Juan Carlos Carrasco, investigador de la Espoch

Juan Carlos Carrasco, investigador de la Espoch, lideró al equipo que identificó a un nuevo género de insectos del orden de los heterópteros. Foto: cortesía del Museo Mesta Usti nad Labem.

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Científicos que analizaban la calidad del agua en Pastaza hallaron un nuevo género de insectos

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Por Cristina Márquez

Un estudio de la calidad del agua proveniente de los deshielos del volcán Chimborazo concluyó con el descubrimiento de un nuevo género de insectos.

Los systelloderes son heterópteros que pertenecen a la familia enicocephallydae, y asombraron a los expertos por ser sumamente raros y desconocidos para la ciencia.  

Juan Carlos Carrasco, coordinador de la carrera de Recursos Naturales de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch), lideró al equipo de investigadores que hicieron el descubrimiento.

Él cuenta que encontrar esta nueva especie surgió por casualidad mientras colectaban muestras en las aguas del río Alpayaku, en Mera, cantón de Pastaza.

Este estudio se considera importante para esta familia de insectos. Debido a que solo se conocen 16 especies en el mundo. Las autoridades de la Espoch firmaron un convenio de cooperación con la Universidad de Ciencias de la Vida en la República Checa, donde hay expertos especializados en taxonomía (ciencia que estudia a los insectos).

Varios especímenes colectados como parte la investigación fueron trasladados al museo de Usti nad Labem, en Praga, donde continúan en investigación. Hay sospechas de que al menos tres de ellos podrían ser otras especies nuevas para la ciencia.

Investigadores estudiaron 16 bofedales del volcán Chimborazo

Juan Carlos Carrasco, investigador de la Espoch
Varios ejemplares recolectados como parte de la investigación se estudian en los laboratorios del Mesta Usti nad Laben. Allí hay al menos tres insectos en estudio que son potenciales especies nuevas. Foto: cortesía del Mesta Usti nad Laben

El estudio de los macroinvertebrados que viven en los humedales de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo ayudó a determinar que el agua proveniente de los deshielos de los glaciares, y que se capta para el consumo humano, es de mala calidad.

Esto se determinó después de adaptar índices extranjeros de medición a las condiciones locales.

El equipo de científicos recolectó alrededor de 8 000 muestras en 16 bofedales de la Reserva. Según los investigadores, la alta presencia de organismos en el agua puede obedecer a la actividad ganadera que es intensa en esa zona, pese a ser un área protegida.

Los bofedales son praderas altoandinas poco extensas, con permanente humedad que se acumula en las almohadillas de páramo y se libera lentamente. En estos bofedales nacen pequeños riachuelos que luego se unen y forman ríos más grandes.  

Ese proyecto de investigación se inició en marzo del 2018 y concluyó en diciembre del 2021. Se desarrolló conjuntamente con la Universidad Santiago de Compostela y los resultados se publicaron en tres artículos científicos y un libro; además hay otros tres artículos, en proceso de investigación.

“Los resultados de este proyecto de investigación fueron tan importantes que decidimos extender el área a las cuencas hidrográficas que nacen en el Chimborazo“, dice Carrasco.

El systelloderes, una nueva especie de insecto que cautivó la atención de científicos en todo el mundo

El systelloderes impactó a los científicos del mundo por sus características morfológicas
El systelloderes impactó a los científicos del mundo por sus características morfológicas tan particulares. Pertenece a la familia de los enicocephalidae, del sub orden de los heterópteros. Foto: cortesía de Juan Carlos Carrasco

Uno de los tres afluentes que nace en la Reserva es el río Chimborazo, que luego se une al Chibunga, posteriormente al Chambo, al Patate y finalmente desemboca en el Pastaza.

En esta cuenca hidrográfica los investigadores buscaban insectos acuáticos cuando colectaron uno peculiar. Mide 2.3 milímetros, tiene tres pares de patas, antenas divididas en segmentos, alas no esclerotizadas y otras características morfológicas muy peculiares. En su cabeza hay un apéndice que lo diferencia de otros insectos ya descritos por la ciencia.

 “Cuando lo vimos en el microscopio no podíamos compararlo, no se parece a ningún otro que hayamos visto. Empezamos a investigar y descubrimos que no solo era una nueva especie, sino que es de un género de insectos que hasta ese momento era desconocido“, dice Carrasco.

Él compartió su hallazgo con otros científicos del mundo y así captó la atención de Petr Banal, un taxónomo experto de la Universidad de Ciencias de la Vida en Praga, en la República Checa.

Tras una investigación aún más minuciosa del ejemplar que recolectaron se confirmó el hallazgo de un nuevo género denominado systelloderes, que pertenece al grupo de los heterópteros, un suborden de los insectos hemípteros.  

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