705 millones de m3 de agua potable desaparecen en las tuberías por las fugas

705 millones de m3 de agua potable desaparecen en las tuberías por las fugas
EMAPA de Ambato redujo el porcentaje de agua no contabilizada con un sofisticado sistema para la detección de fugas invisibles. Foto: cortesía Emapa

Por Cristina Márquez

El desperdicio de agua potable creció en el Ecuador. El volumen de agua no contabilizada subió de 696,2 millones de metros cúbicos (m3) en el 2019 a 705,83 millones en el 2020.

Esto significa que esa cantidad de agua, que equivale al 48.4% del agua potable del país, desapareció en las tuberías y no llegó a los hogares de los usuarios.

Las fugas ocasionadas por los sistemas obsoletos de conexión siguen siendo la principal causa del desperdicio. Las empresas públicas de agua potable también reportaron el hallazgo de conexiones ilegales y facturas inexactas por daños en los medidores.

La cantidad de agua que se pierde contrasta con la cantidad de familias que no tienen acceso a este servicio. Según el último boletín estadístico de la Agencia de Control y Regulación de Agua, solo el 78,8% de hogares ecuatorianos tiene acceso al agua potable.

El 21,2% restante está principalmente en el sector rural. Allí la gente toma el agua de vertientes naturales, pozos, ríos… Este fragmento de la población también es el más afectado por la desnutrición crónica infantil (DCI), un mal atribuido, entre varias causas, al consumo de agua contaminada.

Las tuberías obsoletas son la principal causa del desperdicio

El reemplazo de los sistemas de conexión de agua potable en el país implica una inversión millonaria que no todas las empresas municipales de agua potable y alcantarillado están en la capacidad de cubrir.

Mientras tanto, los municipios más grandes tienen planes para el reemplazo paulatino de tuberías de asbesto y cemento por tuberías plásticas, hay otras empresas con altos montos en carteras vencidas y sin dinero para invertir en mejoras.

En el Distrito Metropolitano de Quito, por ejemplo, hay 7.774 km de tuberías que deben ser reemplazadas. Esas conexiones de asbesto y cemento ya superaron su vida útil y son proclives a las fugas debido que soportan permanentemente una gran presión.

Fernanda Villavicencio, subgerente de la Empresa Pública de Agua Potable y Alcantarillado de Quito, explica que la entidad invierte cada año unos USD 3 millones para reemplazar las tuberías. La empresa tiene programado el cambio de unos 4 kilómetros de tuberías en cada sector.

Actualmente se realizan trabajos en Amaguaña y Calderón. En estos sectores los reportes de fugas se receptan a diario. Villavicencio calcula que el 70% del total de denuncias que se atienden al día están relacionadas con fugas de agua.

"Estamos reemplazando las tuberías de asbesto por PVC, con accesorios adecuados y tomando muchas previsiones técnicas, para evitar las fugas y el desperdicio", explica la subgerente.

Pablo Yánez, un ingeniero civil especializado en sistemas hídricos, recabó para su tesis información sobre los sistemas de agua potable del país. "El 68% de empresas de agua potable y alcantarillado opera con conexiones que ya sobrepasaron su vida útil. El problema con estas tuberías es que no tienen los diámetros adecuados para soportar la presión hídrica, están llenas de fugas y muchas de ellas son invisibles. Esa es la razón de que la cifra de agua no contabilizada sea tan alta", explica.

Municipio de Ambato redujo el desperdicio con tecnología israelita

La Empresa Pública de Agua Potable de Ambato logró reducir su porcentaje de agua no contabilizada del 39% al 32.77% en seis meses. Lo hizo, contratando un sistema para la detección de fugas invisibles.

Mauricio Reyes, técnico del departamento de control de agua, explica que un proveedor israelí les dotó de un software especializado y un sistema cartográfico que muestra las zonas con mayor humedad interna. Así se logró detectar 193 puntos de interés.

Los técnicos de esa unidad recorren los puntos identificados por el sistema cartográfico en las noches y madrugadas. Ellos usan geófonos acústicos para escuchar cuidadosamente el paso del agua por las tuberías y detectan así donde hay posibles fugas.

"Ya hemos logrado detectar 180 fugas de agua y están en reparación. Algunas de ellas generaban un gran desperdicio, pero no las veíamos porque el agua se estaba filtrando al subsuelo y no a la superficie, como ocurre con otras fugas que son fáciles de detectar y que reparamos de inmediato", dice Reyes.

Ambato invirtió en este sistema de alta tecnología unos USD 76 000.

"El conocer dónde están las fugas también nos ayudó a diseñar una estrategia de reparación. Las fugas coinciden con los sectores que tienen las conexiones más antiguas, algunas hasta de 50 años de antigüedad, nuestros esfuerzos están ahora enfocados en reemplazar las tuberías de esa red", dice Reyes.

El desperdicio equivale a USD 327,67 millones

La cantidad de agua que desaparece en las tuberías equivale a una pérdida económica de USD 327,67 millones, un monto equivalente al 0.3% del Producto Interno Bruto del país.

Para Luis Terán, activista e investigador, la pérdida económica no es más grave que la pérdida del valioso líquido vital.

"Es increíble pensar que mientras en el mundo hay niños que se están muriendo porque no tienen agua, o que en nuestro mismo país hay niños que consumen agua contaminada con heces fecales, más de 700 millones de metros cúbicos de agua tratada se desperdician", se lamenta.

Terán destaca el alto valor del agua considerando que en el mundo solo el 3% del agua es dulce, y de esta cantidad solo el 12.14% es accesible y solo el 0.34% apta para el consumo humano.

"Es más que necesario, es urgente, tomar acciones para evitar ese volumen de pérdida de agua. Simultáneamente, los esfuerzos se deben concentrar en el derecho de la niñez de acceder al agua segura", dice. 

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