El canje de deuda externa para Galápagos ya rinde resultados
En Galápagos Life Found participan los pescadores artesanales y la academia, junto a la Armada y ONG, entre otras. Se centra en la pesca sostenible.
Por Álvaro Samaniego
La experiencia de canjear una porción de la deuda externa ecuatoriana por protección natural reportó los primeros resultados durante 2025.
La operación financiera se realizó en 2023. En 2024 se estructuró la operación de acuerdo con las exigencias de transparencia y se fundó Galápagos Life Found (GLF).
En 2025 se movilizaron los primeros USD 12,4 millones para cumplir los objetivos de esta acción, revolucionaria en Ecuador y una práctica bastante utilizada en el mundo.
El compromiso es destinar USD 450 millones a las Islas Galápagos, en un plazo de 18,5 años (desde 2023 hasta aproximadamente 2041/2042).
En esa operación se generó un ahorro de USD 1.100 millones de su deuda.
Ecuador anota ya en su registro dos canjes de deuda. Además del GLF, está en fase de estructura institucional el Fondo Biocorredor Amazónico.

El canje de deuda es una operación financiera a través de la cual se recompra la deuda ecuatoriana a menor costo, con el compromiso de que una porción importante del ahorro se destine a conservación o mitigación de la naturaleza.
Pioneros en el canje
Como pioneros en los canjes de deuda, “en la primera convocatoria hicimos la apertura para dos temas que eran muy esperados por la comunidad, pesca sostenible y educación”.
Son declaraciones de Mónica Calvopiña, directora Ejecutiva del GLF. La experta debe reportar sus labores a un Directorio, que toma las decisiones estratégicas.
Está formado por cinco representantes del gobierno (Armada, MAG, MAE, RR. EE. y el Consejo de Gobierno de Galápagos).
También lo conforman representantes de la sociedad civil: los donantes, la academia, pesca artesanal, turismo, ONG ambientales.

La ejecución del presupuesto previsto se resume en la siguiente tabla:
GLF es un caso especial. Fue el complemento financiero a la creación de la Reserva Marina Hermandad (60.000 km2, aproximadamente), que se agregó a la Reserva Marina Galápagos (alrededor de 140.000 km2).
Aparte de la vigilancia de las reservas marinas (que ocupó la mitad del presupuesto de ejecución de 2025) hay un énfasis tácito en transformar la pesca artesanal en pesca sostenible.

El "Sello Galápagos"
“Es importante que el sector pesquero trabaje en hacer la pesca sostenible no solo con artes de pesca sino con comunicación, educación y mercadeo del producto, en por qué tiene ese valor agregado”, mencionó Mónica Calvopiña.
Con una inversión de alrededor de USD 3,8 millones, el proyecto de "Trazabilidad y Tecnología" se ha convertido en el buque insignia de la organización.
El objetivo es ambicioso: dotar a la flota local de sistemas de monitoreo digital que permitan certificar el origen legal y sostenible de cada captura.
De esta manera, se puede elevar el valor del producto en mercados exclusivos y combatir, al mismo tiempo, la infiltración de la pesca ilegal en la cadena de suministro.
Paralelamente, se hace gestiones para que los compradores -consumidores del mercado continental y empresas turísticas- acepten pagar un valor adicional por la trazabilidad.
Sin embargo, el despliegue tecnológico no ha estado exento de turbulencias en los puertos de Santa Cruz e Isabela.
El 60% de la flota ya tiene dispositivos de monitoreo satelital, pero persiste tensión debido al temor de que la vigilancia digital se convierta en una herramienta de control punitivo en lugar de un beneficio comercial.
Para mitigar este recelo, el GLF ha impulsado el "Sello Galápagos", una certificación para garantizar la trazabilidad.
La operatividad del Fondo también ha puesto a prueba la vigilancia de la nueva Reserva Marina Hermandad, los nuevos drones de largo alcance y el financiamiento de patrullajes comunitarios.
El miedo recurrente de los críticos es que, una vez concluidos los ciclos de subvención, los equipos de alta gama terminen como chatarra tecnológica por falta de mantenimiento o conectividad.
En última instancia, el GLF se enfrenta al desafío de mostrar que no es un obstáculo para la soberanía local, sino un puente eficiente hacia la conservación.
Para la directora ejecutiva de GLF, “En estos momentos, de parte del gobierno no hay la capacidad de suplir todas las necesidades de conservación, porque hay otras necesidades también prioritarias. (El canje de deuda) Es una buena forma de no descuidar nuestro patrimonio natural”.
Y concluye asegurando que “El reto (para 2026) es que estamos creciendo”.


