El proyecto eólico Huascachaca, con posturas divididas respecto a su operación
Por Cristina Márquez
Aplausos y gritos de emoción se escucharon la noche del 26 de enero de 2023, cuando operarios de Elecaustro izaron el último de los 14 aerogeneradores del proyecto eólico Minas de Huascachaca construido en Saraguro, Loja.
Con este proyecto la empresa espera producir 50 megavatios por hora, para abastecer de energía limpia a 90 000 hogares ecuatorianos, emprendimientos e industrias. El proyecto promete también reducir la emisión de unas 76 000 toneladas de CO2.
Mientras un grupo de empresarios y ciudadanos celebra la nueva dotación energética, organizaciones y activistas ambientales manifestaron su preocupación. A ellos les inquieta el impacto que podría tener la operación del parque eólico, en un grupo de cóndores andinos que han sido identificados en la zona sur del país.
La Fundación Cóndor Andino, que se alió con otros grupos pro ambiente, denuncia que dentro del estudio de impacto ambiental del proyecto se omitió la presencia del cóndor en el área de operación.
De acuerdo con su investigación, los dormideros y zonas de percha (sitios donde descansan las aves) están peligrosamente cerca de las torres con las aspas que generan la energía.
Minas de Huascachaca: energía inagotable y sin contaminación
A diferencia de la energía hidroeléctrica, que depende del caudal de los ríos, la energía eólica no se agota, se produce sin contaminación y tiene altos niveles de eficacia en su conversión. Eso significa que es más fácil transformar la energía del viento en energía eléctrica.
Además, la energía eólica reduce el uso de combustibles fósiles.
Alejandro Dávalos, docente e investigador de la Universidad Nacional de Loja, explica que los proyectos eólicos, como Huscachaca, apuntan a la descarbonización y a la sostenibilidad.
“Que Ecuador invierta en energía verde, renovable y sostenible nos pone en el mapa de los países comprometidos con el cuidado del planeta y con las metas de las Naciones Unidas, para erradicar la pobreza. Eso atrae la inversión”.
La construcción del proyecto, el mantenimiento y las obras complementarias generarán unas 450 fuentes de empleo directo, por lo que dirigentes y autoridades locales mostraron su apoyo.
“Desde el ayuntamiento hemos dado todas las facilidades para que el proyecto se construya y culmine la obra. Hay mucha expectativa por el progreso que traerá para nuestra localidad, ya hemos visto gente que viene de otros cantones a ver cómo funcionan las hélices gigantes. Esperamos activar el turismo y la economía”, dijo Kiko Tituaña, concejal del Municipio de Saraguro.
El parque eólico más grande del país registra un avance del 98%
Minas de Huascachaca es el tercer parque eólico construido en el país, pero es el más grande. Otros dos proyectos funcionan en el archipiélago de Galápagos y en El Villonaco, ubicado también en Loja.
La empresa pública Elecaustro S.A. identificó en el 2004 a la parroquia San Sebastián de Yuluc, del cantón Saraguro, como una zona de alto recurso eólico, apta para la generación de energía. Ese año se hicieron estudios de prefactibilidad y en el 2008, estudios de factibilidad.
La parroquia está ubicada a 1 400 metros de altitud, en los ramales de la cordillera andina, en la estribación occidental, por lo que hay áreas extensas con climas cálidos.
La zona es árida, con poca vegetación y se caracteriza por sus suelos erosionados por el agua y el viento. Su geografía está constituida por mesetas relativamente planas, separadas por quebradas. Esas características vuelven al sitio ideal para la generación de energía eólica.
Las 14 turbinas de la marca Dongfang fueron importadas desde China y recibidas en Ecuador con una ceremonia especial, para celebrar la generación de energía limpia. Tienen 20 años de vida útil y cada una puede generar hasta 3570 megawats por hora.
La fase experimental del proyecto se inició el 3 de diciembre de 2022, con la operación de ocho aerogeneradores y culminará el 30 de marzo del 2023. Luego, iniciará la operación comercial del parque eólico.
El Gobierno Nacional invirtió cerca de USD 90 millones en el proyecto.
Fundación Cóndor Andino teme por el bienestar de una subpoblación de cóndores
Chunca fue capturada en el 2015, en Cotopaxi. Los exámenes que le practicaron los técnicos de la Fundación Cóndor Andino mostraron que se trataba de una hembra, adulta temprana, que tenía alojados en su cuerpo dos perdigones.
Esta ave, que fue marcada con el número 10, recibió atención veterinaria y luego fue liberada en su hábitat.
“Voló hacia el norte, hasta Colombia, luego volvió y se estableció en el sur del Ecuador. Gracias a ella descubrimos que hay una subpoblación de 28 cóndores, que tienen su área de acción en el norte de Loja, El Oro y Morona Santiago”, dice Fabricio Narváez, director ejecutivo de la Fundación Cóndor Andino.
La Fundación monitorea los movimientos de Chunca con un radar instalado en su ala. En un seguimiento de campo que se efectuó en el 2017, los técnicos descubrieron que la cóndor 10 ya tiene una pareja y que probablemente ya fue madre.
En el censo nacional de cóndores que se efectuó en seis provincias del sur del país, los técnicos de la Fundación también identificaron unas 250 áreas de uso del cóndor andino. Esto incluye zonas de anidación, perchas y dormideros de las aves, que están en peligro crítico de extinción.
En el 2018, en Ecuador se identificó una población no mayor de 150 cóndores. Para el 2019 esa población se redujo en un 13%, por el envenenamiento de cóndores en Cotopaxi.
¿Cómo afectaría el proyecto a la subpoblación de cóndores?
Narváez explica que los proyectos eólicos tienen varios procesos que se convierten en amenazas mortales para las aves y murciélagos.
Las torres con los aerogeneradores causan un efecto barrera que impide la movilidad de las aves de un sitio a otro, y eso interrumpe las dinámicas ecológicas de los animales.
Según el especialista, estas barreras también pueden producir choques de las aves contra las aspas o el tendido eléctrico y dispersar a las poblaciones.
“El proyecto eólico Huascachaca se construyó en un área sensible. Se omitió la presencia del cóndor andino, no se tomó en cuenta las zonas de dormideros, nidos y áreas de movilidad de esa especie seriamente amenazada. Mientras no se tomen medidas de prevención, estamos en una postura de negación definitiva del proyecto”, sostiene Narváez.
28 cóndores estarían afectados
Los estudios que la Fundación realizó recientemente, como parte de su programa de monitoreo, muestran que la zona donde se construyó el proyecto está en el centro del área de acción de los 28 cóndores que viven en el sur del país.
“Si un solo cóndor llegara a morir sería grave, porque la población de cóndores en el Ecuador está aislada, no tiene conexión con otros cóndores de Colombia y Perú… Con una sola muerte se pone en peligro la conservación de toda la especie”, afirma Narváez.
Él informó que los técnicos de la Fundación identificaron el nido de una pareja de cóndores con un polluelo joven frente al proyecto eólico, a unos metros de distancia. Además, al menos 10 áreas de uso frecuente de esa especie.
Elecaustro, por su parte, niega la presencia de cóndores u otras aves amenazadas en el área de influencia del proyecto y afirma que el impacto en la avifauna no será representativo.
“En el sitio del proyecto eólico Huascachaca, el componente biótico de las aves no se verá afectado porque la zona posee una diversidad baja de aves. Asimismo, en su mayor parte, las aves registradas presentan una sensibilidad baja a los cambios producidos en el medio y ninguna de las aves reconocidas se halla dentro del Libro Rojo de Aves“, declaró la empresa.
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