El matrimonio infantil destruye derechos y futuro de las niñas
En Ecuador, 26% de mujeres entre 18 y 49 años se casó o se unió antes de cumplir 18 años. El Informe de Plan Internacional revela la situación en 15 países.

El matrimonio infantil impacta en el desarrollo económico y social de los países donde se practica. Y la Unicef es clara: la principal consecuencia es que amenaza la vida, el bienestar y el futuro de las niñas de todo el mundo. Ecuador no es la excepción.
Esta agencia señaló en su último reporte que, globalmente, la prevalencia de matrimonios infantiles ha disminuido entre 1998 y 2023, pero cerca de 1 de 5 niñas sigue siendo casada. Estima que esta práctica es parte de la violencia contra mujeres y niñas.
El Informe más reciente sobre el tema es el de Plan Internacional y fue presentado el 1 de octubre de 2025. Pone de relieve que, cada año, 12 millones de niñas son casadas antes de cumplir los 18 años. De ellas, 480.000 tienen menos de 15 años.
El informe, llamado “El Estado Mundial de las Niñas”, este año se centró en su experiencia respecto al matrimonio y la unión infantil. Práctica que, a pesar de la acción política a gran escala y la reforma legislativa, es generalizada.
Se basa en conversaciones con 251 niñas y jóvenes, casadas o que habían estado en una unión, en Bangladesh, Camboya, Indonesia, Nepal, Etiopía, Mozambique, Uganda, Zambia, Colombia, República Dominicana, Guatemala, Ecuador, Nigeria, Níger y Togo.
También los investigadores realizaron una encuesta en línea con 244 jóvenes activistas contra el matrimonio infantil de esos mismos países. Sus perspectivas incluyen sugerencias concretas para generar cambios.
Otro eje fue centrarse en la legislación y los marcos de políticas existentes, para comprender qué apoyos son necesarios para proteger los derechos de las niñas. Trabajaron con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Se aprovecharon los datos de su Índice de Instituciones Sociales y Género (SIGI), que mide de 0 a 100 cuatro dimensiones de la vida femenina: discriminación familiar, restricciones a la integridad física, acceso restringido a recursos y restricciones a las libertades civiles.

La situación en Ecuador
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) y Unicef, incorporados en el informe, el 26% de mujeres entre 18 y 49 años en Ecuador se casó o se unió antes de cumplir los 18 años.
Además, el 16% de adolescentes y mujeres entre 15 y 19 años ya ha estado o está casado, divorciado, uniones informales o, incluso, en estado civil viuda.
En Manabí, el 36,7 % de madres menores de 18 años ya vive en unión o matrimonio. Las uniones informales siguen siendo frecuentes y socialmente aceptadas, lo que complica su identificación y atención.
El Ecuador, el tema es motivo de monitoreo permanente por parte del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). En su reporte más reciente, señaló que en Ecuador, cerca del 25% de madres menores de 18 años viven en unión temprana y forzada.
También CARE ha hecho un seguimiento minucioso en busca de cambios en políticas públicas. En su publicación Prácticas nocivas. Estudio sobre el matrimonio infantil y las uniones precoces en Ecuador.
Ahí se recuerda que el 19 de junio de 2015 entró en vigor en Ecuador la Reforma al Código Civil, que incluye el incremento de la edad mínima para contraer matrimonio civil: "Art. 83. Las personas que no hubieren cumplido dieciocho años no podrán casarse".
Se considera que se trata de un gran avance en la garantía de los derechos, pero que para que se cumpla es imperativo que transformemos los patrones culturales que fomentan esta práctica y la sustentan en una serie de tradiciones y leyes consuetudinarias que mermaría el vigor de esta ley.
Sugiere que para fortalecer y normalizar su vigencia, se debe promover un cambio estructural mediante políticas públicas, programas, acciones y proyectos. Además, crear espacios de reflexión y análisis en donde los y las adolescentes puedan aportar a la reforma y empezar a plantearse la vida desde otra perspectiva.
Esta investigación -concluyen- ha mostrado un país con realidades heterogéneas que se traducen en diferentes prácticas e imaginarios en torno al matrimonio infantil y las uniones precoces, que es necesario tener en cuenta para emprender cambios radicales a corto y mediano plazos.

Los 14 hallazgos
En conjunto, a lo largo de los 15 países, los testimonios de las niñas fueron sorprendentemente similares y sus experiencias estuvieron plenamente respaldadas por las observaciones de activistas contra el matrimonio infantil.
1.- Las niñas son vulnerables en sus matrimonios o uniones. Se les arrebata la capacidad de tomar decisiones y de acceder a oportunidades. Los desequilibrios de poder dentro de la relación, con parejas que a menudo son mucho mayores, aumentan el riesgo de violencia.
2.- Las tasas de divorcio o separación son elevadas. Muchas niñas carecen de habilidades económicas viables y de medios para mantenerse a sí mismas y, a menudo, también a sus hijos. Se añade el juicio de la comunidad y los retos financieros asociados a la separación.
3.- La cantidad de niñas que hablaron de casarse por amor es alta. Las redes sociales son un factor clave, pero también los padres presionan a sus hijas para casarse o formalizar relaciones para preservar la reputación de la niña y el honor de la familia.
4.- El matrimonio infantil es cada vez más moldeado por relaciones digitales en las que las niñas pueden sentirse empoderadas, percibiendo que sus uniones se basan en el amor. Eligen a su pareja pero siguen siendo vulnerables.
Pero la tecnología no cambia los comportamientos. En línea, los hombres mayores pueden seguir explotando la vulnerabilidad emocional y económica de las niñas, presentando el matrimonio como una salida a la dificultad.
5.- Un número significativo de niñas se identificó como marginalizada. Las niñas marginalizadas fueron más vulnerables a entrar en matrimonio, enfrentaron mayores barreras para acceder a servicios y vivían con frecuencia en condiciones económicas muy duras.
6.- Aunque casi todos los 15 países incluidos en el estudio prohíben el matrimonio infantil, las leyes no logran proteger a las niñas de casarse ni garantizar sus derechos dentro del matrimonio.
7.- Las normas de género tradicionales priorizan el papel de esposa y madre y valoran la fertilidad y la obediencia, y se encuentran en muchas familias y comunidades. Estas, a menudo respaldadas por leyes informales, son más poderosas que la legislación nacional.
8.- Combinada con normas sociales y de género profundamente arraigadas, la causa más apremiante del matrimonio infantil es la pobreza. De modo que la reducción de la pobreza sigue siendo un factor clave para garantizar los derechos de las niñas.
9.- Una vez casadas, las niñas quedan en gran medida aisladas en sus hogares. Muchas hablaron del impacto que esto tiene en su salud mental: viven con desconocidos, a menudo abrumadas por sus nuevas responsabilidades, y muchas se sienten solas.
10.- El poder de toma de decisiones de las niñas casadas es mínimo, sobre la educación, la salud y los derechos sexuales y reproductivos, la movilidad, o los asuntos financieros grandes y pequeños. Algunas se sienten intimidadas para no cuestionar la autoridad de sus esposos.
11.- Pocas niñas lograron seguir con su educación, aunque muchas hubieran querido hacerlo. A menudo, la educación se considera innecesaria para las niñas casadas, y las barreras incluyen falta de tiempo y dinero. El cuidado de los hijos y las tareas domésticas dominan sus vidas.
12.- En la mayoría de los casos el consentimiento libre e informado estuvo ausente. Se espera que las niñas se casen temprano, que se adapten rápidamente a las labores del hogar y que sean sumisas frente a sus esposos y familias políticas, incluida la presión por tener hijos.
13.- Ni una sola de las entrevistadas dijo querer que sus propios hijos e hijas entraran en un matrimonio o unión infantil.
14.- El acceso a la anticoncepción es un tema delicado para muchas niñas casadas. El embarazo es un factor clave que impulsa el matrimonio infantil y, una vez casadas, muchas experimentan presión para iniciar o seguir teniendo hijos.
En la mayoría de los casos, el esposo o la pareja controla las decisiones sobre planificación familiar, con escasa participación de la niña, a quien se le niega su autonomía y el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
Las tareas pendientes
Los autores concluyen que la investigación muestra que, en un momento en que hay una reacción global contra de los derechos de las niñas y las mujeres, “enfrentar esta persistente violación de derechos que es el matrimonio infantil se vuelve cada vez más urgente”.
Gran parte del trabajo sobre el matrimonio infantil se centra en detenerlo. La asignación presupuestaria para las intervenciones sobre matrimonio infantil favorece de manera desproporcionada la prevención, con asignaciones mínimas para el apoyo directo.
Las niñas, una vez casadas o en una relación, tienden a desaparecer del radar. Nuestra investigación busca cambiar esto, señalan.
Recoger evidencia de las propias niñas y de jóvenes activistas que trabajan para prevenir y responder al matrimonio infantil no solo ayuda a visibilizar los derechos y necesidades de un sector de la sociedad históricamente descuidado, sino que también señala el camino hacia el cambio.
“En ese momento, yo sigo siendo una niña, y si tengo un hijo, mi educación se ve interrumpida y eso supone un riesgo para mi salud. ¿Cómo puedo yo, siendo una niña, criar a otro niño?”: Farhana, 21 años, Bangladesh