favorecen la actividad física en espacios públicos, y desarrollo de habilidades y competencias del personal de salud del primer nivel de atención para promoción, prevención, tamizaje, detección temprana y manejo de ENT.
Acción 5: fortalecer la vigilancia y manejo de la información
1. Fortalecer la capacidad nacional de investigación y desarrollo, para vigilar los indicadores de ENT/FR en mortalidad por ENT, mortalidad prematura, prevalencia, incidencia, atención integral de ENT/FR en la comunidad y en los servicios de salud.
2. Fortalecer la vigilancia de la atención integral a ENT/FR en los servicios de salud, incluyendo el sistema de información clínica para seguimiento del diagnóstico oportuno, tratamiento y control de ENT/FR.
3. Fortalecer las organizaciones para la vigilancia sistemática del cáncer.
4. Planificar e implementar la Encuesta STEPS cada 5 años, como parte de las encuestas nacionales, y fortalecer la política de análisis y uso amplio de sus datos, con apoyo de universidades e instituciones interesadas en ENT/FR.