Quimsacocha: el páramo estratégico que abastece a Cuenca
El Área Nacional de Recreación de Quimsacocha tiene unas 3.000 hectáreas. Un informe técnico alerta sobre los riesgos de la minería en esta zona.
En lo alto de la provincia del Azuay, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, se encuentra Quimsacocha.
Se trata de un ecosistema de páramo que no solo conserva biodiversidad andina, sino que garantiza el suministro de agua para gran parte de la ciudad de Cuenca y otras localidades del sur del Ecuador.
Con una extensión de 3.217 hectáreas, el Área Nacional de Recreación Quimsacocha (ANRQ) forma parte de un ecosistema más amplio de más de 19.000 hectáreas.
En su interior se ubican lagunas, humedales, manantiales y vertientes que alimentan a importantes ríos, como el Tarqui, Yanuncay, Tomebamba, Machángara y Norcay.
Estos cuerpos de agua no solo atraviesan Cuenca sino que también son vitales para el consumo humano, la agricultura y las actividades económicas locales.
“Quimsacocha funciona como una esponja natural. Absorbe la lluvia y la libera lentamente, alimentando las quebradas y ríos que sostienen la vida en la región”, explica el informe técnico elaborado por ETAPA EP, la empresa municipal encargada de la gestión del agua en Cuenca.

Un ecosistema sobre un volcán apagado
La geomorfología de Quimsacocha está determinada por la caldera colapsada de un antiguo volcán, de 4 kilómetros de diámetro.
En esta cuenca natural se ha formado un complejo sistema hídrico de lagunas y humedales que dan origen a las subcuencas hidrográficas de los ríos Tarqui, Yanuncay y Rircay.
Estas subcuencas tienen direcciones opuestas: mientras las del Tarqui y Yanuncay desembocan hacia el río Amazonas, las del Rircay y Norcay fluyen hacia la vertiente del Pacífico. Esta condición convierte a Quimsacocha en un punto clave de interconexión hídrica entre dos grandes sistemas fluviales del continente.

A pesar de su evidente importancia ecológica e hídrica, la zona de Quimsacocha ha sido objeto de interés por parte de la minería metálica, específicamente por el proyecto Loma Larga, que busca explotar oro y otros metales en una zona adyacente al área protegida.
Según el “Informe técnico sobre la sustentabilidad de las fuentes de agua que nacen en Quimsacocha”, de ETAPA EP, la fase de explotación minera podría alterar de forma irreversible la capacidad del páramo para retener y distribuir agua.
El retiro de la licencia
El 3 de octubre de 2025, el Gobierno decidió revocar la licencia ambiental otorgada al proyecto minero Loma Larga, operado por la empresa canadiense Dundee Precious Metals (DPM), que adquirió la concesión en 2021.
La decisión fue tomada en base a informes técnicos emitidos por la Municipalidad de Cuenca y la Prefectura del Azuay, instituciones responsables del agua potable y de los sistemas de riego en la región.
Estos informes —entre ellos el de ETAPA EP— advirtieron que la actividad minera en Quimsacocha podría afectar gravemente la sustentabilidad de las fuentes de agua, poniendo en riesgo el abastecimiento de Cuenca.
“Dichos informes son de exclusiva responsabilidad de las entidades que los emitieron y sustentan la medida adoptada por el Gobierno”, indicó el Ministerio del Ambiente en un comunicado oficial difundido el 4 de octubre de 2025.
¿Retiro de la concesión?
Tanto el Municipio de Cuenca como la Prefectura del Azuay han ido un paso más allá: tras la revocatoria de la licencia ambiental, han solicitado también al Gobierno Nacional el retiro de la concesión minera a la empresa.
Sostienen que el proyecto es técnica, ecológica y legalmente inviable, al ubicarse en una zona de recarga hídrica estratégica, protegida por la Constitución del Ecuador.
El alcalde de Cuenca, Cristian Zamora, señaló que la revocatoria de la licencia es un buen paso, "pero el paso fundamental que estamos buscando es la revocatoria de la concesión de la minera, en una zona que es un santuario para Cuenca y que genera el agua para la tercera ciudad más grande del país".
El informe de ETAPA EP también advierte que las fuentes de agua que nacen en Quimsacocha ya son insuficientes para cubrir la demanda actual en época de sequía. Una alteración en su equilibrio natural agravaría la crisis hídrica.
La compañía Dundee Precious Metals afirma que su plan de gestión ambiental es sólido y que los estudios hídricos realizados por expertos independientes —incluyendo organismos reguladores— demuestran que el proyecto “no tendría un impacto negativo en el suministro de agua”.
También anunció que “evaluará todas las opciones disponibles para preservar el valor y mantener la opcionalidad para sus accionistas”, lo que podría implicar acciones legales.

La riqueza natural de Quimsacocha
El informe técnico de ETAPA EP detalla con claridad por qué la minería representa un riesgo inaceptable para este ecosistema.
Las rocas del subsuelo contienen una pequeña cantidad de oro, plata y cobre, pero también altas concentraciones de azufre, arsénico, plomo y mercurio.
Durante la explotación, estas sustancias se liberarían en forma de drenaje ácido, contaminando de manera irreversible las fuentes hídricas.
La actividad minera generaría además 13 millones de toneladas de relaves, desechos tóxicos que permanecerían en una represa en la zona.
Para dimensionar: equivale a llenar 75 estadios del Deportivo Cuenca, mientras que el oro extraído ocuparía solo el espacio de una pequeña tribuna de 20x20 metros.
