'El Fondo Ambiental promueve la implementación de la Ordenanza Verde-Azul'
La directora Ejecutiva del Fondo Ambiental de Quito, Mónica Reinoso, se refiere a una nueva ronda de fondos concursables para impulsar proyectos sostenibles.
¿De qué se trata el Fondo Ambiental de Quito?
El Fondo Ambiental de Quito (FAQ) tiene 20 años. Se caracteriza por ser una institución pública-municipal, pero goza de autonomía.
Eso facilita los procesos de contratación pública con el Sercop, y también nos permite tener convenios a largo plazo con organismos de cooperación nacional e internacional, con empresas privadas. Eso también nos permite canalizar recursos.
¿Cómo se financia el Fondo?
Nos alimentamos de diversas fuentes. Una es el ingreso por recaudación de tasas y multas de la gestión ambiental. Es decir, temas de licenciamiento, permisos, certificaciones ambientales, que hace la Secretaría de Ambiente; así como de ingresos que provienen de multas de la aplicación de ordenanzas como la Verde-Azul, la de Incendios Forestales, la de Gestión de Residuos, entre otras.
Todo eso nos genera financiamiento y lo devolvemos a la ciudad, a través de fondos concursables. Actualmente estamos en la décimo cuarta convocatoria (2024-2025), con la que se asignarán 463.000 dólares y la temática especial se refiere a la ordenanza verde-azul.
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¿Cuántos recursos maneja el Fondo en promedio?
Entre tasas y multas hablamos de una recaudación entre 800 mil y 900 mil dólares. Otra fuente de ingreso es la cooperación internacional; es decir, asistencia técnica, convenios, proyectos. Y entre 2024 y en lo que va del año se ha movilizado 1,3 millones. Manejamos entre 2 y 2,5 millones de dólares, en promedio.
También hay una tercera fuente que son las aportaciones de la empresa privada y ese nicho se activó tras los incendios forestales del año pasado. Ha sido apoyo en recursos económicos y recursos en especie.
"Uno de los objetivos de la ciudad es el Plan de Restauración Ecológica, en donde nuestro rol es movilizar recursos, para canalizar al desarrollo de proyectos".
¿Qué tipo de iniciativas se están llevando a cabo para promover la sostenibilidad y la conservación de Quito?
Desde el Fondo Ambiental y a través de los fondos concursables nos permite tener un paraguas de proyectos, donde hay un rol protagónico de la sociedad civil, de las organizaciones sin fines de lucro, así como también de la empresa privada.
Ahora, el objetivo es el Plan de Restauración Ecológica, en donde nuestro rol es movilizar recursos, para canalizar al desarrollo de proyectos.
¿Por ejemplo?
Uno de esos proyectos que se ha canalizado con la cooperación internacional se lo ha hecho con la Secretaría de Movilidad.
El año pasado destinamos recursos para implementar un proyecto de pilotaje de autos eléctricos, dos para pasajeros y dos para transporte de carga, que lo hicimos con la Unión Europea (UE). Ahí fueron unos 236.000 dólares, en donde participó mano de obra ecuatoriana. Este ha sido un proyecto emblemático.
Desde la visión del Fondo, ¿Quito es una ciudad más consciente de la necesidad de promover su conservación y su sostenibilidad?
Creo que hay más participación. Desde nuestro lado vemos el interés de las organizaciones no gubernamentales, colectivos, sociedad civil, empresas, cooperación internacional, por invertir en la ciudad y tener este tipo de proyectos, que buscan que la política pública se vuelva una realidad.
Otro de nuestros proyectos emblemáticos tiene que ver con la educación ambiental, a partir de un proyecto ganador de fondo concursable. Los insumos sirvieron para construir la política de educación ambiental del DMQ.
Veo a la ciudad con bastante iniciativa para ser parte de la construcción de política pública y movilizar recursos para la ciudad.
"Hay más participación de las organizaciones no gubernamentales, de colectivos, de la empresa privada, de la sociedad civil, para trabajar por la conservación de Quito".
En esa perspectiva, qué tipo de iniciativas pudieran interesar más: agua, espacios verdes…
Van de la mano. El ecosistema como tal, el arbolado urbano, las áreas de protección, el subsistema metropolitano de áreas protegidas, los páramos de Quito, las quebradas, sin duda tienen esa mezcla. Y esa combinación es lo que denominamos sistema de infraestructura verde-azul.
Y también la gestión del agua. Ahora mismo, la gestión del agua lluvia, por la época invernal; la protección de nuestra cuencas hídricas. Entonces, ese match, entre lo verde y azul, es lo que abarca la ordenanza.
¿A partir de la aprobación de la Ordenanza Verde-Azul (julio 2023) su implementación ha traído cambios?
Podemos mencionar un ejemplo práctico. Nosotros financiamos con la Unión Europea y el Consorcio Clever Cities un proyecto de cooperación internacional donde se construyó una Guía de Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN).
Es decir, cómo potenciamos los servicios que nos da la naturaleza en favor del ser humano. A través de esta Guía, la Secretaría de Ambiente pone a disposición de todas las instituciones municipales su implementación.
En lo práctico, una SBN son las aceras verdes, los parterres verdes, techos verdes, jardines verticales, jardines de lluvia. Entonces, en algunos sitios de Quito ya se ven esas SBN; hay siembra de plantas nativas, recuperación de especies, control de plagas con plantas nativas.
¿Qué pasa con el sector de la construcción?
En los diseños que está haciendo la Epmaps, por ejemplo, para las plantas de tratamiento de agua ya se consideran estas SBN.
Entonces, el uso de estos productos tiene que terminar en la política pública. Ahí ya se ven cambios en la implementación de la ordenanza verde-azul.
Si bien son acciones que van sumando en el espacio público, ¿cuál es la respuesta de la gente?
Hay datos puntuales. Por ejemplo, en la reforestación que fue en noviembre del año pasado, como Fondo nos encargamos de todo el proceso de movilización de recursos, pero también de la movilización del capital humano.
Se desplazaron unas cinco mil personas que fueron a los sitios que organizó la Secretaría del Ambiente. Pero no solo son las personas, también se han sumado más empresas, unas 50 desde octubre pasado, que han decidido dar este aporte económico para la ciudad y no solamente para estas zonas de incendios forestales.
¿Cómo distinguir que esa contribución sea por convicción y no por quedar bien con la autoridad?
Ha sido un despertar de las empresas el involucrarse, sobre todo cuando se ofrecen proyectos a largo plazo. Creo que ahora hay más conciencia ambiental de las empresas porque además ya deben cumplir estándares nacionales e internacionales.
Además, es un factor de calidad, de diferenciación y el hecho de que tengan procesos de responsabilidad social y ambiental a largo plazo. Veo que hay la decisión de apoyar a la ciudad y a sus procesos ambientales de largo plazo.
La transparencia, la conciencia y la participación son tres aspectos que vemos en la gestión de la empresa privada.
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¿Qué interesa a las empresas de Quito, desde la perspectiva ambiental?
Primero, el que exista una política pública. La Secretaría de Ambiente cuenta con una política que es su Plan 2034, en donde el propio Municipio establece –por ejemplo- cuáles son las zonas en donde se tiene que reforestar y el tipo de especie que se requiere.
Las empresas pueden verificar lo que se hace con sus aportes, se siente en la libertad de ir a ver sus árboles. Son espacios municipales públicos, donde hay este valor diferenciador.
¿Qué se busca con la décimo cuarta convocatoria y en qué se invertirán los 463.000 dólares?
Primero, buscamos poner en práctica la política pública. La convocatoria está enfocada en proyectos de infraestructura verde-azul; responde al acuerdo 2034 que también nos establece que la ciudad debe contar con proyectos SBN e infraestructura verde-azul, así como lo que dicta el Plan de Ordenamiento Territorial y Uso de Suelo.
Hay dos categorías de proyectos, una que va desde los 20.000 a 40.000 dólares y otra de 40.000 a 100.000 dólares. Se esperarían unos siete proyectos.
¿Qué tipo de proyectos?
La idea es que respondan a esas necesidades verde-azul que tiene la ciudad. Es decir, ver jardines verticales, ver jardines de lluvia, conectores verdes.
Que los adultos mayores o los niños puedan tener acceso a espacios verdes y el contacto con la naturaleza.
También, estrategias de remediación y mitigación a los incendios forestales son parte del abanico del alcance de posibilidades que nosotros establecemos. Sobre esa base esperamos que haya propuestas que sean sostenibles.
¿Qué esperan de las participaciones a estos fondos concursables?
Justo uno de los parámetros que ponemos en las bases del concurso es que nos presenten cuál va a ser su estrategia de sostenibilidad. Que sean proyectos sostenibles a largo plazo y que eso vaya a involucrar a la comunidad.
Hay puntos a favor de las organizaciones que presenten cartas de apoyo del barrio, de la comunidad, porque eso significa que se ha hecho un proceso de socialización del proyecto. La participación de las mujeres es sumamente clave. Y en esa estrategia, el Municipio espera ver cómo esas propuestas son escalables y replicables.
¿Hasta cuándo se recibirán las propuestas?
Hasta el 7 de marzo del 2025, a las 16:30. Más información en este link.
Mónica Reinoso Paredes. Directora Ejecutiva del Fondo Ambiental de Quito. Con más de 15 años de experiencia ha liderado iniciativas de conservación, educación para el desarrollo sostenible y gestión del cambio climático. Posee una Maestría en Estudios Interdisciplinarios de Sostenibilidad, especializada en Cambio Global y Ciencias y Gestión del Clima, por la Universidad Autónoma de Barcelona.