Personas de talla baja enfrentan discriminación laboral en Ecuador
El 25 de octubre se celebra el Día Mundial de las Personas de Talla Baja.
Fernanda Quiroz es una activista que mide un metro y 25 centímetros. A sus 37 años de edad asegura que en Ecuador faltan oportunidades laborales para las personas de talla baja.
El 25 de octubre el mundo celebra el Día de las Personas con Talla Baja, un segmento de la población que, en Ecuador, todavía debe hacer frente a numerosos desafíos por su condición física.
Las personas con talla baja alcanzan hasta 1,45 metros de estatura en la edad adulta. El rango de altura promedio es entre 0,81 centímetros y 1,35 metros.
Uno de los retos más grandes es el acceso al mercado laboral. "Muchas empresas nos han cerrado la puerta por nuestra condición, por nuestro tamaño", dice Quiroz.
Además de las escasas oportunidades de empleo, hay desafíos en la prestación de servicios de salud para las personas con talla baja, así como mejoras por hacer en materia de accesibilidad a la infraestructura pública y privada.
Por qué talla baja
En términos generales, explica Gerardo Yela, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Personas de Talla Baja, esta condición puede tener múltiples causas.
Entre las que se incluyen los factores genéticos, los trastornos endocrinos (hormonales), los problemas de nutrición o las enfermedades crónicas.
"En personas con displasias esqueléticas, como la displasia distrófica, la baja estatura es resultado de alteraciones en el desarrollo de los huesos, que limita el crecimiento adecuado del esqueleto", explica Yela.
Se estima que las displasias esqueléticas ocurren, aproximadamente, en 1 de cada 25.000 nacimientos.
Fernanda asegura que las personas de talla baja entran dentro de la categoría de discapacidad física, pero advierte que sus necesidades son totalmente diferentes.
"Si bien tenemos una limitación física, nuestra condición es genética. En mi caso somos tres: mi madre me heredó a mí y yo, a mi hija", dice Fernanda.
Y agrega que, aunque ambas son de talla baja, "mi hija y yo, no tenemos el mismo síndrome. Por eso es indispensable contar con estudios genéticos a profundidad, para determinar tratamientos específicos" para cada caso.
Estigmatización y resiliencia
Gerardo Yela asegura que además de los desafíos de empleo, educación, salud y accesibilidad, las personas de talla baja también deben enfrentarse a la estigmatización.
"Solemos ser objeto de burlas, tanto en espacios públicos como en medios de comunicación. Estas actitudes pueden dañar nuestra autoestima y limitar nuestra participación en actividades sociales", asegura.
Promover una cultura de empatía y solidaridad es esencial para romper estigmas y prejuicios contra las personas de talla baja.
Yela ve que existe muy poca representación de las personas de talla baja en roles clave en la sociedad, lo que refuerza los estereotipos y limita las oportunidades de integración plena.
"A pesar de todo, muchas personas de talla baja en Ecuador hemos demostrado una gran capacidad de resiliencia y liderazgo", dice Yela, "abogando por un cambio en la sociedad y luchando por la inclusión y el respeto de nuestros derechos".
Proyecto de ley en marcha
El asambleísta Marcelo Achi ha presentado en el Legislativo el proyecto de ley para la Inclusión Adecuada de Personas con Condición de Talla Baja.
El legislador explica que el objeto es reconocer la condición de talla baja como una discapacidad genética, diferenciándola de las discapacidades físicas.
“Este proyecto permitirá garantizar la inclusión social, el acceso equitativo a derechos y oportunidades en el desarrollo integral de este grupo de personas”, dice Achi.
La iniciativa plantea cinco líneas estratégicas para la participación activa de las personas de talla baja, especialmente en las decisiones que sean adoptadas a favor de este grupo.
Además, habla de la corresponsabilidad del Estado, de las instituciones públicas y privadas, la comunidad y las familias en la garantía de sus derechos.
Y busca también la equidad y el trato justo; la transversalidad en su inclusión; y la solidaridad y la empatía con ellos, explica el legislador Achi.
El proyecto de ley también propone la adaptación y adecuación progresiva de infraestructuras públicas y urbanas, para que las personas con discapacidad física y talla baja puedan tener acceso.
"El reconocimiento legal de la talla baja como una discapacidad genética es una medida crucial para asegurar que recibamos el apoyo, las adaptaciones y los derechos que necesitamos para vivir de manera plena e inclusiva en la sociedad", concluye Gerardo Yela.