Consumir huevos de gallina reduce la desnutrición crónica infantil
Por Cristina Márquez
Los refrescos artificiales, fideos y arroz son los productos más comercializados en las tiendas de abastos. En las comunidades de Angamarca, una parroquia del cantón Pujilí ubicada a 110 kilómetros de Latacunga, la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) es común.
Las autoridades del gobierno parroquial aseguran que hay casos en casi todas las familias con niños menores a cinco años y que requieren la intervención estatal urgente.
“Esto pasa por el desempleo. Los padres de familia no tienen el dinero suficiente para alimentar bien a sus hijos”, dice Ángel Chocana, vocal del Gobierno Parroquial de Angamarca.
Esa parroquia, donde la mayor parte de la población es indígena, es una de las más golpeadas por la pobreza y falta de servicios básicos. Esta zona depende de la siembra de mellocos, papas y cereales.
Uno de cada dos niños ya nace con desnutrición
Según la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut 2018), en Cotopaxi, uno de cada dos niños ya nace con desnutrición crónica infantil, lo que ocasiona un retraso en peso y talla. El 21.22% de niños de esa provincia tienen ese padecimiento.
Para los niños de 0 a 2 años los efectos de la desnutrición crónica aún son reversibles, pueden recuperar su peso y talla, así como producir nuevas conexiones neuronales.
De acuerdo con el Ministerio de Salud Pública (MSP), en los siete cantones de Cotopaxi hay 19 282 niños en ese rango de edad que están desnutridos.
Después de los 1000 días de vida, los efectos de la malnutrición ya son permanentes. Los infantes no desarrollan adecuadamente su sistema neuronal, lo que se traduce en un bajo rendimiento académico. Además, la talla baja ya no podrá recuperarse adecuadamente.
Investigadores de la Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC) identificaron que las malas prácticas alimenticias, la falta de control médico y la mala calidad del agua son otros factores que causan la DCI en la provincia. Además de los bajos ingresos económicos.
Pujilí, Sigchos y Saquisilí son los cantones más afectados
Las últimas estadísticas del MSP ubican a Cotopaxi en el cuarto lugar nacional con mayor índice de desnutrición en niños menores a dos años. En el primer puesto está Chimborazo, seguido por Santa Elena y Tungurahua.
El promedio provincial de desnutrición es del 21,22%. En Pujilí, Sigchos y Saquisilí las cifras son casi el doble (superan el 40% en cada localidad). En esos poblados uno de cada dos niños tiene DCI.
En estos tres sitios la mayor parte de la población es indígena y tienen otro factor en común: sus necesidades básicas están insatisfechas. Menos de la mitad de la población tiene acceso al agua entubada en sus hogares y a la recolección adecuada de excretas.
“A las malas prácticas alimentarias se suma la falta de acceso al agua, lo que ocasiona enfermedades parasitarias que complican los cuadros de salud de los niños”, dice Juan Antonio Zurita, académico que investiga los hábitos nutricionales en esa zona desde hace cinco años.
El consumo de huevos: una alternativa para revertir los efectos de la desnutrición
Un proyecto piloto de la Prefectura de Cotopaxi demostró que el consumo diario de huevos de gallina puede mejorar hasta en un 47% la nutrición de los infantes.
Los técnicos de la Unidad de Derechos de Interculturalidad entregaron gallinas de postura a 117 familias de la parroquia Alaquez. En solo ocho meses se logró reducir la desnutrición de -3 medidas estándar a -2, en los niños menores a dos años.
Esto significa que los infantes pasaron de tener una baja talla severa a una baja talla.
Mónica Troya, coordinadora del proyecto, cuenta que los resultados son alentadores e implican una esperanza para la infancia de la provincia.
Por ello, la entidad espera concluir el proyecto piloto y extenderse a los demás cantones priorizados de Cotopaxi: Pujilí, Saquisilí, Sigchos y la zona rural de Latacunga.
“Trabajamos con todas las familias que tengan niños de hasta cinco años, pero priorizamos a los niños de hasta dos años porque la evidencia científica ha demostrado que hasta esa edad los infantes tienen mejores opciones de recuperarse de la desnutrición“, dice Troya.
La empresa privada se une al proyecto
En el proyecto se involucraron empresas privadas como Novacero, que donó gallinas de postura. Otras entidades entregaron insumos para alimentar a las aves, comederos, entre otros materiales. También organizaciones no gubernamentales como FAO y ACRA.
El Gobierno provincial, en cambio, asignó un equipo técnico integrado por un ingeniero agrónomo, un veterinario y un nutricionista. Ellos visitan a las familias regularmente, para capacitarles sobre el manejo de los animales, los huertos familiares y a preparar alimentos con alto valor nutricional.
Andrés Bonilla, el nutricionista del grupo, cuenta que las familias cuidan con entusiasmo a sus gallinas y que los niños empezaron a recuperar su talla.
El proyecto se inició en julio del 2021. Con muestra de nueve niños, se les detectó un retardo severo de crecimiento y hoy solo hay dos niños que siguen en esa condición.
“La proteína animal del huevo es muy necesaria para el crecimiento de los niños; además, la yema tiene ácidos grasos saludables, vitaminas A y D, entre otras propiedades con excelentes beneficios para los infantes”, dice.
La prioridad es abordar a las madres gestantes
Las mesas cantonales coordinadas por la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil lograron ubicar a 6 605 mujeres embarazadas y a 11 047 menores de dos años en lo que va del 2022.
Cuando las familias son ubicadas por las entidades estatales que forman parte de la mesa se inicia un seguimiento del crecimiento de los niños y el acceso a los servicios de salud.
Ubicar a las gestantes y a los niños pequeños para hacer un seguimiento de su crecimiento y estado de salud es parte de la estrategia de esa entidad estatal para prevenir la DCI.
Otra parte del programa son las brigadas universitarias que recorren las comunidades y parroquias. Su objetivo es ubicar a las madres y niños que aún no han sido abordados por las mesas cantonales.
Erwin Ronquillo, secretario de Ecuador Crece Sin Desnutrición, dice que la entidad no busca erradicar la desnutrición infantil sino prevenirla. Por eso, el trabajo con los infantes de hasta los dos años de edad es una prioridad.
Hay 1300 universitarios buscando a este segmento poblacional. Cuando los abordan los brigadistas se aseguran que las madres y sus pequeños hayan accedido a los controles médicos. Además, les informan sobre los efectos irreversibles de la desnutrición infantil.