Asociación público-privada para tomar la posta en El Inga
El objetivo es lograr, en tres años, una gestión integral que reduzca el impacto ambiental. En la base está la responsabilidad ciudadana.

Por Álvaro Samaniego
Mirar la basura como un recurso ya está en la mente de las autoridades municipales. Pero todavía no en muchos de los actores que forman parte del ciclo, sobre todo, entre los ciudadanos.
El punto de quiebre será la inclusión de la empresa privada en la gestión de los desechos sólidos que producen los 2'700.000 habitantes de Quito.
El proceso arrancó con la aprobación de la convocatoria a una asociación público-privada (APP) por parte del Concejo Metropolitano de Quito.
Si todo marcha dentro de los plazos, en tres años los residuos de Quito se transformarán en recursos económicos y ambientales.
Tras la entrega del perfil técnico a la Secretaría Técnica de APP del Gobierno en abril de 2025, se hará la estructuración técnica, jurídica y financiera (un año).
Una vez adjudicada la obra, la construcción e implementación del complejo -que se levantará junto a las actuales instalaciones- tomará dos años.
Ahora mismo, no hay un sistema moderno para gestionar las 2.200 toneladas de basura que genera la ciudad cada día, y que aumentará con el tiempo.
La Empresa Metropolitana de Gestión de Residuos Sólidos (EMGIRS) es la entidad pública responsable de una disposición técnica de los residuos de Quito.
Su gerente, Santiago Andrade, dijo que están plantando "la semilla de un cambio estructural”, que es indispensable tanto por razones técnicas como ambientales.
“Esto no es solo gestión de residuos, es una apuesta por un modelo de ciudad que cuida su entorno y su gente, a la vez que genera ingresos a partir de estos residuos”: Santiago Andrade

La saturación de El Inga
Estaba previsto que el que se bautizó como Relleno Sanitario de El Inga sirviera 15 años contados desde 2003. Con una serie de artilugios, se logrará que esté habilitado 11 meses más.
Sus 65 hectáreas se llenan rápidamente. Los operadores se han tomado varios meses en estabilizar el sistema, que estuvo descuidado.
Según los funcionarios de EMGRIS, se omitió consolidar las masas de basura y se estuvo al borde de provocar un colapso ambiental, con un deslave sobre el río Inga.
Para poder organizar todo lo que llega en los vehículos, los desechos se dividen en tres tipos: ordinarios, peligrosos y escombros de la construcción.
De los comunes, el 50% son residuos orgánicos, hay un 17 % de plástico, 14% de textiles y celulosa (papel, cartón) y el 19% restante es variado.
En las dos estaciones de transferencia, el paso previo a que los desechos lleguen a El Inga, ya se hace una primera separación (botellas de plástico, por ejemplo).
Además, hay un proceso de compactación de la basura -por el cual una tonelada métrica (tm) se convierte en un metro cúbico- que se embarca y se traslada al botadero durante todo el día.
La basura se deposita en “cubetos”, como se denomina a las excavaciones de hasta 30 metros. El último de estos depósitos está siendo utilizado.
Los restos orgánicos que se colocan aquí se degradan rápidamente. La basura se cubre con una membrana para evitar que los gases se dispersen en el ambiente.
En el proceso subterráneo suceden dos fenómenos. Por un lado, se filtran los líquidos de estos restos orgánicos (lixiviados) . Para evitar la contaminación, se los recoge.
En la actualidad, una empresa inglesa procesa los líquidos, los limpia y los vierte al río. Se trata de unos 650.000 litros al día de agua limpia pero no potable.
Por otro lado, los restos orgánicos se descomponen y emiten metano, el gas que más contribuye al calentamiento global, unas 30 veces peor que las emisiones de los vehículos.
Ese gas se conduce, por tuberías, a una central de generación eléctrica, basada en la combustión de metano. Ahora, produce 9 megavatios, suficiente para servir a 40.000 casas.
Inversión de 190 millones
La APP es un esquema, a largo plazo, para el diseño, financiamiento, construcción, operación y mantenimiento de proyectos de infraestructura o servicios públicos.
Se espera que la iniciativa privada se presente con los USD 190 millones que se requieren para instalar el sistema de gestión de residuos más moderno del Ecuador.
Tendrá plantas de reciclaje, celdas de compostaje, sistemas para la generación de biogás, área de residuos no aprovechables, parque solar, renovación de estaciones de transferencia, purificación de líquidos.
El Municipio Metropolitano entregará 109 hectáreas, junto a El Inga, y dará seguridad jurídica y administrativa durante 20 años, con una tasa interna de retorno del 12%.
El Municipio seguirá transportando los desechos y esta asociación le dejará espacios -y recursos- para otras acciones que apoyarán los esfuerzos por la sostenibilidad.

Bajar emisiones y educar
El gobierno municipal metropolitano informó que, hasta hoy, se ha logrado reducir de 80.000 a 250.000 tm de gases de efecto invernadero (GEI).
Se calcula que el Nuevo Complejo Ambiental logrará evitar emisiones por el equivalente a 400.000 toneladas de CO₂.
Esta iniciativa le permitirá a Quito convertirse en una de las ciudades latinoamericanas con mayor aprovechamiento de sus residuos (entre el 60% y 70%).
El esfuerzo va a tono con la urgencia mundial para mitigar el calentamiento global, para evitar que la temperatura promedio supere los 1,5 °C.
Paralelamente, se pretende mejorar el trabajo de 4 escombreras, de 6 centros de educación y gestión ambiental, composteras comunales, contenedores de pilas y ecocentros.
Son una serie de acciones cuyo objetivo es lograr que la población tome un protagonismo mayor, que comience con la clasificación de la basura.
Cuando el Concejo Municipal aprobó la operación, algunos integrantes del cuerpo edilicio intervinieron para pedir que, como complemento indispensable, se haga planes de educación.
Una parte importante de la responsabilidad de la gestión de los desechos la tienen los ciudadanos, individualmente.
Hay una transformación cultural pendiente: la educación puede lograr que la responsabilidad ciudadana vaya a la misma velocidad que los planes de la ciudad.
