El desarrollo humano es lento y disparejo en Ecuador y la región
¿Qué significan los datos del reporte anual del PNUD sobre escolaridad, expectativa de vida e ingresos? Expertos y analistas sacan siete conclusiones.

En 35 años, los esfuerzos de las instituciones del mundo por mejorar el bienestar de sus habitantes no habían sido tan lentos como en el último quinquenio, según el último reporte del Índice de Desarrollo Humano (IDH).
Este indicador revela cuánto se hace para mejorar las condiciones de vida de las personas. Desde que comenzó a hacerse esta medición, en 1990, nunca antes las mejoras fueron tan pobres.
Para saber cómo mejora el bienestar humano, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) utiliza tres indicaciones: expectativa escolar, expectativa de vida e ingreso per cápita.
Es decir, qué nivel educativo alcanzan las personas, hasta qué edad viven y de cuánto dinero disponen. Más de 190 países reportan la información para obtener esta medida.
Inka Mattila, representante de PNUD en el Ecuador, dijo que “la recuperación de pospandemia ha sido más lenta de lo esperado y muy desigual. Las desigualdades entre países y dentro de ello siguen creciendo”.
Esto explica que se haya mantenido un mejora constante durante años, hasta que llegó el punto de quiebre: la pandemia del COVID-19.

Según el consultor económico Juan Pablo Jaramillo, “la pandemia golpeó y luego no existió un rebote”. Es decir, a la desaceleración no le siguió un período de prosperidad.
Pablo Samaniego, profesor de Economía de la Universidad Católica del Ecuador, señala que en la pandemia las economías se “cerraron”. Para activarlas, se inyectó inversión pública.
Pero los gastos estatales en un punto generan inflación, por lo que luego vino la etapa de “recoger” el gasto, tratar de controlar la inversión y la deuda.
Estas decisiones “condujeron a un deterioro de las condiciones de empleo o precarización del mercado de trabajo a nivel mundial”, afirma Samaniego.
Este no es un efecto global. “A partir del año 2015 empezamos a vivir el mundo del 1%. El 1% de la población mundial posee más del doble de la riqueza de las otras 6.900 millones de personas”, aportó Ana María Larrea, PHD y analista de políticas públicas.
“A partir del año 2015 empezamos a vivir el mundo del 1%. El 1% de la población mundial posee más del doble de la riqueza de las otras 6.900 millones de personas”, dice.
“La desigualdad no produce desarrollo, lo detiene”, agrega, al afirmar que cada vez es mayor la concentración de la riqueza. Esta es la expresión real del IDH.
Samaniego complementa: América Latina y el Caribe es la región con menos crecimiento del IDH entre 2019 y 2023: 0,9%, cuando el promedio mundial es de 1,5%.
Poco interés público
Los tres entrevistados coinciden en que el Estado ha destinado menos recursos para educación y salud y, adicionalmente, la precarización del mercado laboral provoca que los hogares tengan menos recursos para cubrir adecuadamente sus necesidades.
Con un IDH de 0,777, el país se ubica en la posición 88 del ranking global y en el grupo de países con un nivel de desarrollo humano alto.
Sin embargo, al ajustarlo por desigualdad, el valor se reduce a 0,64, lo que revela una pérdida del 17,6% debido a diferencias estructurales en el acceso a educación, salud e ingresos. Esto se traduce en limitaciones reales para el ejercicio de derechos.
Esto significa, según Ana María Larrea, que “cada vez nuestro sistema educativo está peor, nuestro sistema de salud no funciona, no tenemos empleos de calidad y las brechas entre ricos y pobres aumentan”.
“En Ecuador han fallado las élites políticas”, dijo Juan Pablo Jaramillo, quien considera que la educación y la salud pública son los pilares del desarrollo.
El profesor Samaniego y la analista Larrea resumieron con estos datos las señales de la ralentización:
• A fines de 2024 el 40,5% de la población padeció pobreza multidimensional (similar al observado en el año de la pandemia).
• Esta pobreza en los hogares con niñas, niños y adolescentes afecta al 49% de los habitantes.
• La violencia, que no deja de crecer, aún no está incorporada a ninguna medida de bienestar.
• Han salido del país 430.000 personas (cifras oficiales del período 2019-2024).
• La pobreza, la migración y la ausencia de seguridad protectora son la contracara del desarrollo humano.
• En los últimos años, más de 90.000 niños han dejado la escuela en el Ecuador.
• Se estima que cerca de 450.000 niños están fuera del sistema educativo.

Las tareas pendientes
Según el análisis que hizo el Pablo Samaniego del último reporte del IDH, la única región que no muestra desaceleración es el Sur de Asia (Afganistán, Bangladesh, Bután, India, Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka).
Ana María Larrea clama que “las actuales políticas sociales están basadas en la concepción de la caridad, no en las del desarrollo humano, y se han abandonado las políticas de disminución de las desigualdades”.
Juan Pablo Jaramillo concluye con la sospecha de que “Ecuador probablemente ha perdido una generación en términos de desarrollo”.
“No tenemos tiempo para perder. Tenemos que ver dónde están las fricciones, qué podemos capitalizar de los países que van más adelantados, donde se cometieron algunas falencias y cómo podemos superar esto”, dijo Inka Mattila.