La economía circular esboza retos a las organizaciones y demanda más gestión participativa
Redacción Youtopía
El cambio climático es el mayor desafío en la actualidad. Por eso, se demandan más acciones globales para mitigar sus efectos y trazar un camino para ser más sostenibles.
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, decía en una cumbre efectuada este 14 de septiembre de 2022, que es decisiva la colaboración entre el sector público, privado y los multilaterales, para fomentar que los proyectos climáticos sigan creciendo.
En ese sentido, una de las herramientas fundamentales para contribuir a la sostenibilidad del planeta es la plena aplicación de un modelo de economía circular.
La economía circular multiplica el valor y la vida de los productos. También reduce la generación de residuos, es eficiente en el uso de los recursos, los reutiliza, con el objetivo de ser sostenible.
Sustainable Challenge Latam 2022
Este fue uno de los temas tratados en la reciente Sustainable Challenge Latam 2022, organizado por la CIP. Este evento se realizó en Quito, entre el 14 y 15 de septiembre de 2022.
En el panel Innovación y Producción más Limpia se plantearon algunos de los retos que se deben tener en cuenta, para trabajar más en las acciones que demanda la economía circular.
Entre las barreras que inciden en su plena implementación se destacaron que este modelo muchas veces no es parte de la estrategia de las empresas.
Además, hay un mercado informal que atenta contra estos lineamientos. Incluso, es necesario un cambio en el chip del consumidor, para tener en cuenta estos principios a la hora de tomar sus decisiones de compra.
La necesidad de promover legislación relacionada con la recolección diferenciada, así como la modificación de culturas empresariales son indispensables para superar barreras y dar ese paso hacia lo sostenible.
La economía circular en el Ecuador
La Ley de Economía Circular e Inclusiva que rige en Ecuador se publicó en el Registro Oficial Suplemento Nro. 488, del 6 de julio del 2021.
Transcurrido un año de su publicación resta por aprobarse y publicarse el reglamento.
El subsecretario de Agroindustrias del Ministerio de Producción, Gabriel Astudillo, comentó que ese reglamento está próximo a expedirse.
Astudillo indicó que esta Cartera ha trabajado en la implementación de Acuerdos de Producción más Limpia con dos sectores industriales: el de alimentos, con 11 empresas, y la madera, con cuatro.
“Esto demuestra que la ecoeficiencia es un camino para ser más productivos y generar beneficios a la sociedad en su conjunto”, señaló.
Uno de los elementos que han contribuido a afianzar el camino de la sostenibilidad y la productividad es el denominado Libro Blanco, que apuntala la estrategia de la economía circular en Ecuador.
El documento se divide en cuatro ejes primordiales: política y financiamiento; producción sostenible; consumo responsable; y, gestión integral de residuos sólidos.
En la actualidad, señala Astudillo, el Fondo Ítalo Ecuatoriano contribuye a fortalecer el Foro Permanente de Economía Circular en los gobiernos autónomos descentralizados, para que se promueva normativa local que favorezca la economía circular.
Un escenario global más complejo y retador para las corporaciones
“Es muy importante el sentido de urgencia de las acciones de sostenibilidad, de las acciones climáticas. Estamos sobrepasando los límites del planeta y si eso continúa no vamos a poder existir como humanidad”.
Así lo asegura Matilde Mordt, representante residente en Ecuador del Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD). Ante ello, la funcionaria considera que el sector privado tiene un rol trascendental para lograr un planeta más sostenible.
Esos límites planetarios se identificaron en el 2009. Son nueve y se han sobrepasado en cinco, como la extinción de la biodiversidad, el cambio climático, la afectación del suelo y los océanos por los ciclos de fósforo y nitrógeno, entre os más importantes.
Los desafíos del sector privado para la acción climática se concentran en apuntar a una normativa en desarrollo para la recuperación verde y la gestión del cambio climático; así como mayores incentivos ambientales que hagan rentable el accionar a favor del clima.
A eso se suma la poca articulación entre los gobiernos y la academia que generen oportunidades de inversión y falta de movilización de fondos clave, para innovación y cambios estructurales. De allí que el rol del Estado es fundamental en este proceso.