Se puede 'conchar' en Sálima y Bunche, pero de modo sostenible
Ayuda en Acción apoya la reforestación de los manglares y su cuidado. Lo más importante es la participación comunitaria.
Es necesario entender la situación actual en los manglares de Sálima y Bunche, en Muisne, Esmeraldas, mantener una gestión sostenible y volver a medir el carbono azul en cinco años, sostiene Eduardo Michuy.
Él es el coordinador de la zona norte de Ayuda en Acción Ecuador, que junto a la Universidad del Valle de Colombia y otras entidades investigó la emisión de carbono azul en esos dos ecosistemas de manglar.
No se puede dejar de “conchar" pero hay que hacer una gestión responsable. Y para ello es necesario fomentar la investigación y la innovación, la integración y la articulación a escala local y empresarial, junto con las instituciones, afirma.
Su intervención fue parte de la explicación de la “Investigación para estimación de carbono azul en los ecosistemas de manglar de Sálima y Bunche, cantón Muisne, Esmeraldas”, el 23 de enero de 2025, en Quito.
Uno de los hallazgos es que estos manglares no generan todo el carbono azul que pudieran, por el avance agrícola, ganadero y acuícola y la falta de planificación del desarrollo urbano, industrial y turístico.
Por eso uno de los objetivos es el replanteamiento de las políticas de desarrollo en la zona, reconociendo no solo el valor ecológico de los manglares sino también económico y cultural para las comunidades costeras.
Mujeres liderando el cambio
La investigación es parte del trabajo de Ayuda en Acción para recuperar áreas degradadas en Muisne mediante la reforestación, el compromiso comunitario con la conservación y la sostenibilidad de los recursos para las poblaciones.
El proyecto global se denomina “Mujeres liderando la producción resiliente al cambio climático y la gestión sostenible de los manglares y de la reserva marino-costera Galera San Francisco”, en Esmeraldas.
Los objetivos son ambiciosos: conservar la biodiversidad, mitigar el cambio climático, proteger la costa, apoyar el desarrollo sostenible de las comunidades e integrar a los actores locales de la zona.
Más tarde, Michuy condujo un conversatorio en el que participaron dirigentes locales y técnicos. Rosa Torres, vicepresidenta de Asopebunche, fue una de las participantes.
Detalló algunos de los problemas del día a día. “Hallamos basura plástica, las lluvias tapan los huecos de donde sacamos el producto”, dijo. Otra dificultad es que algunas personas recogen conchas de poco tamaño y destruyen el ecosistema.
“Donde antes recogíamos unas 1.000 conchas en cuatro horas ahora recogemos unas 80”, recalcó. Asimismo, destacó la importancia de evitar a los intermediarios en la cadena de venta y ofrecer precios justos.
En conversación con este medio, detalló lo que ha significado el proyecto para la vida de los manglares y las comunidades.
“Sin el proyecto ya no existirían los mangles y nosotros mismos no existiríamos: nos habrían acabado los oleajes, las enfermedades, aquí tenemos aire puro”: Rosa Torres
Recordó que una de las primeras acciones fue la capacitación para manejar drones y ver las áreas protegidas. Luego vino la capacitación en género, manejo organizacional, capacitación ambiental.
También se han hecho varias actividades para conservar los manglares: recuperación de superficie, replantación de mangle y creación de viveros con la participación de 30 mujeres y 25 jóvenes de las comunidades.
Los resultados: recobraron de 5 hectáreas y 1,000 metros lineales de manglar, crearon 2 viveros con 7.000 plántulas y aumentaron la conciencia ambiental de las comunidades, especialmente mujeres y jóvenes.
“Lo más importante es hacer la limpieza de los manglares, los ríos y el pueblo mismo. 70 ú 80 personas estaremos hoy (29 de enero) trabajando en Bunche, desde la mañana hasta el mediodía”, dice Torres.
Y comenta entusiasmada que desde el 27, por el Día de la Educación Ambiental, lo están haciendo en cada comuna de Muisne: Chamanga, Sálima, Bolívar, Cabo San Francisco.
Red Mangle, una solución
Otro resultado palpable del proyecto es la Red Mangle de Muisne, en el cual se ha unido tres organizaciones pesqueras. Asopesbunche, Asopesanjocha y Asopesarisa.
Se trata de una Red con un sistema de trazabilidad del producto, con monitoreo de flota, estadística pesquera y gestión de pesquerías. El resultado es un mejor precio al productor, con menos intermediarios y con oferta digital al consumidor.
Torres comenta que la idea es que lo que se recoge y pesca en manglares, ríos y mar de la zona tenga precio justo y vaya directamente al consumidor. “Red Mangle está embarcada con todos los productos que tiene”, dice.
El objetivo es que la concha, por ejemplo, tenga el precio y el tamaño (4,5 centímetros de altura) adecuados. Y que los peces como el dorado, que ahora está en temporada, lleguen a precios razonables al consumidor.
La miniempresa oferta el producto directo de su pesca y también lo transforma y lo vende en mercados de otras ciudades. Aparte de los peces y camarones ofrecen hamburguesas e incluso salchichas.
Ayuda en Acción nos ha apoyado con materiales para trabajo, equipos, señalética. Hace los catálogos, maneja las redes sociales, crea la página para que los productos de las organizaciones sean conocidos, dice Rosa Torres.
Y recuerda que también ayudaron a implementar, por ejemplo, viveros de conchas, y piscinas para chame y cangrejo.
Jacinto Vilela, agrónomo especializado en Liderazgo, Cambio Climático y Ciudades, que hace trabajo de campo en el estuario, explica que Red Manglar la forman comunidades ancestrales que cuentan con acuerdos de uso de ese ecosistema.
Hace notar que para renovar cada diez años el acuerdo de uso, las comunidades deben tener un plan de manejo, demostrar un uso racional del recurso y someterse a monitoreo, control y vigilancia.
Considera que se han hecho importantes avances en reforestación de los manglares, en sensibilización a las comunidades y en tareas cotidianas como la recolección de desechos que van al manglar.