La 'moneda de plástico': cómo nació y cuál es su verdadero valor

Una fundación desarrolla proyectos con apoyo privado que, a partir del reciclaje, llevan accesibilidad, salud y educación a una decena de comunidades rurales

La 'moneda de plástico': cómo nació y cuál es su verdadero valor
En el Laboratorio de Innovación se producen útiles escolares para ser donados. Fotos: Archivo particular.

El nacimiento de la moneda de plástico se remonta a cuando "The Social Project" era una sociedad de hecho sin fines de lucro y no una fundación, como lo es desde 2022. Su metamorfosis tuvo un rumbo impensado pero continuo.

"Nació con la idea de crear planes de evacuación y emergencia para personas con discapacidad, hace siete años", explica Ezequiel Castro. Tras el terremoto de 2016, habían visto cómo una ruta de evacuación en San Vicente fue convertida en cantera y obligaba a dar un gran rodeo.

Castro entonces ya era voluntario del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil. Hoy es teniente y en 2026 se jubilará. Nació en Argentina y vive en esa ciudad desde hace 30 años.

Nos dimos cuenta -dice- de que estábamos hilando muy fino y que una vía no necesariamente garantiza el acceso a las edificaciones, porque hay otros obstáculos. "Estábamos abarcando mucho y nos fuimos al deporte adaptado para personas con discapacidad".

Relata que en 2023 empezaron con buceo en Ayangue. "Entre 2023 y 2024 hicimos en Olón surf adaptado y firmamos un convenio con la Prefectura de Santos (Brasil) para hacer surf adaptado con las escuelas locales que puedan".

Estima que, hasta la fecha, en todos los deportes adaptados -incluyendo yoga, skate, fútbol- han participado cerca de 4.000 personas. Este año enviaron a Galápagos una de las cinco tablas que han venido de Brasil, "a ver si el proyecto funciona allá".

En Guayaquil, tienen un espacio para deportes adaptados y un convenio con el Municipio para prácticas recurrentes en el Parque Samanes. El 7 de diciembre de 2025 lanzarán el proyecto 2026 para recibir 500 personas, no solo con discapacidad sino con movilidad reducida.

Participarán las fundaciones que trabajan con personas con discapacidad en crear la experiencia de una jornada en la cual ellas se sientan seguras y las familias puedan estar relajadas, explica Castro.

Práctica de surf adaptado en Olón.

En contacto con el plástico

La pregunta surge por sí sola: ¿y qué relación hay entre el trabajo con las personas con discapacidad y todas las tareas que hoy realiza The Social Project en el Golfo de Guayaquil?

Ezequiel Castro responde: "nos pusimos en contacto con una fundación de Costa Rica que tiene playas accesibles con rampas de plástico reciclado. Cuando empezamos a hacer esas rampas nos dimos cuenta de que necesitábamos plástico".

El inicio fue con una comunidad que se dedica a extraer cangrejos: Punta de Piedra, a donde es posible llegar después de 80 minutos de viaje en lancha con rumbo al sur partiendo de Caraguay, en Guayaquil.

El cangrejero, cada vez que iba a sacar cangrejo, sacaba el plástico. Entonces nos preguntamos cómo lograr, en épocas de veda sobre todo, que sigan sacando plástico del Golfo, explica.

Y logramos que empezaran a ver el plástico como plata. "La moneda se convierte en un símbolo: plástico igual plata. Pero además esta moneda equivale a 50 centavos y sirve para comprar comida, productos de higiene, golosinas, combustible", dice.

"La moneda se convierte en un símbolo: plástico igual plata. Esta moneda equivale a 50 centavos (de dólar) y sirve para comprar comida, productos de higiene, golosinas, combustible": Ezequiel Castro

Por supuesto, la valorización del reciclaje y el acuñamiento de la moneda significó tejer por detrás una red con empresas que quieren tener un impacto ambiental, social y económico en la zona.

Detalla la ubicación de las tiendas: en Punta de Piedra y en las comunidades de la isla Puná Subida Alta, Bellavista, Cauchiche, Estero de Boca Alto y Estero de Boca Bajo, así como en la isla Santay. Esperan abrir en 2026 una en Puerto Hondo, Guayaquil.

El "Aquabus", de camino a la escuela en Punta de Piedra. Foto: Archivo particular.

Del reciclaje a lo social

A punta de convenios y del respaldo de las empresas privadas, el año pasado, relata Castro, construyeron una escuela de 600 metros cuadrados en Punta de Piedra.

Tiene ocho aulas, cuatro profesores, un director y 125 alumnos, cuando la de antes tenía 40. Enfatiza que, en función de los reportes disponibles, se ha establecido que la deserción ha disminuido a 5%.

Y dio lugar a comprar una lancha que sale de Caraguay y pasa por las pequeñas comunidades Masa Uno y Masa Dos para transportar a los cuatro profesores y a diez estudiantes de los dos sitios a Punta de Piedra.

El relato entusiasmado de Castro sigue: un proyecto para mejorar la calidad del agua fue lanzado en 2025. Se llama "El aguatero" y busca vincular a empresas en llevar agua segura a comunidades rurales.

Cuentan con un equipo que produce agua de la atmósfera y otro que produce cloro. El agua va a las escuelas y el cloro se distribuye entre los padres de familia, para mejorar las cisternas del hogar. Se cierra un círculo virtuoso.

El proyecto empezó en septiembre 2025 en una comunidad cerca de Salitre. El segundo está ubicado en Puná y será inaugurado en estos días; el tercero, el 6 de diciembre de 2025 en Santay; el cuarto en febrero de 2026 en Nobol.

El último está proyectado para el primer semestre de 2026 en Punta de Piedra. El centro comunitario de ese punto estratégico para la Fundación funcionará desde enero.

Útiles escolares de plástico

El director de The Social Project hace sus cuentas y dice que han extraído del Golfo 54 toneladas de plástico sacadas en cuatro o cinco años. El 60% de esa cantidad se extrajo entre 2024 y 2025.

Si bien arrancaron con la fabricación de madera plástica -tableros que sirve para constuiir rampas, viveros, bancas, bibliotecas-, hoy la producción se diversificó.

A partir del Laboratorio de Innovación lanzado hace dos meses a partir de un fondo ganado con Ecogal, están trabajando en Santa Cruz, San Cristóbal, Isabela y Guayaquil, en la fabricación de útiles escolares con plástico.

Hoy -dice- contamos con un inventario con USD 400.000 en productos, entre los que se incluye combustible. Para guardarlos utilizan bodegas y espacios prestados por los socios estratégicos.

No tienen personal fijo contratado sino en función de los proyectos, señala Castro. También cuenta que hay muy poco voluntariado con el problema de seguridad.

"Estamos tratando de acercar esta realidad a los espacios de los beneficiarios. Lo que busca el Laboratorio es que después las escuelas y las empresas hagan ellos mismos los artículos, por ejemplo útiles escolares, y los donen directamente".

Algunos de los útiles escolares que se producen actualmente.