Bosque de Scalesia invadido de mora

Bosque de scalesia afectado por la invasión de plantas de mora en Galápagos. Foto: Cristina Márquez

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La invasión de la mora pone en riesgo a plantas y aves endémicas de Galápagos

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Por Cristina Márquez

Lo que una vez fue un bosque rico en especies endémicas se transforma rápidamente en un matorral de moras.

Así describen los ecólogos de la Fundación Charles Darwin a la expansión en el Archipiélago de Galápagos de la Rubus niveus, una especie de mora originaria del sur de China.

Estas plantas tienen un crecimiento acelerado y vigoroso que cubre rápidamente el terreno del archipiélago e impide el reclutamiento de plántulas jóvenes de las 15 variedades endémicas de la scalesia y de otras plantas nativas.

Los científicos de la Fundación y de la Dirección del Parque Nacional Galápagos han estudiado esa especie durante ocho años y continúan investigado un método para controlar la invasión y así salvar de la extinción a las scalesias.

¿Cómo llegaron las moras a Galápagos?

Rakan Zahawi, director ejecutivo de la Fundación Charles Darwin, relató que la mora se introdujo en 1968.

En esa época los colonos empezaban a llegar al archipiélago y probaban cultivos agrícolas que pudieran prosperar en ese clima. “Con las moras cometieron una grave equivocación. Se trata de una especie no comestible, sin valor económico, que se reprodujo sin ningún control“, dice Carolina Carrión, especialista geoespacial de la Fundación.

La Rubus Niveus es un arbusto trepador capaz de crecer en todas las condiciones de iluminación. Tiene hojas con 7 o 10 hojuelas, produce flores y frutos de color morado que son dispersados por las aves o animales que las comen.

Las semillas permanecen viables en el suelo por lo menos durante cuatro años. Las plantas, además, se reproducen de forma vegetativa. Es decir, sus ramas producen raíces cuando tocan el suelo.

Por esa razón la población de moras crece con rapidez, dejando sin espacio a las plantas endémicas.

Letrero en el bosque de scalesias Foto Cristina Márquez
Letrero en el bosque de scalesias, ubicado en la Isla Santa Cruz, Galápagos. Foto: Cristina Márquez

Las scalesias, el hogar en peligro de insectos y aves

Las scalesias son árboles frondosos que usualmente están cubiertos de musgo. Tienen ramas largas y hojas fragantes, parecidas a las del tabaco.

A diferencia de las moras, que se multiplican con rapidez, el proceso reproductivo de esta especie es lento y se logra a través de plántulas que crecen de sus raíces.

Pese a los esfuerzos de los investigadores, que tratan de repoblar las islas con plantas reproducidas en viveros, la población de scalesias sigue disminuyendo.

Actualmente ocupan un área de menos de 100 hectáreas, que representa un 3% de su distribución original.

En marzo pasado, durante un taller para informar sobre el desarrollo de un agente de control de la mora, la ecóloga de la Fundación Charles Darwin, Heinke Jäger, dijo que se está perdiendo cerca del 5% de la distribución actual de scalesias debido a las moras”.

Esta cifra alarma también a los ornitólogos y activistas que trabajan por la conservación de las aves debido a que el 80% de nidos del amenazado pájaro brujo, otra especie endémica de Galápagos, que también está en peligro de extinción, están en los árboles de scalesia.

Investigadores buscan un método de control para la mora

Tres de los 27 proyectos de investigación que lleva a cabo la Fundación Charles Darwin están relacionados con el control de la mora y de otras especies vegetales invasoras.

El mapeo de la vegetación como herramienta para los procesos de restauración de los ecosistemas del área protegida está liderado por las investigadoras Heinke Jäger y Carolina Carrión.

Ellas y su equipo de investigación disponen de tecnología de punta, como drones especializados e imágenes satelitales que fueron donados por la DigitalGlobe Foundation a través de la Brown University, para identificar la vegetación de la zona húmeda de las islas Santa Cruz, Floreana, Isabela y Santiago.

Evaluación de las zonas invadidas por moras Foto cortesía Fundación Charles Darwin
Evaluación de las zonas invadidas por moras, a cargo de científicos de la Fundación Charles Darwin. Foto: cortesía Fundación Charles Darwin

Las fotografías aéreas que se logran con los drones tienen un alto nivel de detalle, lo que le permite al equipo identificar visualmente a las plantas y delimitar su presencia en áreas de muestreo. Entre tanto, con las imágenes satelitales que tienen ocho canales de color, uno de ellos infrarrojo, se puede caracterizar a las especies vegetales por sus niveles de clorofila.

Mapeo de vegetación de Galápagos

La información que las investigadoras obtuvieron con estos dos medios se combinó para desarrollar un modelo estadístico de clasificación de la vegetación al que llamaron Random Forest. Este modelo identifica una especie por sus características de color y así se puede tener una aproximación de la distribución y abundancia de cada especie.

El mapeo de la vegetación de Galápagos es una herramienta indispensable para el diseño de un método de control.

Otro proyecto está centrado en la investigación de un agente de control biológico para la mora. Durante ocho años los expertos han estudiado los daños de la mora y han analizado diversas posibilidades para controlarla.

Debido al alto costo que implica eliminarlas manualmente o con el uso de químicos, los investigadores tienen el desafío de encontrar un hongo patógeno (roya) específico, es decir que afecte únicamente a estas plantas.   

Este patógeno se busca en el sur de China, de donde es originaria la especie invasora.

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