El hallazgo de nuevas especies está en auge en Ecuador
Por Cristina Márquez
Los biólogos describen al 2022 como un año histórico para la ciencia en el país. 40 especies de micromamíferos, invertebrados, aves, plantas y sobre todo anfibios -que fueron colectados en bosques nublados, páramos altoandinos y otros sitios-, fueron descritas por primera vez.
Ese año, a diferencia del lustro pasado, los investigadores que lideraron los estudios que concluyeron en hallazgos nuevos son en su mayoría ecuatorianos.
Para Mario Yánez, investigador del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), esto también es un logro, pues muestra un interés creciente de los académicos locales por la investigación en nuestro país.
“Antes las investigaciones estaban concentradas en Quito. Ahora tenemos investigadores independientes de diversas universidades, que están estudiando otras zonas que no habían sido exploradas adecuadamente”, dice Yánez.
La expectativa de nuevas descripciones para el 2023 también es alta. Según el Inabio hay más de una decena de especies en la etapa final de estudio, a la espera para ser publicadas.
La pandemia por el covid-19 influyó en el incremento de publicaciones
Jorge Brito, investigador del Inabio, explica que las nuevas descripciones de especies publicadas en el 2022 son el resultado de más de 10 años de trabajo e investigación de campo, y del fortalecimiento de los laboratorios institucionales.
“Durante la pandemia, cuando no podíamos salir a ningún lado por la cuarentena, nos sentamos a escribir todo lo que habíamos encontrado en una década de investigación de campo. El resultado es visible ahora que las publicaciones empezaron a salir”.
Las cifras del 2021 también fueron altas. Ese año se publicaron en revistas científicas internacionales 25 nuevas especies descubiertas en Ecuador.
Para los investigadores independientes, el incremento en el índice de publicaciones también está relacionado con un redoble de esfuerzos por conocer los hábitats amenazados.
14 especies de anfibios y 6 de reptiles se sumaron a la lista de animales endémicos del Ecuador
Mario Yánez es especialista en anfibios y reptiles. Él cuenta que desde el 2018 los hallazgos de nuevas especies de estos animales están en ‘una buena racha’ y con tendencia a incrementarse.
El 2022 fueron descritos 14 anfibios que se suman al listado de 669 especies conocidas en el Ecuador.
Uno de los hallazgos que más impactó a los expertos fue la Anura Hylidae, una nueva especie de Hyloscirtus. La rana, descrita por Juan Pablo Reyes, Claudia Koch, Juan Guayasamín y Diego Cisneros, tiene franjas de colores vibrantes sobre todo su cuerpo que son naranjas y amarillas en los ejemplares jóvenes y rojas en ejemplares adultos.
Fue encontrada en una expedición de campo en Tungurahua. Fue colectada cuando la rana descansaba en una bromelia, en el cerro Mayordomo, situado en el interior de la Reserva Machay de la Fundación Ecominga.
“Es una de las ranas más hermosas que tenemos en el país”, opina Yánez.
Otro descubrimiento que impactó a científicos en todo el mundo fue la descripción de una nueva especie de boa primitiva, que en su esqueleto muestra un vestigio de haber tenido pelvis. Se trata de la boa pigmea, una especie sumamente rara en Sudamérica.
La boa fue descrita por Mauricio Ortega, Alexander Bentley, Claudia Koch, Mario Yánez y Omar Entiauspe-neto. Los investigadores la encontraron en los bosques nublados del noreste del país.
Esta boa enana mide unos 10 centímetros de largo y pertenece a un nuevo género de serpientes de la familia Tropidophiidae. Se conoce que habita en las zonas bajas de la Amazonía y lo más probable es que se trate de una especie endémica del Ecuador.
Siete nuevos mamíferos fueron descubiertos el 2022
La cantidad de mamíferos descritos el año pasado rebasó el promedio histórico anual de descubrimientos. Siete nuevas especies de roedores fueron encontradas en los bosques nublados y en los páramos altoandinos del país.
Jorge Brito cuenta que el promedio anual de hallazgos de mamíferos era de entre dos y tres especies. El 2021, por ejemplo, se descubrieron tres especies.
"Fue un año histórico. En una sola publicación describimos cinco roedores del género chillomys", explica Brito, quien es especialista en micromamíferos.
Los roedores fueron capturados en los bosques nublados, en varias zonas de la Amazonía. Todos miden en promedio 8 centímetros, tienen un color gris ahumado y son insectívoros. Se diferencian entre sí por su estructura y morfología ósea.
Estos pequeños roedores cumplen un rol ecológico importante: controlan las poblaciones de insectos. Se conoce que forrajean en troncos en descomposición y que se alimentan principalmente de las larvas que crecen ahí.
Otra especie descrita el año pasado es el thomasomys burneoi, un ratón grande (mide 15 cm y pesa 150 gramos), colectado en la Laguna Negra, en Atillo, Chimborazo. Esta especie, endémica del Parque Nacional Sangay vive en bosques altoandinos, entre 3.500 y 4.000 metros de altura.
Se conoce que se alimenta de plántulas, semillas y hierba, por lo que se cree que cumple un rol de jardinero del ecosistema de páramo.
El hallazgo de nuevas especies es indispensable para la conservación
Muchas de las nuevas especies descritas por primera vez por la ciencia y colectadas en Ecuador llevan los nombres de benefactores, que donan fondos para la conservación de los hábitats amenazados en el país.
Mario Yánez explica que esto se hace con el propósito de gestionar nuevos fondos para la conservación de los ecosistemas, donde fueron encontrados los especímenes.
La Hyloscirtus Sethmacfarlanei, por ejemplo, fue llamada así en gratitud al productor norteamericano Seth Macfarlane, conocido por sus películas y series animadas como Padre de Familia o American Dad, quien hizo una de las donaciones más generosas para la conservación ambiental en el país.
La investigación en zonas vulnerables y amenazadas también es indispensable para motivar políticas públicas que promuevan la conservación de estos espacios.
Un 70% de las nuevas especies descritas en el 2022 fueron halladas en áreas protegidas, mientras que un 30% fueron encontradas en otros sitios.
La centrolene zarza, por ejemplo, fue encontrada en un área minera de Morona Santiago. Se trata de una pequeña rana verde endémica de la zona de Zarza, un ecosistema amenazado por la explotación de cobre.
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