Docentes de la Espoch desarrollaron un suplemento alimenticio para combatir la desnutrición crónica infantil
Por Cristina Márquez
El chocho andino es rico en vitaminas, micronutrientes y tiene un alto contenido de proteína vegetal.
Esas características lo vuelven un súper alimento y son la razón por la cual un grupo de investigadores de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch), lo seleccionó como el ingrediente base de un suplemento nutricional para combatir la desnutrición crónica infantil.
Docentes de la carrera de Nutrición y Dietética estudiaron esa leguminosa durante dos años. Ellos probaron varias formulaciones y combinaciones, hicieron encuestas de campo para medir su aceptación y estudiaron sus propiedades en el laboratorio.
Así formularon un suplemento alimenticio hecho en un 75% de harina de chocho, un 25% de harina de cereales, y enriquecido con micronutrientes ,como hierro, ácido fólico y vitamina A.
El suplemento, que se distribuirá en dos provincias, es versátil y manejable. Además, tiene un sabor neutro para poder ser utilizado en preparaciones de dulce y de sal, y puede usarse como ingrediente base para la elaboración de galletas, papillas, coladas, sopas y más.
El chocho sorprende por sus cualidades nutritivas
El Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) estudió el año pasado los beneficios nutricionales del chocho andino.
Esa leguminosa, que se cultiva en Cotopaxi, Chimborazo, Pichincha, Bolívar, Tungurahua, Carchi e Imbabura, está compuesta principalmente por proteínas y su mineral predominante es el calcio.
Al consumir el calcio, concentrado en un 0.48% en el chocho, la sustancia es absorbida principalmente por huesos y dientes, contribuye a su crecimiento y mantiene la solidez.
El calcio además es indispensable para que los músculos se muevan y los nervios transmitan los mensajes desde el cerebro hasta las distintas partes del cuerpo.
Otros micronutrientes que contiene son el fósforo, que actúa como un controlador del calcio, y el hierro, que es un mineral básico para la producción de hemoglobina y el transporte de oxígeno en la sangre.
“Además de todas sus bondades nutritivas es un producto culturalmente aceptado especialmente en la Sierra y Amazonía, eso lo vuelve ideal para ser introducido como suplemento”, dice Valeria Carpio, investigadora de la Espoch y directora del proyecto Renacer.
La distribución del suplemento es parte de un proyecto integral
Carpio asegura que el consumo del suplemento por sí solo no sacará a los niños de la desnutrición crónica. La idea es abordar el problema desde varias perspectivas: la educación, los huertos familiares y un sistema para la adquisición de canastas familiares.
Estos son los componentes del proyecto Renacer, que será ejecutado por los docentes de la Espoch, la Fundación Utopía y la Fundación Progressio. El proyecto tendrá una duración de 36 meses y se invertirán USD 750 000, financiados con fondos de donativos ítalo ecuatorianos.
El proyecto arranca este mes. Los investigadores están ahora en la fase de implementación, previa a los trabajos de campo.
Mientras los docentes se preparan para la producción del suplemento alimenticio, que se hará en la planta de la Fundación Progressio, en Guano, personal de la Fundación Utopía prepara un programa denominado Escuelas Promotoras de la Salud, que consiste en capacitar a las familias beneficiarias.
Los promotores de la salud instruirán sobre prácticas de higiene, preparación de alimentos nutritivos, la importancia de la afectividad y el juego para el crecimiento de los niños, entre otros temas.
300 Familias se beneficiarán del proyecto Renacer
El proyecto se ejecutará en siete parroquias de Chimborazo y Bolívar que constan en el listado de parroquias priorizadas por los altos niveles de desnutrición crónica infantil.
Los técnicos seleccionarán a los beneficiarios después de efectuar un censo para identificar a las familias más vulnerables, especialmente aquellas con niños menores a tres años y mujeres embarazadas.
Las familias beneficiarias recibirán canastas familiares distribuidas mensualmente a través de un sistema denominado La Mejor Compra.
Este mecanismo consiste en adquirir los productos directamente de los productores, para asegurar que lleguen más frescos y a un mejor precio.
Cada familia también será capacitada sobre agroecología e insumos, para iniciar sus huertos familiares. El objetivo es que puedan contar con alimentos nutritivos en sus hogares todo el tiempo.
“El proyecto es sostenible. La idea es que los hábitos positivos que vamos a enseñar sean mantenidos por los beneficiarios incluso después del cierre”, explica Carpio.
Esto se aplicará incluso en la producción del suplemento alimenticio. Un grupo de productores recibirá capacitación sobre el proceso de fabricación del suplemento, para que posteriormente se comercialice.
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