Fiestas de Quito: más de 63 mil toneladas de basura en diciembre
En este mes, Quito se llena de música, luces y alegría, pero también de basura, ruido y humo de pirotecnia. Emaseo EP hace algunas recomendaciones.
Diciembre vuelve a poner sobre la mesa los retos ambientales que enfrenta el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) durante sus celebraciones.
Este mes, que históricamente registra un aumento en la generación de residuos sólidos, evidencia una tendencia clara: según Emaseo EP, en diciembre de 2014 se recolectaron 57.422 toneladas, mientras que para diciembre de 2024 la cifra llegó a 63.230 toneladas.
Esto significa un crecimiento del 10,1% en una década, equivalente a unas 5.800 toneladas adicionales.
Para dimensionarlo: es como llenar 390 camiones recolectores de 15 toneladas cada uno, o como poner sobre la ciudad el peso de casi 6.000 autos. Y ese incremento ocurre solo en el mes de diciembre.
Este 2025, la capital celebra sus 491 años de fundación con más de 200 eventos públicos, lo que anticipa una presión significativa sobre el sistema de aseo y el ambiente urbano.
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Basura en las calles: el primer gran impacto
Las experiencias recientes confirman el peso ambiental de los eventos masivos. Solo los conciertos de Shakira, realizados en tres días, generaron 20 toneladas de desechos en los alrededores del Estadio Olímpico Atahualpa.
Durante las fiestas de 2024, Emaseo EP recogió 160 toneladas de residuos entre el 22 de noviembre y el 1 de diciembre. Las mayores acumulaciones se registraron en desfiles, conciertos, caravanas y ferias.
La empresa identificó también problemas recurrentes: disposición inadecuada de basura, puntos húmedos y daños a espacios públicos.
Los tres conciertos de Shakira generaron 20 toneladas de desechos en los alrededores del Estadio Olímpico Atahualpa en Quito.
El ruido: un contaminante subestimado
Además de la basura, las fiestas generan un impacto acústico considerable.
Las chivas, conciertos al aire libre y caravanas musicales elevan los niveles de ruido en barrios residenciales, especialmente durante las noches.
Aunque no existan mediciones específicas para estas celebraciones, estudios urbanos previos muestran que estos eventos pueden superar los 80–90 decibeles, niveles que afectan la salud auditiva, el descanso y la fauna urbana.
Pirotecnia: luz para la fiesta, contaminación para el ambiente
La pirotecnia —todavía común en conciertos y celebraciones barriales al aire libre— también deja una huella ambiental notable:
· Contaminación del aire por partículas finas.
· Residuos sólidos como cartón, alambres y restos de pólvora.
· Estrés en animales domésticos y silvestres, sobre todo en horas nocturnas.
Varias organizaciones ambientales han insistido en reducir su uso y reemplazarla por alternativas más sostenibles, como espectáculos de luces o drones.
Para enfrentar el impacto, los equipos de Emaseo EP —los llamados “soldados azules”— realizan operativos continuos de barrido manual y mecánico, hidrolavado y recolección extendida.
Durante los eventos masivos se instalan baterías sanitarias, contenedores y tachos de 55 galones en puntos estratégicos de la ciudad.
Corresponsabilidad ciudadana: la pieza clave
Para disminuir la generación de residuos sólidos, Emaseo EP recuerda a la ciudadanía:
· Llevar bolsas reutilizables para depositar temporalmente los desechos.
· Hacer uso correcto de los contenedores y papeleras.
· Reducir el uso de pirotecnia.
· Respetar el descanso nocturno y el entorno de los barrios.
Las fiestas son parte de la identidad de Quito, pero su huella ambiental depende de la corresponsabilidad de todos. Celebrar sin dejar basura, ruido excesivo ni contaminación es un desafío compartido.
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