Ecuador está entre los 30 países que más consumen agua embotellada
Por Isabel Alarcón
Comprar agua embotellada puede parecer una opción más cómoda y segura, frente a beberla directamente del grifo. De hecho, un ecuatoriano compra en promedio 134 botellas pequeñas (500 ml) cada año. Esta cifra, ha colocado a Ecuador en el puesto número 30 de los países que más consumen este producto por habitante.
Esta acción, que para muchos ya es una costumbre, no solo contribuye con la generación de basura, sino que esconde un problema mayor.
Un estudio del Instituto de Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas en Hamilton, Canadá, publicado en el marco del Día Mundial del Agua, demuestra que la industria del agua embotellada ayuda a esconder la falla de los sistemas públicos en proveer el recurso limpio y seguro para todos.
Alrededor de un millón de botellas de agua se venden cada minuto en el mundo. Esto representa más de USD 270 000 millones.
Kaveh Madani, director de este instituto, explica que, cuando se establecieron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se estimó que se necesitaría una inversión anual de USD 114 000 millones desde 2015 a 2030 para alcanzar el objetivo de acceso universal al agua segura.
Es decir, con la mitad de lo que se destina a la industria del agua embotellada cada año, se podría contribuir a que las 2 000 millones de personas, que actualmente no tienen acceso a agua potable de calidad, abran el grifo y cuenten con este recurso libre de contaminación.
Un crecimiento dispar
Esta industria ha crecido en un 73% desde el 2010 al 2020. Se espera que hasta el 2030, pase de los USD 270 000 millones de ingresos a USD 500 000 millones.
Por otro lado, en el 2020, 74% de la población mundial pudo usar agua segura. Esto, en comparación con el 62% que se registró en el año 2000. Lo que demuestra que, en este caso, hubo un aumento del 12% de beneficiarios en 20 años.
A pesar del progreso, esta cifra no es suficiente para alcanzar la meta 6 de los ODS. Que está relacionada a “lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos”.
A menos de siete años de la fecha límite, todavía 1 de cada 4 personas en el mundo carece de una fuente de agua potable segura en su hogar.
Las razones del uso de agua embotellada varían de acuerdo con la región
Para Inty Gronneberg, presidente de Ichthion de la Fundación Circular, en el país y en el mundo hay mucho desconocimiento sobre los impactos de consumir agua en botella. Sin embargo, no cree que la culpa sea del consumidor, sino de la falta de impulso a procesos más sostenibles.
El reporte muestra que las justificaciones para optar por este producto varían dependiendo de la región. En los países desarrollados, o conocidos como del norte global, esta agua es percibida como más saludable y con mejor sabor que la que se obtiene del grifo. En estas zonas es más un lujo, que una necesidad.
En el sur global, que representa el 60% de las ventas mundiales de este producto, su compra está asociada con la ausencia de fuentes seguras de agua para el consumo humano y con problemas asociados a la baja inversión en infraestructura.
“Es impresionante como en muchos lugares de nuestra región los programas todavía se enfocan en tener plantas envasadoras en lugar de enfocarse en mejorar la calidad del sistema de distribución”, dice Jocelyn Valencia. Para esta ingeniera ambiental, esto ha ocasionado que se potencie la industria y la contaminación, y no se fomente el acceso a agua potable.
Cada ecuatoriano destina USD 50 al año en agua embotellada
De acuerdo con este reporte de ONU, cada habitante de Ecuador consume 67 litros de agua embotellada cada año. Chile, que está en el puesto número 15 (con 121 litros), y México, en el 28 (con 68 litros), son los dos únicos países de América del Sur que superan el consumo per cápita de Ecuador.
La lista la lidera Singapur, donde por persona se consumen 1 129 litros. Esto es casi 17 veces la cifra de Ecuador. En segundo puesto se posiciona Australia con 504 litros.
Mientras el promedio que gasta cada habitante del planeta en agua embotellada por año es de USD 30 a USD 40, en Ecuador es de USD 50 a USD 100.
Gronneberg explica que en el país hay “un contraste muy grande”, ya que en algunas ciudades la calidad del recurso es muy buena, mientras otras no tienen ni siquiera agua potable.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) muestran que el 26,6% de la población en Ecuador no puede acceder a una agua segura de la fuente. En la Amazonía el porcentaje asciende a 45,3%.
Impactos en distintos ámbitos
Por otro lado, la extracción de agua sin límites en los lugares donde se encuentran las plantas embotelladoras puede afectar también a las comunidades al dejarlas sin el recurso. En el estudio se calcula que, para producir una botella de un litro, se usan en realidad tres litros de agua.
También hay problemas en su precio. Gronneberg explica que, en realidad, menos del 10% de lo que se paga representa el costo del agua, el resto es por la botella. Según el estudio de la ONU, el litro de agua embotellada puede costar entre 150 a 1.000 veces más que el valor que cobran las municipalidades por el recurso.
Los impactos en el ambiente son los más conocidos. El mundo genera alrededor de 600 000 botellas plásticas, que representan 25 millones de toneladas de desechos plásticos. Este es el peso de cinco millones de elefantes. La mayoría va a parar al océano o bosques, o no reciben manejo alguno.
Iniciativas locales para agua segura y de calidad
Gronneberg ha visto de cerca esta problemática. Mediante la iniciativa Ichthion se han instalado cuatro sistemas de tecnología Azure para detener gran parte del flujo de plásticos que se moviliza por los ríos del país y así evitar que llegue incluso a lugares como las islas Galápagos.
Esto se complementa con el proyecto Galapaxy que consiste en instalar estaciones de recarga de agua en diferentes puntos del país. La idea es motivar a las personas a rellenar sus envases. Cada estación evita el uso de 60 000 botellas por año.
YakuPura es otra de las iniciativas que promueve el consumo de líquido vital seguro y accesible. Jocelyn Valencia, una de las creadoras y gerente general del proyecto, explica que este es un pequeño filtro que se coloca en el grifo y purifica el agua, a través de productos naturales.
“Tomar agua filtrada era super costoso y estábamos cansadas de tomar agua embotellada”, dice Valencia. Por eso, junto con Carolina Placencia y Danilo Mendoza, crearon esta iniciativa.
Sus cifras indican que cada filtro evita, en promedio, el uso de 250 botellas de agua. En los cuatro años de su existencia, se calcula que han reemplazado a más de un millón de estos envases plásticos.
El estudio enfatiza que, no solo es necesario el cambio de hábitos de quienes pueden decidir entre comprar o no una botella. Las políticas locales, los gobiernos y las industrias deben impulsar sistemas de agua accesible y segura, en lugar de ver a la embotellada como la solución.
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