Humedales. Cortesía de la Prefectura de Tungurahua

Unas 42.000 hectáreas de páramos aportan al abastecimiento de agua en Tungurahua. Foto: cortesía Prefectura de Tungurahua

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Las comunidades protegen los humedales andinos 

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Por Cristina Márquez

148 humedales distribuidos en las cuatro regiones del Ecuador abastecen de agua a las ciudades. Estos son los reguladores de los regímenes hidrológicos y el hábitat de una amplia biodiversidad.

La reforestación de especies nativas, la creación de corredores ecológicos y la búsqueda de alternativas productivas son algunas de las estrategias que se impulsan en todo el país para proteger los humedales.

Según World Wetlands Day, una iniciativa que celebra el Día internacional de los Humedales con testimonios, fotografías, financiamiento para proyectos de conservación y otras actividades, el mundo perdió el 35% de sus humedales en 40 años.  

En ese sentido, pese a su importancia para la sobrevivencia del planeta, la ganadería, el avance de la frontera agrícola y tala indiscriminada, ponen en peligro a estos delicados ecosistemas que cumplen un rol ecológico fundamental para la vida.

Los manglares, pantanos y otras superficies inundadas en la Costa son el hogar de centenares de especies. Como aves acuáticas, moluscos, crustáceos… y plantas que con sus densas raíces controlan la fuerza y la velocidad de las corrientes marinas.  

Estos humedales incluso son barreras naturales. Resguardan las costas de las inundaciones y la principal fuente de ingresos económicos de las comunidades que viven en esas zonas.

Los humedales altoandinos, en cambio, son reservorios gigantes de agua que abastecen de ese líquido vital a las ciudades.

Además, cumplen un rol crucial en la lucha contra el cambio climático. Porque los suelos del páramo almacenan mucho más dióxido de carbono que los suelos tropicales. Los humedales andinos impiden las emisiones de ese gas de efecto invernadero.

CORTESÍA ESPOCH (6) HUMEDALES
Estudiantes y docentes de la Espoch investigan los humedales de Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo para realizar un inventario de emisiones de dióxido de carbono y medir la calidad del agua.. Foto: cortesía Espoch

19 humedales del país fueron designados como sitios Ramsar

El agua que nace en los humedales del complejo Llanganati, en el Parque Nacional Llanganates, es una de las más puras del Ecuador. No tiene coliformes, metales pesados ni otros contaminantes.

“Es uno de los ecosistemas de páramo mejor preservados del país”, dice Andrés Beltrán, investigador de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch).

Este complejo lacustre de 30.335 hectáreas fue designado como un sitio Ramsar en el 2008, es decir, es un humedal catalogado como de importancia internacional.

Obtuvo esta designación debido al buen estado de conservación de los páramos y a que es el hogar de más de 231 especies de aves, 46 de mamíferos y 23 de anfibios y reptiles. Al menos 97 de esas especies están amenazadas, en peligro y en peligro crítico de extinción.

“Nosotros sabemos lo que valen nuestros páramos, aquí está toda la reserva de agua de las comunidades por eso cuidamos tanto los humedales”, dice María Toaquiza, lideresa de la comunidad San Martín, en Tungurahua.

Según el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate), en Ecuador hay 1’056 659 hectáreas de humedales declarados de importancia internacional por la Convención de Ramsar, un tratado intergubernamental que busca conservar más de 256 millones de hectáreas en 174 países.

Esta cifra difiere de la reportada en el portal de Ramsar, donde se indica que 1’070 483 hectáreas tienen esta designación.

Los humedales ecuatorianos están en 19 sitios: siete en la Costa, ocho en la Sierra, tres en la Amazonía y uno en Galápagos. El 86% de la extensión total de esos humedales está dentro de un área protegida mientras que el 14% no cuenta con una protección oficial.

El sitio Ramsar más grande del Ecuador es el complejo de humedales Cuyabeno Lagartococha Yasuní, que supera las 770 000 hectáreas. Allí hay bosques inundables, ríos, lagos y estanques donde viven alrededor de 1 500 especies de plantas, 600 especies de aves y 167 especies de mamíferos.

También alberga comunidades ecológicas de palma del moriche y especies de plantas endémicas y vulnerables como las hierbas terrestres reldia multiflora y nautilocalyx glandulifer. Así como mamíferos acuáticos amenazados, como el manatí amazónico, nutrias gigantes y delfines de río.

114 000 hectáreas de humedales abastecen de agua a Riobamba, Ambato y Latacunga

"Lo que la gente debe recordar hoy es que el agua no nace en la llave, el agua nace en el páramo y traerla hasta la ciudad implica un esfuerzo enorme de conservación", dice Hipatia Hinojosa vocera de la Dirección Ambiental de la Prefectura de Tungurahua.

Ambato y otros tres cantones de esa provincia se abastecen de las vertientes de agua, que nacen en 42 000 hectáreas de páramos de la cordillera andina.

El agua que captan los reservorios de Mulacorral y Chiquihurco proviene de pequeños riachuelos. Estos se forman con el agua que las plantas atrapan en sus hojas y raíces, y que liberan poco a poco.

Los pajonales y principalmente las almohadillas de páramo, también actúan como una especie de esponja que atrapa la humedad de la neblina y la lluvia, y la retiene. Las plantas filtran la humedad al suelo en la parte alta de las montañas. Eso hace que ojos de agua aparezcan en las partes bajas.

Los deshielos del Chimborazo se retienen en 16 humedales, el agua luego aparece, unos kilómetros más abajo, en al menos 20 ojos de agua que nacen en la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo.

Así es como se capta el agua que abastece alrededor del 60% de los hogares de Riobamba y Guano, en Llio y San Pablo, dos de las vertientes con mayor cantidad de agua. Allí se mira como el agua brota a borbotones, se captan unos 200 litros por segundo.

En Cotopaxi, en cambio, los 260 000 usuarios dependen del agua que se capta de vertientes superficiales. La mayoría está en el Parque Nacional Cotopaxi. Allí las quebradas, como El Purgatorio, se alimentan de pequeños riachuelos que nacen de las almohadillas y los pajonales.

Cortesía MAATE DZ3 (7) HUMEDALES
Guardaparques del Maate hacen un monitoreo hídrico en Tarugaspungo, uno de los humedales de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo. Foto: Cortesía de la Dirección Zonal 3 del Maate.

El carbono del Páramo está resguardado por los humedales

Un grupo de investigadores de la Espoch estudia los humedales de Chimborazo, Tungurahua y Cotopaxi junto a la Universidad Santiago de Compostela desde hace cuatro años. Los docentes de la Facultad de Recursos Naturales recorren el Parque Nacional Sangay y el Parque Nacional Llanganates para determinar la calidad del agua y para hacer un inventario de las emisiones de dióxido de carbono.

El suelo de los páramos contiene una gran cantidad de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero. Sin embargo, no hay emisiones y eso se debe a los humedales, a la altura y a la temperatura gélida.

"Esos factores ralentiza la descomposición de la materia orgánica", explica Andrés Beltrán, investigador y director de la carrera de Recursos Naturales.

Los estudios que efectuó el equipo también mostraron que mientras en las zonas altas de Chimborazo y Tungurahua los humedales están mejor conservados, en sitios como el Complejo Lacustre de Atillo, el agua está más contaminada debido a las actividades turísticas y a la ganadería.

Beltrán explica que esa última actividad pone en riesgo el equilibrio del ecosistema. Esto, por la presión del ganado sobre el suelo, que lo compacta e impide el crecimiento de la cobertura vegetal nativa y lo expone a la erosión.

Municipios y comunidades tienen ideas para la conservación

Las verduras que cosecha y comercializa la familia Ajitimbay ya no se siembran en el páramo. Los agricultores utilizan estructuras modernas que se riegan por goteo o aspersión en Tizayambo, donde está uno de los humedales más importantes de Tungurahua.

Hipatia Hinojosa explica que ese es un ejemplo de emprendimientos productivos ecológicos que han logrado frenar el avance de la frontera agrícola en esa zona.

Hace 10 años los páramos que abastecen de agua a Tungurahua se estaban deteriorando. La agricultura no prosperaba por la falta de agua y las familias optaban por la ganadería, lo que causó una sobrecarga animal.

Las vertientes de los páramos de Llangahua, por ejemplo, estaban reducidas. La captación no supera los 47 litros por segundo. La unión de 27 comunidades que se comprometieron a rescatar el ecosistema se tradujo en un cambio: las vertientes crecieron y la captación subió a 140 litros.

La Prefectura de esa provincia ahora tiene 32 planes de manejo de los páramos en ocho cantones. Cada año se invierten USD 2.3 millones en proyectos productivos ecológicos, el monitoreo hídrico y la creación de corredores ecológicos.

Cortesía de la Prefectura de Tungurahua (4)
27 comunidades de Tungurahua se aliaron al Gobierno Provincial para preservar los páramos. Ellos organizan mingas, reforestan los corredores biológicos y participan en otras actividades de conservación de los humedales. Foto: cortesía de Prefectura de Tungurahua

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