Pamphobeteus ultramarinus – Tarántula devoradora de pájaros de Ecuador. Foto promocional de HappyForestStore.

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Las tarántulas, un negocio lucrativo que se desarrolla en todo el mundo

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El comercio de tarántulas se ha convertido en un negocio lucrativo. El mercado ilegal de arácnidos moviliza millones de dólares en todo el planeta. Los precios de las especies llegan hasta en USD 500. Ecuador también es parte de ese mercado, que tiene poca regulación en el contexto internacional.

Por Nancy Verdezoto

La venta de tarántulas es un negocio lucrativo. “Las tarántulas son amigables, puedes acariciarlas y sostenerlas. Ellas vienen con una caja de acrílico y un manual de instrucciones para su cuidado”.

Así se menciona en un anuncio colocado en Internet por The Local Pet Market, que vende animales exóticos como mascotas en Canadá.

Las tarántulas, que para muchos son una fobia, para millones de personas se han convertido en sus animales de compañía.

Son consideradas como un miembro más de la familia, que exige pocos cuidados y alimentación diferenciada, pero que es más fácil de adquirir que un perro o un gato.

Así se abrieron las puertas a un comercio de especies, para satisfacer a un mercado creciente de aficionados a estos animales. Muchos de ellos, provenientes de América Latina.

Tarántulas de origen ecuatoriano se venden hasta en USD 500

Desde hace unos 30 años, las tarántulas se comercializan a escala mundial. Sobre todo, las especies más exóticas que vienen de América Latina y Asia, porque son más grandes, vistosas y raras.

En la tienda online Imperial Reptiles se vende una tarántula Pamphobeteus  sp. Tigris en USD 185, con descuento. En Happy Forest Store, una Pamphobeteus Ultramarinus cuesta USD 499. En ambos casos son especies originarias de Ecuador.

Esta actividad es un terreno pantanoso y prende las alertas de los investigadores. Por un lado, hay poco control para ciertas especies, y por otro, el tráfico de animales es un negocio muy lucrativo.

Según Interpol, en 2023 los productos ilegales derivados de la fauna y flora silvestres movieron hasta USD 20.000 millones. Las especies que más se trafican son anfibios, aves, reptiles, peces y plantas.

Pamphobeteus ultramarinus – Tarántula devoradora de pájaros de Ecuador se ofrece a través de tiendas online. Foto promocional de HappyForestStore.

El negocio del tráfico ilegal de especies

Diego Cisneros Heredia, director del Instituto de Biodiversidad Tropical (Ibiotrop), de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), sostiene que el tráfico de especies es un negocio tan millonario, que se asemeja al del tráfico de drogas o al de armas. De allí que exista tanta dificultad para controlarlo.

“En Ecuador, así como en los países donde hay biodiversidad, el tráfico de especies es mayor y ahora tenemos especies que están en peligro de extinción. Justamente por ese tráfico”, dice Cisneros.

El especialista añade que la cantidad de animales que se vende ilegalmente en Ecuador, no es comparable con la que sale del país, mediante este comercio ilegal. “Muchos de los animales que son contrabandeados mueren en el camino”, puntualizó Cisneros.

El problema es que muchos vendedores de animales saben que la venta de esas especies es ilegal, pero lo hacen porque “genera grandes ingresos”. Así lo señala el especialista de USFQ.

Muchos vendedores dicen que las tarántulas que venden son criadas en cautiverio, pero eso es solo ‘blanquear las especies’. Lo mismo que se hace con el lavado de dinero, hacen con las especies. No importa si las sacaron hace 20 años, lo que hicieron es ilegal porque en Ecuador existe normativa que restringe el comercio de especies”.

Diego Cisneros Heredia, director del Instituto de Biodiversidad Tropical de la USFQ

Un vistazo al ‘mercado mundial’

Una investigación publicada en Revista Nature, en mayo del 2022, demostró que cerca del 80% del comercio de arácnidos, no está regulado ni monitoreado.

En total, 1.264 especies de arañas de 66 familias se comercializan, lo que representa millones de individuos. De ellos, el 50% son tarántulas.

Los arácnidos que se venden se cuentan por millones y al menos dos tercios proceden de la naturaleza. Según la investigación, estudiantes de la Universidad de Cornell pasaron dos meses (2019), buscando en Internet sobre ventas de insectos y arañas. Allí se detectó que las tarántulas eran las más populares.

Eso lo evidenciaron con más de 400, de casi 1.000 especies conocidas, que estaban a la venta. Hay indicios de que gran parte de este fenómeno se produce por debajo del radar regulador.

Una de ellas, la Mexican Orange Beauty, está categorizada en la lista de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como ‘amenazada’. Y en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), aparece en el Apéndice 2.

Ahí se indica que la “exportación desde México, para propósitos comerciales, está prohibida”. Sin embargo, esa tarántula se vende en tiendas online, en un promedio de USD 99, más los costos de envío, con la garantía de que llegará viva. El precio varía si es hembra o macho, joven o adulto.

La araña tigre ornamentada (Poecilotheria ornata), endémica de Sri Lanka, es ampliamente comercializada y está en peligro de extinción. Crédito: Kenneth Chin. Revista Nature.

El negocio lucrativo sin control

Una investigación realizada por 18 especialistas de 10 universidades del mundo y publicado en enero de 2024, demostró que el comercio de la fauna impacta a todas las especies de animales y afecta la posibilidad de su supervivencia.

Durante 20 años, los investigadores del estudio ‘The magnitude of legal wildlife trade and implications for species survival’ (La magnitud del comercio ilegal de vida silvestre y sus implicaciones para la supervivencia de las especies), siguieron las rutas del comercio.

Allí determinaron que la mayoría de especies son recolectadas de la naturaleza, cuando están en huevos o son juveniles, por lo que se criarán en cautiverio.

Para Alice Hughes, catedrática de la Universidad de Hong Kong y una de las investigadoras del estudio, el problema es que las especies se venden sin control.

“A nivel doméstico, no siempre hay regulaciones y las especies pueden ser enviadas por correo en cajas, o sobres de estuches de huevos (hondas) a nivel internacional y local”, señala Hughes.

“También descubrimos que, dentro de cada continente, suele haber al menos un país que actúa como centro principal para la exportación de especies que no son autóctonas, y en algunos casos puede haber tráfico”, dijo Hughes a Youtopía.

Especies en inminente peligro de extinción

Muchas arañas entrarán en peligro de extinción, sin que los organismos de regulación se den cuenta de ello. CITES apenas ha identificado el 2% de especies que potencialmente son traficadas; de hecho, solo 20 tipos de tarántulas constan en la lista de la Convención.

Si a esto se suma que la UICN tiene solo 45 tarántulas en su lista roja, la mayoría originarias de México y el sur de Asia, solo 17 aparecen como vulnerables, en peligro de extinción y en peligro crítico.

“Algunas de estas especies, sobre todo las tarántulas, tienen un área de distribución limitada, lo que significa que son especialmente vulnerables a la sobreexplotación“, menciona la investigadora,

Hughes añade que una demanda elevada de una especie concreta, aunque sea temporal, podría diezmar una población silvestre o, en casos extremos, extinguirla en la naturaleza.

El comercio puede provocar la extinción de especies, así como la reducción de la diversidad genética. Asimismo, hay especies potencialmente no descritas que ya son objeto de comercio y para las que no disponemos de datos sobre sus poblaciones silvestres, no podemos calibrar qué impacto está teniendo ese comercio”

Alice Hughes, catedrática de la Universidad de Hong Kong

Con esto coincide Cisneros, quien recuerda que hace 10 años no existían arañas descritas en la biodiversidad del país. Desde entonces, investigadores de la USFQ y de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador empezaron a investigar y registrar a las nuevas especies que eran descritas.

Pero este es un trabajo en continuo desarrollo, que permitirá mayores controles a escala mundial. “Si una especie no está descrita, CITES no la incluye y eso garantiza que no haya medidas de protección para esa especie”, explicó el investigador.

Los problemas colaterales y las especies invasoras

El libre comercio de especies trae otro problema, el de las especies invasoras. Cuando una tarántula es vendida en un país que no forma parte de su hábitat natural, el daño puede ser mucho peor.

“En el ecosistema al que se importan estos animales, las arañas pueden ser invasoras. Sobre todo en determinados climas, por lo que Sudáfrica y Australia corren un riesgo elevado”, señala Hughes.

Sudáfrica es muy consciente del riesgo de invasión. Sin embargo, incluso en climas en los que estas especies importadas no están adaptadas, pueden traer plagas y patógenos que pueden afectar a las especies autóctonas, añadió la investigadora.

El comercio de especies es un negocio que demanda mayores controles, por todas las implicaciones ambientales para el mundo.

Poeciliotheria Metallica o Gooty Sapphire Ornamental es una especie de tarántula que está en peligro de extinción y es nativa de la India. Foto promocional de Imperial Reptile & Exotics LLC.

Las tarántulas, las más vulnerables

Es importante poner el foco en especies como las tarántulas porque son más vulnerables para el comercio y el tráfico. Además, son ‘fáciles de transportar‘, no pueden ser detectadas por los rayos X y tienen larga vida.

Los organismos de control de cada país deben mejorar sus mecanismos de vigilancia, para garantizar que las especies no sean traficadas, con todas las implicaciones que eso trae consigo.

“Urge controlar mejor el comercio internacional. Pero esto debería ir acompañado de más trabajo para reducir el potencial de recolección en los países de origen, a través de la educación“, señala la investigadora de la Universidad de Hong Kong.

También sería útil trabajar en la transición de los mercados, para fomentar la cría en cautiverio y estigmatizar la recolección silvestre. En última instancia, donde hay demanda, habrá oferta.

“Pero si esa demanda puede reflejar mejores normas y reducir el mercado de animales capturados en la naturaleza, así como el uso de mejores herramientas para rastrear y gestionar el comercio, es de esperar que podamos frenar los impactos negativos del comercio”, concluyó Hughes.

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