Incendios forestales en el país provocan daños en 12.223 hectáreas
Por Cristina Márquez
En solo una semana, Ecuador perdió unas 1.500 hectáreas de cobertura vegetal y bosques. 17 incendios forestales de magnitud se registraron en Pichincha, Loja, Esmeraldas, Azuay y Chimborazo entre el pasado lunes 4 de septiembre y el domingo, 10 de septiembre de 2023.
Los bomberos de 19 provincias han recibido innumerables llamadas por conatos, quemas agrícolas que se salen de control e incendios en quebradas, bosques madereros y hasta zonas protegidas.
Los expertos están preocupados por la acelerada pérdida de biodiversidad y la afectación a las zonas de recarga hídrica, en las áreas más afectadas por los incendios.
“Estamos muy preocupados por lo que está pasando en el país. La afectación, sobre todo en áreas sensibles, incluye la pérdida del hábitat natural de los animales silvestres, afectación a las fuentes de agua que abastecen a las ciudades y otros daños que alteran la estructura del ecosistema“, dice Ángel Hualpa, especialista Green Jewell.
Los incendios están vinculados a los focos de calor reportados por el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi). Esto significa que satélites detectaron niveles de ‘temperatura anormalmente alta‘, en puntos específicos de la cordillera andina y el Litoral.
El Distrito Metropolitano de Quito, con mayores afectaciones
Pichincha es una de las provincias más afectadas por los incendios forestales. La semana pasada, la provincia alcanzó su pico más alto desde que se inició la temporada seca.
En lo que va del año, en Pichincha se han perdido 1.670 hectáreas de cobertura vegetal. La mayoría de incendios ha ocurrido en quebradas y laderas con matorrales secos, pero también se han registrado quemas en bosques, que incluso han llegado a zonas pobladas y terrenos productivos.
Uno de los incendios de mayor magnitud empezó la mañana del miércoles 6 de septiembre y fue controlado dos días después. 76 bomberos trabajaron para extinguir las llamas que consumieron eucaliptos y arbustos, en los límites entre las parroquias Tababela y Puembo.
Para controlar las llamas, bomberos, policías y militares requirieron de un helicóptero, ocho tanqueros y una gallineta. Se quemaron 61 hectáreas, dos viviendas, una bodega y siete parcelas de cultivos.
Las razones que iniciaron el fuego aún no están determinadas. Sin embargo, el alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, Pabel Muñoz, afirma que la hipótesis central es que fueron provocados, por lo que tres grupos de inteligencia de la Policía Nacional investigarán para hallar a los posibles culpables.
"Entre el 4 y el 10 de septiembre hemos atendido 84 incendios forestales. Pedimos a la ciudadanía que nos alerte y denuncie a través de los canales oficiales a estas personas que están haciéndole este daño a la naturaleza", dijo Muñoz.
Las fuentes de agua peligran en Loja por los incendios forestales
En Loja los incendios forestales crecen rápidamente y son muy difíciles de controlar. Ángel Hualpa, quien trabaja con Green Jewel por la protección de la biodiversidad en esa zona, explica que los incendios son muy frecuentes en esta época del año.
"Ocurre todos los años. La vegetación está muy seca, hace mucho calor y las llamas se expanden rápidamente. Nos preocupa que esta vez el incendio llegó al área de influencia del Parque Nacional Podocarpus, que es una zona de recarga hídrica con fuentes que se captan para el consumo humano", afirma Hualpa.
Loja es la provincia con más hectáreas quemadas en el Ecuador. En lo que va del año allí se han registrado 108 incendios que han consumido 3.602 hectáreas de bosques, pastizales, pajonales y, especialmente, matorrales.
El último incendio forestal de gran magnitud ocurrió en la parroquia Malacatos. Unas 125 hectáreas de un bosque seco, donde vivía una gran biodiversidad de fauna silvestre, se quemaron a pesar de los esfuerzos de dos compañías de bomberos por extinguir el fuego.
El Servicio de Gestión de Riesgos recibió informes sobre el inicio del incendio: una quema agrícola que se salió de control.
"Es muy irresponsable encender fuego, especialmente en esta época del año. El daño causado a la naturaleza es muy difícil de reparar, tomará décadas que esa vegetación se regenere y la fauna silvestre vuelva", dijo Mario Benavides, director de Gestión de Riesgos de la Zona 1.
Chimborazo pierde sus páramos por el fuego
Los incendios en la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo encienden las alarmas, no solo por la pérdida de vegetación nativa que le tomaría al ecosistema entre 40 y 70 años regenerar, sino por el cambio en el uso del suelo.
La semana pasada una gran columna de humo se observaba desde la parroquia San Juan, en Riobamba. Un incendio en el sector de Gallo Rumi, en el área de influencia de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo, acabó con 50 hectáreas de cobertura vegetal nativa.
Marcelo Pino, investigador especializado en páramos, explica que tras las quemas la gente ingresa con tractores y convierte los páramos en zonas de siembra de papas y otros cultivos, por lo que los páramos nunca vuelven a regenerarse. Este patrón se ha visto en las zonas afectadas por incendios en años anteriores.
El Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica inició una campaña para concienciar a las comunidades sobre la afectación que dejan los incendios. Uno de los efectos más evidentes es la reducción en el caudal de agua debido a que en las quemas se pierden pajonales y almohadillas.
Estas plantas actúan como un almacenamiento natural de agua. La liberan lentamente y por goteo, así se filtra en el suelo y luego reaparece en las vertientes.
"El suelo expuesto sin su cobertura vegetal se erosiona por acción del viento y del agua. El páramo pierde su función ecológica", dice Carlos Bonilla, ingeniero ambiental.
Helicópteros descargaron 210 300 litros de agua para controlar los incendios
Controlar el fuego no es una tarea fácil. En las zonas de difícil acceso, como los páramos, los bomberos solo pueden ingresar con batefuegos y manualmente intentar impedir que las llamas avancen.
"Es una competencia contra el viento. Además, los terrenos en los páramos suelen estar muy empinados y hay pocas horas de visibilidad para intentar controlar el incendio; por seguridad no podemos hacerlo en las noches. A veces nos toma varios días de trabajo", explica Orlando Jácome, jefe del Cuerpo de Bomberos de Riobamba.
En Loja, donde hay vegetación seca y zonas de mucho calor, la tarea es aún más complicada. Los matorrales secos son altamente inflamables y el fuego se expande con rapidez.
Esto incrementa la vulnerabilidad de la zona. El Servicio de Gestión de Riesgos hizo un estudio que muestra que el 90% de la provincia de Loja tiene riesgo moderado y alto de incendios forestales.
Allí los bomberos usan tanqueros cargados con 1.500 litros de agua para luchar contra las llamas. Las autoridades calculan que por cada incendio forestal deben usar 6.000 litros de agua.
En Pichincha un mecanismo eficaz para combatir los incendios son las descargas aéreas que hace un helicóptero, que presta su contingente durante las emergencias. La semana pasada se tuvieron que hacer 100 descargas de agua, para controlar el fuego en Puembo, Tababela, El Trébol, Cotocollao, Chiriboga y otras parroquias.
En lo que va del año, solo en la provincia de Pichicha se han utilizado 210.300 litros de agua para apagar los incendios forestales.
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