Cuatro microcuencas de Quito requieren acciones urgentes
Densidad poblacional, eventos meteorológicos y contaminación impactan a los ríos Monjas, Machángara, San Pedro y Chiche. Hay un plan de manejo.
De 31 microcuencas hidrográficas identificadas tanto en zonas urbanas como rurales del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ), el Municipio ha decidido priorizar acciones en las de los ríos Monjas, Machángara, San Pedro y Chiche.
Es una de las conclusiones del documento “Plan de manejo de microcuencas hidrográficas”, generado a partir de las sentencias constitucionales con acciones de protección a favor de los ríos Machángara y Monjas.
Se aluden razones como la alta densidad poblacional y de vivienda en esas microcuencas, así como la recurrencia de eventos hidrometeorológicos como inundaciones, precipitaciones atípicas, movimientos en masa y aluviones.
Asimismo, la Secretaría de Ambiente de Quito ha tenido en cuenta la contaminación producida por la alta cantidad de descargas de aguas residuales e industriales en cauces de ríos y quebradas de dichos sistemas hídricos.
El “Plan de manejo de microcuencas hidrográficas” es el documento central de los tres que dispuso elaborar la Ordenanza Verde-Azul. Los otros son el “Plan estratégico ambiental integral para los ríos y quebradas de Quito” y el “Plan de gestión y manejo de la infraestructura Verde-Azul”.
Los dos primeros fueron publicados en febrero de este 2025; sus versiones en PDF pueden ser encontradas al final de esta publicación y descargadas. Del “Plan de gestión y manejo de la infraestructura Verde-Azul” aún no se conoce una versión final.
Aunque el uso de suelo rural predomina en el DMQ, las microcuencas mencionadas reflejan el proceso de urbanización, con un notable crecimiento que impacta el entorno natural y la dinámica de los recursos hídricos.
Impacto de uso del suelo
Gran cantidad de quebradas han sido afectadas por intervenciones no técnicas que incluyen rellenos parciales, construcción de infraestructura vial, uso como escombreras y descargas ilegales de aguas servidas, señala el diagnóstico.
Estas intervenciones, junto a la destrucción de la vegetación y la construcción de edificaciones sin respetar los retiros, han contribuido al problema y han provocado afectaciones en los taludes y cauces de las quebradas, generando movimientos en masa, taponamientos y aluviones.
Como consecuencia, se han producido daños a personas e infraestructura pública y privada, poniendo en riesgo la seguridad y el bienestar de la población.
Un factor relacionado es el uso del suelo. Pero, pese a la vocación rural de la mayor parte de microcuencas, algunas presentan un uso predominante de suelo urbano debido a la expansión de la ciudad y su área metropolitana.
Las microcuencas donde se localiza este uso de suelo son, en su orden: la del Río Machángara, la del Río Monjas, la del Río Guayllabamba y la del Río San Pedro.
Estas microcuencas presentan una alta concentración de áreas urbanizadas, con viviendas, infraestructura vial, comercios y servicios, lo cual ha transformado significativamente su estructura del uso del suelo en comparación con las demás microcuencas del DMQ.

Los riesgos por lluvias
En el DMQ, la exposición al riesgo por lluvias varía según la intensidad y duración de las precipitaciones en las diferentes microcuencas hidrográficas.
Este análisis identifica las zonas de mayor vulnerabilidad frente a las lluvias, clasificadas en tres niveles: alto riesgo por lluvias intensas de corta duración, alto riesgo por lluvias intensas de larga duración y riesgo moderado por lluvias intensas de larga duración.
Las principales amenazas en el DMQ -se concluye- varían según las características geográficas y la actividad humana en cada microcuenca. Entre las predominantes están los deslizamientos, las inundaciones, los deslizamientos e inundaciones combinados, y el hundimiento de la superficie.
Los deslizamientos constituyen una de las amenazas más significativas, especialmente en microcuencas que presentan terrenos inestables debido a la urbanización y la topografía. Afectan principalmente a las microcuencas del Río Monjas, Río Guayllabamba, Río Machángara, Río San Pedro, Río Uravia y Río Chiche.
Las inundaciones representan una amenaza considerable, en las microcuencas de los ríos Machángara, Monjas, Ushumana y Chirapi. La ocupación del suelo en zonas propensas a inundaciones, junto con la deforestación y la falta de infraestructura adecuada de drenaje, ha incrementado la vulnerabilidad.
Las lluvias intensas y el mal manejo de las cuencas fluviales exacerban el riesgo de inundaciones, generando graves impactos en la infraestructura urbana y en la seguridad de los habitantes, destaca el documento.
Algunas microcuencas, como las del Río Machángara, Río San Pedro y Río Chiche, enfrentan amenazas combinadas de deslizamientos e inundaciones. Estas áreas están expuestas a fenómenos simultáneos que pueden agravar las condiciones de riesgo.
Los movimientos en masa pueden bloquear cauces fluviales, lo que aumenta la probabilidad de inundaciones en estas zonas.
Finalmente, la amenaza por hundimiento gradual del terreno también afecta especialmente en los ríos Machángara y San Pedro. Este fenómeno se asocia con presencia de agua subterránea, sobrecarga de infraestructura y cambio en las características del suelo debido a la urbanización.
Microcuenca del Monjas
Se origina en los páramos del flanco norte del Rucu Pichincha, a una altitud de 4.539 msnm, y desemboca en el río Guayllabamba, al norte del cerro Catequilla, atravesando una amplia zona del área urbana en el norte de la ciudad. Su superficie es de 17.877,38 hectáreas.
Recibe el aporte de 60 quebradas provenientes de los cerros Casitahua y Pululahua, las colinas de Collaloma, Ponceano y Carcelén, así como de la vertiente oriental del complejo Pichincha. Además, cuenta con dos ríos principales que confluyen en el río Guayllabamba.
El 28% de la microcuenca presenta una susceptibilidad alta por lluvias intensas de larga duración, mientras que el 17% tiene una susceptibilidad moderada. Esta condición puede provocar movimientos en masa e inundaciones en parroquias como Calacalí, Calderón, Carcelén, Cochapamba, Comité del Pueblo, El Condado, Pomasqui y San Antonio de Pichincha.
Este factor es clave ya que el 42% del territorio de la microcuenca se encuentra urbanizado, incrementando el riesgo de desastres.
Aproximadamente, la población que habita la microcuenca del río Monjas es de 618.384 habitantes, con un crecimiento del 3,8 % con respecto al 2010 (PUC Monjas 2023).
Microcuenca del Machángara
Se forma a partir de los aportes hídricos del Atacazo y el Complejo Pichincha en el occidente, así como de los cerros Puengasí e Itchimbía en el oriente. Su recorrido atraviesa el sur y centro de Quito hasta desembocar en el río San Pedro, en la parroquia rural de Nayón, dentro del valle de Cumbayá.
En su confluencia con el río San Pedro, ambos se convierten en afluentes clave del río Guayllabamba, influyendo en la dinámica hídrica de la región.
Con una altitud que varía desde los 4.122 msnm en las faldas del Atacazo hasta los 2.218 msnm en su punto más bajo, es una de las microcuencas más elevadas del Distrito Metropolitano de Quito. Su extensión total es de 22.169,5 hectáreas, distribuidas en tres zonas: alta 42,91%, media 53,77% y baja 3,32%.
Recibe aportes de 64 quebradas, sin contar con ríos secundarios, y su cauce principal es el Machángara.El río atraviesa 31 parroquias urbanas, entre ellas Solanda, La Mariscal, Belisario Quevedo y Cochapamba, consolidándose como un río urbano.
Su curso ha sido impactado por la descarga de aguas residuales domésticas e industriales, lo que ha provocado la pérdida del 85% de su biodiversidad. Como resultado, sus aguas no son aptas para consumo humano ni para usos domésticos, agrícolas, industriales o recreativos, pero aún se emplean para riego.
En la microcuenca se han identificado niveles importantes de riesgo relacionado a lluvias intensas de larga duración las cuales pueden desencadenar eventos en cadena como aluviones, movimientos en masa, subsidencia e inundaciones.
La expansión urbana tanto formal, pero principalmente la informal, han generado que los impactos mencionados se incrementen: el 65 % del área de microcuenca se encuentra urbanizado. La microcuenca tiene influencia sobre 1,54 millones de habitantes, de los cuales 300.000 habitan en la zona de influencia del cauce del río.
Microcuenca del San Pedro
Nace en el flanco norte de los Ilinizas en el cantón Mejía y va en sentido sur-norte marcando el límite entre el DMQ con los cantones Mejía y Rumiñahui. La microcuenca atraviesa 23 parroquias y finaliza en la unión del río San Pedro con el río Chiche. Tiene un área de 24407,79 Ha de las cuales la parte alta corresponde al 13,94 %, la media al 52,84 %, y baja al 33,22 % .
La microcuenca se conforma por 94 quebradas y 2 ríos secundarios, más el río principal.
La microcuenca se encuentra ubicada en la parte este del hipercentro de la ciudad, bajo el perfil de cerros que la rodean, atravesando zonas densamente pobladas así como zonas rurales con vocación agrícola en el costado occidental del Ilaló y el cantón Mejía. En el trayecto desde Amaguaña hasta Nayón recibe numerosas descargas domiciliarias e industriales que alteran su condición natural.
Otro factor que afecta directamente al río son las concesiones de materiales pétreos en el sector de Guangopolo y en la Unión del San Pedro con el Machángara en la zona de Nayón.
Su río principal, el San Pedro, es uno de los ríos más grandes del DMQ, sin embargo, es uno de los más afectados que atraviesa por zonas densamente pobladas a tal punto que por los índices de calidad del agua indican que no se podría usar para consumo humano.
El 41% de la microcuenca tiene una susceptibilidad alta a eventos relacionados a lluvias intensas de larga duración, las cuales pueden provocar deslizamientos e inundaciones en las parroquias de Amaguaña, Conocoto, Cumbaya, Guamaní, Guangopolo, Jipijapa, La Argelia, La Ferroviaria, Llano Chico, Nayón, Puengasí, San Isidro del Inca, Quitumbe, Turubamba, y Zámbiza.
El 7% de la microcuenca tiene una susceptibilidad moderada. La susceptibilidad alta por lluvias intensas de corta duración que pueden provocar inundaciones y movimientos en masa puntuales representa el 4%. Dentro de la microcuenca se asientan 1’127.170 habitantes. El 43% del total de la microcuenca está urbanizado.
Las zonas con mayor densidad poblacional se ubican en el Valle de Los Chillos y Cumbayá, hasta el sector de Nayón.
Microcuenca del Chiche
Nace en las estribaciones orientales de la cordillera, en la zona alta de la parroquia de Pifo, y se alimenta de las quebradas del flanco este del Ilaló. La microcuenca tiene una extensión de 39334,4 Hectáreas, de las cuales el 59,76% pertenecen a la parte alta, 34,32% a la parte media y 5,42% a la parte baja.
La microcuenca tiene 3 ríos secundarios más el río principal y 123 quebradas. El río Chiche es uno de los afluentes más importantes del río Guayllabamba, uniéndose al río San Pedro en los límites de Puembo y Tumbaco.
La microcuenca tiene una vocación mayormente agrícola, ya que el 4% de su territorio se considera como suelo urbano. Pese a ello, en su interior se ubican cabeceras parroquiales importantes como Puembo, La Merced, Alangasí, Pintag y Pifo, así como sitios estratégicos como es el caso del relleno sanitario del Inga. La población dentro de la microcuenca es de 193.760 habitantes.
En esta microcuenca no existe riesgo alto por lluvias intensas de larga duración, sin embargo, existe un riesgo moderado en el 1% del territorio, lo que podría generar deslizamientos en las parroquias de Puembo y Tumbaco. El riesgo por la susceptibilidad a lluvias intensas de corta duración es del 4% lo que podría causar deslizamientos e inundaciones en las parroquias de Tumbaco, Puembo y Pifo.
La microcuenca del río Chiche enfrenta una serie de problemáticas ambientales que amenazan su biodiversidad y el bienestar de las comunidades que dependen de él. Problemas de contaminación por vertidos industriales, residuos domésticos y la pérdida de su caudal en algunas zonas, consecuencia del crecimiento urbano y prácticas agrícolas inadecuadas, son motivo de preocupación.
Especial atención se debe prestar a la expansión acelerada en la parroquia de Puembo, la cual está perdiendo su vocación rural. Estos factores han ocasionado la alteración de la calidad del agua, afectando tanto a los ecosistemas acuáticos como a las personas que utilizan el río para consumo, riego y actividades recreativas. Una de las mayores preocupaciones es el vertido de lixiviados del relleno sanitario a las quebradas y ríos secundarios que alimentan al río Chiche.
Los detalles del plan de acción
Junto al análisis de cada una de las microcuencas se establecen los planes de acción, con la participación de actores sociales y entidades gubernamentales, y se fijan montos y plazos para las actividades.