Ecuador lidera las publicaciones científicas de dudosa calidad
Un estudio incluye a Ecuador en el ranking latinoamericano de publicaciones en revistas con procesos deshonestos. Las alertas no son nuevas, pero faltan acciones.
Ecuador encabezó, entre 2022 y 2024, el infame ranking de países latinoamericanos cuyos investigadores publican en revistas con falta de rigurosidad académica, de dudosa calidad o que siguen procesos deshonestos.
Quien hizo la denuncia fue el investigador peruano Percy Mayta, de la Universidad Científica del Sur. Inicialmente estaba buscando lo que sucedía en la educación superior de su país, pero encontró que Ecuador lo supera en problemas.
“La idea inicial era mirar cómo estaban las universidades latinoamericanas. Se había detectado una venta de artículos en mayor porcentaje en Perú y yo publiqué el resultado. Otros colegas me pidieron que dé una segunda mirada a la situación ecuatoriana”, explica.
Mayta procesó los datos de las revistas que fueron excluidas durante esos años de Scopus, una publicación que se destaca por sus filtros de calidad y recoge artículos de alto impacto científico. La publicación se divide en percentiles, empezando con las instituciones de mayor calidad.
Muchos rankings universitarios se basan en cuánto publicas y la calidad de lo que publicas. Debes tener una buena producción para poder participar en índices de reconocida calidad. Pero hay revistas que se llaman depredadoras y no tienen revisión por pares, agrega Mayta.
El investigador siguió la metodología del “Índice de Integridad” y obtuvo los resultados de Perú. Un reportaje de Ecuavisa recoge el nombre y el porcentaje de publicaciones de cinco entidades ecuatorianas.
Se trata de la Universidad de Israel (62%), Tecnológica Empresarial de Guayaquil (47%), Especialidades Turísticas (44%), Estatal Sur de Manabí (38%) y Técnica de Babahoyo (30%).
Las razones y las alertas
Santiago Ron, docente y miembro fundador de la Academia de Ciencias del Ecuador, coincide con la apreciación de Percy Mayta de que los dos países fueron los últimos en hacer reformas universitarias y ese hecho aumentó la presión para publicar.
“En Ecuador, a partir de la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) de 2010, recién se empezó a tomar en cuenta el parámetro de las publicaciones. Y con reglamentos relativamente nuevos es fácil que haya personas inescrupulosas que, basándose en sus entidades, engañen al sistema”, puntualiza.
Para él, es notorio que hay un proceso de edición muy rápido, laxo, simbólico, en que lo que se quiere es recibir el dinero de los autores. Habrá casos en que quizás por ingenuidad se pueda publicar, pero en la mayoría de los casos no, señala Ron, quien es también miembro de la Academia Mundial de Ciencias.
Paulina Escobar, docente universitaria y coordinadora de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas, cree que la exigencia a los docentes investigadores a que publiquen como parte de los ascensos y de la carrera profesional, no justifica pero explica esta práctica.
Señala que este fenómeno se produce sobre todo entre nuevos investigadores. “Por ejemplo, entra y tiene la urgencia, en ese año o en ese semestre, de publicar por lo menos una investigación y recibe la invitación de una revista de la cual desconoce su prestigio, y puede caer en esa práctica”.
Pero Escobar también señala que no es la primera vez que se hacen estas alertas. Por ejemplo, dice, “una red de editores científicos señaló en octubre de 2025 que ha aumentado el número de revistas depredadoras y eso hace que muchos investigadores acudan a ellas”.
“Una red de editores científicos señaló en octubre de 2025 que ha aumentado el número de revistas depredadoras y eso hace que muchos investigadores acudan a ellas”: Paulina Escobar
A veces pagan pero es ese tipo de revistas, pero no van a ser registrados como investigadores de calidad, comenta. Santiago Ron hace notar que en redes sociales se hacen ofertas de coautoría cobrando una tarifa.

Las soluciones
Percy Mayta dice que su intención no ha sido acusar sino dar alertas, porque se pone en riesgo la confianza. “Y es muy importante la publicación científica para la credibilidad de la academia y de las universidades, obviamente”.
A su criterio, falta vigilancia, acompañamiento, asesoría. También hay que estudiar caso por caso y no generalizar, pero lo más importante, a su juicio, es que la academia revise sus procedimientos.
“Las universidades deberían aumentar sus campañas para que los investigadores busquen publicar en sitios de prestigio, en bases de datos confirmadas. O revistas de acceso abierto pero que son de calidad y tienen sus filtros”, dice, por su parte, Paulina Escobar.
Ella, también integrante de la Red Ecuatoriana de Cooperación Internacional y Desarrollo recomienda utilizar bases de datos como Scopus, Cielo, WOS, entre otras. O también el directorio de revistas de acceso abierto.
De ese modo está garantizado que mi investigación tiene impacto y contactos del área de investigación. Puedo conformar grupos interuniversitarios de investigación y las revistas son garantizadas, señala.
Santiago Ron es más drástico: lo que se debe hacer es justamente recurrir a las bases de datos y cuando se presentan revistas de esta calidad, darles de baja porque no cumplen los criterios del Consejo de Educación Superior (CES).
“Para evitar el desperdicio de tiempo y de dinero internamente deben regular y que no se tomen en cuenta para ascensos de escalafón. No debieran tomar en cuenta a esos docentes y además debe haber sanciones”, dice.
“Para evitar el desperdicio de tiempo y de dinero deben regular y que no se tomen en cuenta para ascensos de escalafón. No debieran tomar en cuenta a esos docentes y además debe haber sanciones”: Santiago Ron
Al preguntársele si hay alguna relación entre la producción de este tipo de artículos y la calidad de la ciencia en Ecuador, responde que no conoce ningún análisis sistemático, pero se puede suponer que publicaciones de perfiles altos se vinculan con buenos académicos y buenas universidades.
Recuerda que Ecuador está en los rankings universitarios más bajos: no tenemos ninguna universidad entre las 1.500 mejores del mundo. Colombia y Venezuela tienen universidades mucho mejor rankeadas, concluye.
Mayta dice, por su parte, que en efecto se investiga y se hace ciencia para cambiar el entorno y responder preguntas. “No aportas en nada si estás haciendo ese tipo de publicaciones, más bien estás haciendo daño”.


