Seis barreras que rompimos y la que podríamos traspasar
Así están los indicadores de la salud planetaria, medidos por nueve barreras.
Seis de las nueve barreras planetarias han sido traspasadas y estamos a punto de romper la séptima, según el último reporte del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático.
Esta séptima barrera es la acidificación de los océanos, que se acerca a niveles peligrosos, poniendo en riesgo a los ecosistemas marinos.
Las llamadas barreras planetarias son nueve indicadores que los científicos han sintetizado con el objeto de trazar un marco seguro para la existencia de la humanidad.
En otras palabras, las barreras son indicadores de la salud planetaria, que tienen relación con el cambio climático.
Por eso su escala de medición son las partes por millón en la atmósfera del principal gas de efecto invernadero, que es el dióxido de carbono o CO2.
La medición considera solo el CO2 liberado como resultado de las actividades humanas.
El límite que marca el inicio del cambio climático es de 350 partes por millón de CO2 (ppm) en la atmósfera.
Las seis barreras rotas son:
1· Cambios en el Agua Dulce, medidos por el volumen de precipitaciones de agua en los bosques o Green Water, y por la huella hídrica azul o Blue Water.
2· Alteraciones en los Sistemas de Vida Terrestre.
3· El Cambio Climático, medido por la concentración de CO2 en la atmósfera, además de la variable de Cambio Climático calculada por el forzamiento radiativo.
4· La modificación de los Flujos Biogeoquímicos, atados al ciclo del fósforo y al ciclo del nitrógeno.
5· Introducción de Nuevas Entidades derivada de las actividades humanas.
6· Cambios en la Integridad Funcional de la Biósfera y alteración de esta misma variable, que puede ser medida por la reducción de la diversidad genética.
Hasta ahora las barreras habían sido estudiadas y monitoreadas por separado, pero los investigadores del Instituto de Potsdam han encontrado que la transgresión de cada una tiene efectos sobre las demás.
Cuál es el nivel seguro
El estudio se enfoca en los cambios producidos en los últimos 12.000 años, cuando comenzó la civilización humana compleja, y en los últimos 300 años cuando empezó la industrialización.
Así, el modelo del Instituto de Potsdam calcula las barreras a partir de las concentraciones de CO2, desde un límite de 350 partes por millón (ppm) hasta un umbral extremo de 1.000 ppm.
Rompemos barreras cada vez que un indicador supera las 450 partes por millón de CO2, pero si nos mantenemos en 350 ppm o por debajo significa que el planeta todavía tendrá recursos para intentar equilibrarse.
El siguiente gráfico elaborado por la Nasa muestra que, en promedio, para el 16 de junio de 2024, ya habíamos sobrepasado las 450 ppm y vamos en camino a llegar a las 500 ppm de CO2.
La zona de alto riesgo comienza a partir de las 450 ppm de CO2, se vuelve de alto riesgo moderado al entrar en el umbral de 550 ppm y de alto riesgo crítico en las 750 ppm.
Y a partir de las 1.000 ppm de CO2 estamos hablando de un escenario de transgresión extrema.
En resumen, una severa y persistente transgresión de las barreras incrementa el riesgo de que estemos llevando el equilibrio biofísico de la Tierra al límite, a una zona en la que el planeta ya no tendrá capacidad de recuperación.
Qué podemos hacer
"El diagnóstico es que la salud del paciente, llamado Planeta Tierra, está en condición crítica", dice Johan Rockström director del Instituto Potsdam.
La buena noticia es que, gracias a este estudio, por fin tenemos un diagnóstico de lo que los gobiernos, las empresas y las personas podemos hacer.
Lo primero es entender que todas las acciones locales, al final, tienen un impacto global, por tanto las soluciones deben ser holísticas, según el Instituto.
Una de las acciones más importantes que propone el Instituto es incorporar los conocimientos y las soluciones desarrolladas por los pueblos indígenas, sobre todo en cuanto al manejo de los recursos naturales y de la economía.
Después de todo, los pueblos indígenas han vivido durante siglos "en armonía con la tierra, han aprendido a usar el ambiente para sobrevivir y a dejar que los ecosistemas se regeneren", dice Oumarou Ibrahim, director de Guardianes Planetarios.
Los datos y las correlaciones que los científicos del Instituto han construido a lo largo de años, y que se expresan en el estudio, servirán de norte para los procesos de decisión de política pública de los países, para las estrategias ambientales de las empresas, de los organismos multilaterales de crédito y de los ciudadanos.
El Instituto promete que comenzará a trabajar en una red de alianzas para crear una especie de centro de control de la salud de la Tierra, usando datos enviados por satélites, Inteligencia Artificial e incorporando el conocimiento indígena.
La meta final es tener chequeos de la salud planetaria periódicos, para ayudar a la humanidad a encontrar el camino de regreso a un espacio de operación seguro en el que el desarrollo no signifique la destrucción del planeta.
Para ver el estudio completo haga click en el siguiente enlace: https://www.planetaryhealthcheck.org/storyblok-cdn/f/301438/x/a4efc3f6d5/planetaryhealthcheck2024_report.pdf