'El ecosistema de economía circular aún no despega: no falta innovación, falta conexión'
¿Por qué no despega la economía circular en Ecuador? María Isabel Parra explica las barreras de gobernanza, desconfianza y conexión que frenan el ecosistema.
Cuatro años después de vigencia de la Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva, Ecuador todavía no logra consolidar un ecosistema circular.
Para María Isabel Parra, la principal brecha no está en la normativa, sino en la falta de articulación, confianza y gobernanza entre los actores.
En esta entrevista con Youtopía Ecuador analiza por qué “tenemos piezas, pero no ecosistema” y qué condiciones deben cumplirse para avanzar.
Cuatro años después de vigencia de la Ley Orgánica de Economía Circular Inclusiva (2021) y ya con su reglamento (2023), ¿por qué el ecosistema de economía circular en Ecuador todavía no termina de despegar?
La economía circular en Ecuador tiene varias piezas: tiene regulaciones de distintos niveles —desde la ley y los reglamentos, hay ordenanzas municipales en distintos gobiernos autónomos descentralizados y existen iniciativas de distintas industrias—, unas muy centradas en plástico de alimentos y de consumo, como fundas plásticas, etc. Sin embargo, tenemos piezas; no tenemos ecosistema.
Ecosistema no significa tener un grupo cerrado donde nos conversemos algunas cosas, significa tener la capacidad de sentarnos entre distintos actores: academia, sector privado, sector público, las organizaciones no gubernamentales que están dedicadas a procesos de innovación, para que podamos aterrizar cómo vamos a hacer esas hojas de rutas normativas que empiecen para generar resultados reales.
"Tenemos piezas, no tenemos ecosistema".
¿Cuáles son las barreras para que los actores —Estado, empresas, organizaciones, consumidores, academia y recicladores— trabajen de forma articulada? Además, la falta de confianza entre actores es un problema recurrente. ¿Cómo afecta esta desconfianza a la construcción de cadenas circulares y al cumplimiento de la normativa?
Creo que hay tres barreras que son clarísimas en este proceso y son estructurales. La primera es que solemos pensar en procesos de economía circular contraintuitivamente de manera lineal: lo que yo produzco, lo que yo entrego, el residuo que genero, el residuo que recojo y ahí nos vamos solamente con el reciclaje y, al final del día, terminamos una lógica lineal alineada con el modelo económico que actualmente tenemos.
Tenemos una serie de regulaciones; varias se contraponen, varias no se conectan y sobre todo tenemos distintos actores que no toman responsabilidad sobre ellas.
Hay varias organizaciones que no saben con quién deben tratar ciertos temas específicos entre instituciones y no es un problema de regulación, es un problema de gobernanza porque esa gobernanza no está clara.
Existen muchísimos cuerpos legales y muy poca acción sobre ellos. Una muestra de eso es la falta de control en los procesos de economía circular. Si tuviésemos un ecosistema, si esa fuese una gobernanza fuerte, cada actor sabría claramente cuál es su rol. Por eso hablaba anteriormente de ecosistemas. En un ecosistema están claros los roles, pero en este momento tenemos personajes.
Y la tercera barrera, sin lugar a dudas, es la desconfianza. Como tenemos personajes, cada personaje institucional o individual, tiene una agenda individual que no se ha logrado conectar en un ecosistema.
"La desconfianza es un proceso que, económicamente, tiene muchísimo impacto".
No nos conversamos y por tanto desconfiamos. Las organizaciones de la sociedad civil desconfían de la empresa privada. La empresa privada desconfía de otros actores o de los reguladores; los reguladores desconfían de todos y así todos tenemos unos procesos de desconfianza que son muy graves y esto que parece etéreo e intangible nos muestra como la desconfianza es un proceso que, económicamente, tiene muchísimo impacto.
Porque si la regulación está clara, no se cumple, no hay control, ahí hay pérdidas para el Estado, para los ciudadanos, para el sistema productivo; si no hay confianza entre actores, cada uno empieza hacer sus iniciativas con sus propios recursos y aprendizajes, y ahí estamos perdiendo dinero todos, incluidos los ciudadanos, que no tenemos todos los accesos, las opciones de economía circular que este país está listo para tener.
En Ecuador predominan las micro, pequeñas y medianas empresas. ¿Hasta qué punto el tamaño empresarial limita la inversión en modelos circulares, innovación o reconversión de procesos?
Se estima, según data pública, que en Ecuador existen 1'173.985 compañías y efectivamente dentro de ellas la mayoría son pequeñas. Hace unos días, en el Foro de Innovación en Economía Circular que organizó WWF, una de las preguntas era ¿cómo hacemos los pequeños frente a las grandes compañías? Y la respuesta fue, no es un tema de si somos pequeños o grandes, la Economía Circular se trata de reducir riesgos, reducir costos y aumentar impacto.
Nuevamente, tenemos una oportunidad de oro para innovar juntándonos. No hay otra forma, con la situación económica global, en donde no existen suficientes recursos y no tenemos suficiente tiempo para hacer las cosas solos. Tenemos que juntarnos, tenemos que empezar a sentarnos con el otro y sobre eso innovar.
No hay forma de que una compañía pequeña, incluso que una compañía grande genere grandes procesos que muevan la aguja en términos de economía circular; si seguimos actuando cada uno por su lado; eso no va a suceder, no tenemos tiempo, no tenemos suficiente recursos.
¿Qué tan extendido está el 'Greenwashing' en el país y de qué manera este fenómeno distorsiona los esfuerzos reales para construir un ecosistema circular sólido?
En economía circular hay no solo Greenwashing; hay Pinkwashing y Socialwashing. Lo vemos de aquellas iniciativas que “ayudan” al ambiente, pero sin resultados en términos de impacto real en conservación.
Hay muchas iniciativas que son -como se dice en las industrias “in and out” - que no perduran en el tiempo. Y también hay muchas iniciativas de Pink/Socialwashing que toman a las personas que están en procesos de reciclaje asociativo desde ese proceso de la víctima, restándoles dignidad.
Todos los ecuatorianos, todas las personas del mundo tenemos la capacidad de salir adelante y para ello necesitamos claridad, necesitamos guía, necesitamos comprender a través del aprendizaje.
Y cuando hablo de aprendizaje no me refiero a que aprendamos todos de negocios internacionales, me refiero a que los equipos que están insertos en procesos de reciclaje asociativo -hombres y mujeres, incluso menores de edad- conocen muy bien la realidad, conocen de toda esa cadena de intermediación. ¿Qué es lo que necesitan?: guía. Guía para juntarse, guía para generar un ecosistema.
Hoy hay muchísimas organizaciones aprovechando el concepto de economía circular para generar grandes campañas con unos montos publicitarios que, en términos de impacto, suman cero.
Aún existe poco conocimiento sobre los beneficios económicos reales de la economía circular. ¿Dónde se encuentra ese vacío y cómo debería atenderse?
Efectivamente hay beneficio. Yo hablaba antes que hay una serie de regulaciones. Y así como hay regulaciones, también hay beneficios, porque ha sido uno de los grandes pedidos de los sectores industriales.
Ahora, tenemos un problema de desconocimiento y también de acceso porque detrás hay una arquitectura gubernamental que impide el acceso a esos beneficios traducidos en trabas y tiempos extendidos.
Hay grandes compañías que sí los están utilizando, pero detrás de ello hay equipos de trabajo de regulación, equipos técnicos y demás que las empresas medianas o pequeñas no poseen. Aquí la invitación es hacer que realmente funcionen y sean accesibles.
¿Existe suficiente innovación local para impulsar la circularidad o aún dependemos de iniciativas aisladas y de modelos importados?
Ecuador ha sido reconocido durante décadas como uno de los países más innovadores de la región. La economía circular no está alejada de esa realidad. ¿Cuál es el punto? Existen ecuatorianos con acciones extraordinarias, dentro y fuera del país, que son muy reconocidas.
Sin embargo, como no estamos conectados, como no hay ecosistema, como no estamos en los mismos espacios sino que vamos generando distintos círculos aislados, no podemos avanzar. No es falta de innovación. Es falta de conexión.
"No es falta de innovación. Es falta de conexión".

La Estrategia Nacional de Economía Circular (lanzada en noviembre de 2024) marca una hoja de ruta para 2025–2035. ¿Qué tan viable se ve su implementación y cuáles serían sus indicadores clave de seguimiento?
La viabilidad es alta en la medida en la que los indicadores no solamente están en la cantidad de toneladas que se reciclan, sino también en la cantidad de toneladas que se recogen.
En realidad está relacionada con la reducción de riesgos: riesgos para la operatividad de las compañías, riesgos en que las regulaciones puedan funcionar y tengan buenos niveles de control, riesgos para las organizaciones de la sociedad civil, riesgos en la continuidad de la economía en sí.
La estrategia tiene toda la viabilidad porque viene de un proceso en el cual se ha caminado mucho en el país; nuevamente, es un tema de continuidad.
Segundo indicador: legitimidad. Hablábamos anteriormente de Greenwashing. Si tenemos este tipo de iniciativas que están centradas más en pauta publicitaria que en impacto, aun cuando la estrategia sea viable, no va a ser legítima.
Y tercer indicador: si tenemos niveles de interconexión bajos, no podemos hablar de economía circular, sobre todo si seguimos pensando de manera lineal.
Desde la perspectiva institucional, ¿están las entidades públicas y los gobiernos locales realmente comprometidos con la circularidad o siguen predominando las lógicas lineales de gestión?
Ahí la respuesta es: depende. Depende, lamentablemente, de las personas que estén en esas posiciones de regulación. Esto es lamentable porque en el país, las políticas que solemos tener, los niveles de control y las formas aplicadas dependen de la persona; no debería ser así.
Deberíamos tener esos cuerpos normativos que funcionen, independientemente de quién esté en ese rol; sin embargo, la volatilidad y el cambio que existen en estas posiciones hacen que ese compromiso se diluya y se divida entre las personas.
Entonces, retomando la pregunta, las instituciones —al margen de las personas, que están comprometidas realmente con procesos circulares solamente— quizás no. Y no por falta de voluntad; ahí entramos en un tema más profundo y por falta de conocimiento.
Es lamentable que hay autoridades que hablan de economía circular, 'si es que las personas empiezan a intercambiar cosas en su mismo barrio', ahí hay falta de conocimiento y allí podamos ver si el compromiso es real o no.
En términos de financiamiento, ¿hay mecanismos suficientes —públicos o privados— para apoyar la transición circular, o esta sigue siendo una de las grandes brechas?
En términos de financiamiento, hay un esfuerzo importante por parte del sector financiero, en particular la banca de primer nivel, en temas ambientales.
Ahora, la economía circular habla de tres cosas: de economía, de temas ambientales y de temas sociales. Es donde todavía no existen mecanismos que tengan esa claridad de visión e integración de los términos que normalmente se abordan en distintos espacios donde se discute financiamiento.
Esto hace que el acceso local sea restringido y que se busquen fuentes de financiamiento en el exterior con grandes barreras de acceso también. Ahí las instituciones financieras de segundo piso son una gran oportunidad, pero claro, eso requiere un montón de conocimiento detrás para poder atraer esos mecanismos.

¿Qué papel deberían desempeñar los consumidores en este ecosistema y por qué resulta tan difícil cambiar los patrones de consumo en Ecuador?
Si nos quedamos con la idea de que es solo bueno para el ambiente, seguramente no vamos a lograr movilizar a todos los que necesitamos movilizar.
No todos están dispuestos a entender este tipo de procesos; por eso hablaba en una de las preguntas anteriores de los riesgos como ciudadana por procesos de economía circular.
Si mañana tengo problemas de acceso al agua potable/segura o algún tipo de elemento que necesito para mi familia, la situación se verá diferente.
Nuevamente, como marcas, hay unos desafíos enormes para salir del Greenwashing para mostrar impacto real, para movilizar desde esos riesgos. Pues, realmente el riesgo que existe es para todos los ciudadanos, si los procesos de economía circular no empiezan a funcionar como deben.
"No hay forma de avanzar si seguimos actuando cada uno por su lado".
¿Qué se necesita para que los próximos diez años —con la Estrategia Nacional en marcha— permitan realmente consolidar un ecosistema de economía circular inclusivo y sostenible?
Para consolidar un ecosistema de economía circular, inclusivo y sostenible, necesitamos sentarnos todos en la mesa. Y cuando hablo de todos, hablo de salir de estos círculos cerrados en donde estamos solo algunos.
La inclusión necesita dignificación, procesos de continuidad, continuidad del manejo de los negocios. Necesitamos regresar un paso atrás y mirar cómo nos juntamos para poder lograr verdaderos procesos de inclusión económica y mirar al desarrollo sostenible en términos de crecimiento de progreso y de porvenir.
María Isabel Parra Cáceres es CEO de Masconectiva, consejera de negocios y mentora ejecutiva con 30 años de experiencia en empresas multilatinas y multinacionales. Ha trabajado en más de 11 industrias —desde consumo masivo y telecomunicaciones hasta hidrocarburos, aeronáutica— aportando en procesos de dirección, estrategia e innovación. Masconectiva fue reconocida en 2023 como una de las 51 historias de éxito del Atlas de Empresas en Centroamérica, Ecuador y Guyana del BID, y en 2024 fue finalista del concurso Unlock Her Future, con un proyecto de ecosistemas de valor en América Latina.



