Las previsiones apuntan al mantenimiento de El Niño, al menos hasta abril de 2024

Las previsiones apuntan al mantenimiento de El Niño, al menos hasta abril de 2024
Vista aérea de la presa de agua Afwein, Maalimin, Kenia. Foto: PNUMA/Nayim Ahmed Yussuf

Redacción Youtopía

Según los datos más recientes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se prevé que el actual episodio de El Niño se prolongue al menos hasta abril de 2024.

Este fenómeno alterará las pautas meteorológicas y contribuirá a un nuevo aumento de las temperaturas, tanto en tierra como en el océano.

Desde mediados de octubre de 2023, la temperatura de la superficie del mar y otros indicadores atmosféricos y oceánicos observados en la zona centroriental del Pacífico tropical presentan valores congruentes con un episodio de El Niño, la fase cálida del fenómeno El Niño‑Oscilación del Sur (ENOS).

Durante los meses de julio y agosto, esos parámetros se intensificaron rápidamente y alcanzaron magnitudes moderadas en septiembre de 2023.

Es probable que en su apogeo, previsto para el período entre noviembre (2023) y enero (2024), este episodio sea intenso. La probabilidad de que persista durante el próximo invierno del hemisferio norte -y verano del hemisferio sur- es del 90%.

La estacionalidad del fenómeno climático

El fenómeno El Niño se produce con una frecuencia media de entre dos y siete años, y su duración suele ser de entre 9 y 12 meses.

Se trata de un fenómeno climático de origen natural asociado al calentamiento de la superficie oceánica de las zonas central y oriental del Pacífico tropical. No obstante, ahora se produce en el contexto de un clima alterado por la actividad humana.

“Los efectos de El Niño en la temperatura mundial suelen manifestarse el año siguiente a la instauración del episodio, en este caso en 2024”, declaró el Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas.

Sin embargo, como consecuencia de las temperaturas sin precedentes registradas en la superficie terrestre y marina desde junio, el año 2023 va camino de convertirse en el más cálido del que se tiene constancia. Y el año que viene puede ser aún más cálido.

“Las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) fruto de la actividad humana que capturan el calor en la atmósfera contribuyen de forma clara e inequívoca a ese aumento de las temperaturas”, declaró Petteri Taalas.

Los fenómenos extremos como las olas de calor, las sequías, los incendios forestales, las lluvias intensas y las inundaciones y crecidas se intensificarán en algunas regiones, y ello entrañará importantes repercusiones.

Hasta la fecha, el año más cálido jamás registrado es 2016, a causa del impacto combinado del cambio climático y de un episodio de El Niño excepcionalmente intenso.