Pescadores artesanales y la comunidad de Puerto Cabuyal 'reviven' a los tiburones
Por Isabel Alarcón
Una cinta métrica, vasos para colocar muestras y un papel para anotar sus observaciones ahora son parte del equipo de trabajo de los pescadores artesanales de Puerto Cabuyal.
Desde hace tres años, esta comunidad, ubicada en Manabí, se dedica a monitorear, a proteger y a “revivir” a los tiburones que se cruzan en sus jornadas de pesca. Incluso, lograron que la zona sea declarada reserva marina.
Jimmy Intriago, presidente de la comunidad, recuerda una ocasión en la que se demoró tres horas en lograr que uno de estos animales vuelva a respirar.
Los animales por lo general caen en las artes de pesca que se utilizan para atrapar a otros peces. Por eso, los pescadores de Puerto Cabuyal han modificado sus hábitos. Intriago se dedica a esta labor desde hace 25 años.
Antes, no sabía que, si el tiburón pasa más de 30 minutos en la red, es muy probable que muera. Ahora, toma el tiempo para recoger sus artes en ese lapso.
Si encuentra un animal atrapado, toma muestras y fotografías, y lo libera. Si está débil, aplica la técnica para reanimarlo y si muere, lo lleva a puerto para examinarlo.
La técnica del ‘ocho’
Junto con sus tres compañeros, Jimmy Intriago se lanzó al agua y, gracias a la técnica del “ocho”, pudo reanimar a un tiburón para que retomara su camino.
Esta práctica ya forma parte de la cotidianidad de los pescadores de Puerto Cabuyal. Todos saben que el “ocho” consiste en mover al animal en círculos hasta que reaccione. La técnica es efectiva.
También han aprendido más sobre las especies. Intriago dice que hace tres años no podía identificarlas, pero ahora reconoce cuando se trata de un tiburón martillo común, un Sphyrna corona, Sphyrna zygaena o tiburón tigre. Estos son los más comunes en la zona.
“Le cogí amor a los tiburones, pero me falta mucho por aprender”, cuenta el pescador. Su familia lo acompaña en esta labor.
Su esposa Teresa Morales se encarga de anotar y ordenar los datos, mientras su hijo Deivin está siempre junto a él en estas jornadas. Este joven de 20 años ha liberado alrededor de 300 tiburones en estos tres años.
La experiencia ha reforzado su amor por estos animales y lo ha motivado a inscribirse en la carrera de Biología Marina que empieza en septiembre de este 2022.
Un proyecto en marcha en Puerto Cabuyal
El trabajo con los pescadores de esta zona se inició en 2019 a través de un proyecto de la red de investigadores Migramar, con el apoyo financiero del Ocean Blue Tree.
En ese año se estaba llevando a cabo un proceso en la Costa ecuatoriana para identificar áreas de crianza de estos animales.
Después de visitar varios lugares, realizar entrevistas y revisar la bibliografía, los especialistas llegaron a este punto, Puerto Cabuyal, en Manabí, donde los pescadores decían haber visto muchos ejemplares juveniles.
Johanna Moreira, coordinadora del proyecto de investigación de Áreas de Crianza de Tiburones Martillo en Ecuador Continental del Baby Shark Project de Migramar, cuenta que desde ese momento se empezó a levantar información con el apoyo de los pescadores.
Estos recibieron talleres sobre el manejo de los animales y la importancia de mantenerlos vivos. Así, se convirtieron en un apoyo para los investigadores.
“Nos capacitaron y fuimos aprendiendo cómo se hace vivir a un tiburón”, dice Pedro Pablo Valencia, representante de la Asociación de Pescadores de la Playa de Puerto Cabuyal.
Sus 30 socios están involucrados en la liberación de tiburones y recopilan datos y videos para tener registros. Valencia incluso está enseñando estas prácticas a sus hijos de 17 y 15 años, quienes le ayudan a rescatar a los animales.
Moreira explica que la comunidad ha aportado con datos fundamentales. Cuando se inició el proyecto, por ejemplo, no constaba en los textos que en esta área habitaba el sphyrna lewini o tiburón martillo común.
Gracias al monitoreo de todos los días se halló que esta es una de las especies más abundantes de la región.
“Esta es una muestra de que a través del trabajo que hace la comunidad se puede lograr la recuperación de las especies y el levantamiento de información”, explica la investigadora.
Hasta el momento, se han marcado a alrededor de 300 tiburones con el fin de conocer más sobre su comportamiento.
La comunidad motivó la creación de la reserva marina
Los datos recolectados durante 2019, 2020 y 2021 por investigadores y pescadores fueron la base para la declaratoria de esta área protegida.
Moreira recuerda que en junio del 2021, las autoridades ambientales recibieron a una delegación de Puerto Cabuyal para que exponga sus justificaciones.
Allí, se demostró la importancia de esta zona para la crianza y reproducción de los tiburones de distintas especies, como el tiburón martillo que está en peligro crítico de extinción.
Además, se han encontrado tortugas marinas, ballenas jorobadas e incluso tiburones ballena.
El 24 de noviembre del 2021, la Reserva Marina Puerto Cabuyal- Punta San Clemente ingresó oficialmente al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
“Fue en un tiempo récord”, dice Moreira. La reserva tiene 130 427 hectáreas que se extienden desde Punta Ballena, en el cantón Jama, hasta Punta San Clemente, en Sucre.
Por otro lado, los pescadores esperan que esta declaratoria los proteja de otras amenazas. Uno de los principales problemas de esta zona es que los recursos pesqueros han disminuido debido a la presión de los barcos industriales.
A pesar de que esta práctica está prohibida, ya que estas embarcaciones no pueden capturar dentro de las ocho millas, los habitantes de Puerto Cabuyal cuentan que su presencia es común y esperan que el establecimiento de la reserva represente una protección extra.
Ahora están en el proceso de crear un plan de manejo. La idea es delimitar ciertas áreas, reforzar la vigilancia y pensar en una forma de turismo comunitario en la que se potencie la observación de tiburones, sin afectar la paz de la comunidad ni de los animales.
Mientras tanto, Intriago motiva a sus compañeros a seguir midiendo, liberando y salvando a estas especies: “les cogimos amor a los tiburones, pero todavía falta mucho por aprender”.