Cómo reducir el severo impacto ambiental de la construcción

Desde varios frentes, la reducción de los gases de efecto invernadero en la construcción se vuelve un paradigma. Una alianza entre México y Ecuador.

Cómo reducir el severo impacto ambiental de la construcción
La construcción tiene una doble emisión de carbono. Foto: Pablo García Saldaña/Unsplash

Por Álvaro Samaniego

Existen dos fuentes básicas de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) en la construcción: el primero es la edificación y su mantenimiento. Se consume energía durante la operación de los edificios (calefacción, refrigeración, iluminación).

La segunda fuente, conocida como “carbono incorporado”, es la emisión de gases de las industrias que proveen los insumos necesarios: la extracción de materiales, la fabricación de cemento y acero, transporte, construcción y demolición.

La construcción, como gran sector, es el causante de una tercera parte de las emisiones contaminantes.

La demanda global de construcción está creciendo, en particular en economías emergentes, lo cual añade presión al conjunto de emisiones. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de países ha actualizado sus códigos de construcción a estándares de cero emisiones.

Por ello, escasamente un 4% del gasto global en construcción está alineado con los objetivos del Acuerdo de París de 2015, para frenar el impacto de las emisiones de carbono.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, siglas en inglés) ha medido que el ritmo de reducción de emisiones del sector es demasiado lento. Está “fuera de camino” para alcanzar la descarbonización en 2050.

Recientemente, la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos emitió el Manifiesto de la Arquitectura Panamericana, con miras a la COP30.

El Objetivo 5 trata de promover una transición ecológica-energética y justicia social, hacia una cultura de la moderación y la permanencia, revalorizar lo existente como principio de sostenibilidad.

Así mismo, priorizar la sobriedad y la contención, formar y sensibilizar a las nuevas generaciones y adoptar una ética de proximidad y servicio público.

La UNEP también considera la necesidad de hacer códigos de construcción fuertes, revisar los estándares energéticos y vincular el financiamiento a estos estándares.

En Ecuador, la base es la Norma Ecuatoriana de la Construcción (NEC).  Si bien no es la única, contiene la Norma de Habitabilidad y Seguridad-Eficiencia Energética.

Exige que las nuevas edificaciones sean diseñadas para reducir activamente la demanda de energía. Este objetivo se logra mediante la arquitectura bioclimática y el control estricto de los materiales de cerramiento.

Una asociación público-privada para tomar la posta a El Inga
El objetivo es lograr, en tres años, una gestión integral que reduzca el impacto ambiental. En la base está la responsabilidad ciudadana.

Hay un asunto particularmente difícil de manejar: los residuos de construcción y demolición (RCD) son uno de los más grandes y tienen un efecto significativo sobre el clima. Incluso, muchas veces no se miden directamente como emisiones del sector.

De acuerdo con UNEP y GlobalABC, el problema de fondo está en todo el ciclo de vida, no solo en la etapa final del desperdicio.

Un paso adelante

En Quito, se suscribió una alianza para disminuir el metano en la producción de cemento, en un esfuerzo regional por enfrentar el problema que genera la construcción.

El Instituto Ecuatoriano del Cemento y Concreto (Inecyc), la Federación Interamericana del Cemento (Ficem), la municipal Empresa Pública de Gestión Integral de Residuos (Emgris) y la fábrica Unacem firmaron esta alianza.

A través de ella, en Ecuador y México se probará una metodología para disminuir sustancialmente la emisión de metano.

En Quito se firmó una alianza para reducir el metano en la producción de cemento. Foto: Álvaro Samaniego

“Solamente hasta ahora se está adquiriendo conciencia del impacto del metano. Eso es lo que pasa. (Falta) un poco más de sensibilización de las autoridades y de la población”.

Son las expresiones de María José García, de Ficem, que agrupa a 77 empresas de 26 países. Los federados se han comprometido a llegar a carbono neutro en 2050.

Santiago Andrade, gerente de Emgris, de su lado, reiteró la decisión de trabajar con la empresa privada para poder hacer una mejor disposición de los residuos.

El presidente del Colegio de Arquitectos de Pichincha, Diego Ordóñez, afirmó que  “hay un abanico de construcciones informales gigante. Y, hay unas minoritarias, que están dentro del radar y que son las que se alinean” con la clasificación de los desperdicios.

Si el problema no se puede resolver por el lado de los constructores, los fabricantes de cemento consideran que su actividad sí influirá positivamente.

“Para la industria cementera, convertirnos en empresas sostenibles es la única manera de que la industria sobreviva, de cierta manera”, afirmó José Antonio Correa, gerente de Unacem.

La clave, pero no la única acción, para Unacem es reemplazar el uso de combustibles fósiles en el proceso de elaboración del cemento. Hasta ahora, han logrado bajar sustancialmente gracias a la biomasa, por ejemplo.

Según lo considera Ficem, Unacem es una de las empresas con mayores avances en la región en cuanto a la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero.

Si es exitosa, la metodología de esta alianza podría ser adoptada por Naciones Unidas como un modo real de disminuir el impacto de la construcción en el calentamiento global.

La demanda global de construcción está creciendo, en particular en economías emergentes. Foto: YoutopiaEcuador.