Mini eléctricas revolucionan zonas aisladas de Rep. Dominicana

Más de 50 pequeños proyectos basados en liderazgos locales y fuentes renovables, contribuyen a reducir el efecto invernadero y promueven la transición energética

Mini eléctricas revolucionan zonas aisladas de Rep. Dominicana
Comunitarios trabajando en una micro hidroeléctrica del proyecto Luz de Agua. Foto: Oleade

Por Zahiris Francisco

Según el Informe Mundial sobre el Desarrollo de la Pequeña Hidroenergía (WSHPDR, por sus siglas en inglés), República Dominicana figura entre los países del Caribe con un 98% de acceso a energía eléctrica en zonas rurales montañosas

Muchas reciben energía de micro hidroeléctricas comunitarias, un modelo en el cual el país se volvió referente a lo largo de los últimos 27 años. Actualmente, como parte del programa Luz de Agua, son 48 los proyectos en funcionamiento en el país.

Adicionalmente, existen proyectos apoyados por el Estado y vinculados a diferentes organizaciones, basados en el mismo método, lo que asciende la cifra de mini hidroeléctricas a poco más de 50 plantas, con una energía hidroeléctrica instalada de 623 megavatios.

El programa surgió de la visión del ingeniero estadounidense Jon Katz, con un enfoque social y de apoyo al desarrollo. Desde su inicio fue promovido por el Programa de Pequeños Subsidios (PPS-SGP) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El objetivo es apoyar de forma financiera y técnica proyectos de la sociedad civil para “conservar y restaurar el medio ambiente, mejorar los medios de vida y lograr beneficios ambientales globales a través de acciones locales”.

A pesar de que el proyecto se lleva a cabo principalmente en la parte este de la isla La Hispaniola, algunas comunidades haitianas en terrenos fronterizos también han sido beneficiadas.

Entre los principales aportes reportados figuran el acceso a energía a más de 22.000 personas en más de 5.000 hogares, donde se reporta una disminución en gastos energéticos aproximadamente superior al 60%, sumando además más de 25.000 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) evitadas o absorbidas por el uso de energía renovable cada año. 

La primera microhidroeléctrica

La “Hidroeléctrica Comunitaria El Limón" fue instalada en 1998, liderada por el Consejo Comunitario El Limón. Esta planta beneficia a la comunidad homónima, perteneciente a la provincia de San José de Ocoa, República Dominicana. Tiene 3.5 kilovatios (kW) de potencia y beneficia a 70 hogares de la zona.

Michela Izzo, licenciada en Ciencias Ambientales y actual directora ejecutiva de Guakía Ambiente - a organización sin fines de lucro líder en el programa-, explicó que la popular frase “Luz de Agua” surgió de los comunitarios de El Limón, como una manera de expresar cómo, a partir de una pequeña fuente de agua, lograron obtener electricidad, un recurso del que antes carecían. 

“Luz de Agua” surgió en El Limón, como una manera de expresar cómo, a partir de una pequeña fuente de agua, lograron obtener electricidad: Michela Izzo

“A partir de la primera planta se empezaron a buscar zonas parecidas y de ahí surgió el levantamiento de otras 30 ó 35 comunidades rurales, donde se identificaron preliminarmente fuentes de agua con el potencial para satisfacer las necesidades energéticas de las comunidades”, recuerda. Actualmente, según Izzo, hay 10 proyectos en fase de ejecución con avances que van desde el 35% hasta el 90%.

A lo largo del tiempo, las microhidroeléctricas de Tres Cruces, Pescado Bobo, Palma Herrada, La Vereda, Los Lirios, Los Mangos y La Lomita fueron conectadas a la red eléctrica nacional, como fuente complementaria de generación, para hacer frente a las reducciones de caudal, especialmente en los periodos de sequía extrema.

El modelo representa más que crecimiento local: impulsa el desarrollo del territorio y su protección al evitar su explotación indiscriminada. Además, promueve la descentralización de la energía eléctrica del régimen ordinario basado en combustibles fósiles y diversifica el manejo de las fuentes de generación dentro del marco de la seguridad energética nacional.

“Es realmente una gran riqueza que la República Dominicana puede ofrecer al mundo entero, y por ello se ha ubicado como referente mundial para este tipo de modelos comunitarios, impulsando intercambios con varios países latinoamericanos como Colombia, Haití, México y Venezuela, entre otros”, señala Izzo.

Uno de los desafíos del avance del cambio climático son las sequías, que últimamente son más intensas y prolongadas, teniendo un impacto directo en las micro hidroeléctricas. El funcionamiento de esas estructuras está sujeto a sus fuentes acuíferas. Algunas, tras periodos de sequía, únicamente son puestas en marcha en temporadas húmedas.

Para estos sistemas, está actualmente en curso la implementación de soluciones híbridas de generación, que permitan complementar la producción microhidroeléctrica, garantizando la continuidad del servicio a la población.

Por qué son diferentes

Izzo hace notar que en una micro hidroeléctrica, “no se observan altos impactos ambientales negativos como los que suelen tener las grandes hidroeléctricas, ya que hablamos de una potencia inferior a los 500 kW y que normalmente no se lleva a niveles superiores”.

Tampoco se construye un dique, y, consecuentemente, se evita la inundación de un área. “En las micro hidroeléctricas simplemente se represa una parte del agua disponible en el río y se canaliza aprovechando solo un porcentaje del caudal, dejando un caudal ecológico que permite que la fuente de agua se mantenga viva. Además, esa misma agua se devuelve a la fuente luego de turbinarla, a una distancia que no supera los 2,5 km del punto de toma”.

La duración promedio de construcción depende en gran medida de factores económicos, del equipamiento, de la formación técnica y de la disposición de la comunidad local y puede extenderse hasta seis años, dependiendo de la disponibilidad de estos insumos. 

El alcance de las micro hidroeléctricas en República Dominicana varía desde cinco familias hasta más de 280, como en el caso específico de la Hidroeléctrica Arroyo Frío, que abastece a las comunidades El Arraiján, La Ciénaga y Arroyo Frío, en el municipio de Jarabacoa, provincia La Vega.

Los costos de inversión también pueden variar significativamente, alcanzando rangos desde USD $13.800 hasta USD $1.350.000. También los gastos en equipos de generación oscilan entre USD $3.600 y USD $180.000, según datos reportados por Guakía Ambiente.

Un 85% del total de las 48 hidroeléctricas instaladas se encuentra actualmente en funcionamiento, algunas con más de 25 años de operación, siendo manejadas completamente por las comunidades locales, en una muestra sólida de autonomía. 

Sistemas fotovoltaicos complementarios

Frente a las sequías de fuentes acuíferas que anulan el uso de las micro hidroeléctricas, existen fases de apoyo a través de sistemas fotovoltaicos complementarios. Estos sistemas generan energía solar que abastece a la comunidad de electricidad y son especialmente útiles cuando, debido a situaciones climáticas, se imposibilita el uso de las plantas ya instaladas.

Entre las comunidades que cuentan con sistemas fotovoltaicos en fase de construcción están Vuelta Larga, en la provincia María Trinidad Sánchez, Fondo Grande, en Dajabón, El Jengibre, en Santiago Rodríguez y Los Naranjales, en Peravia. 

Izzo afirmó que actualmente están trabajando en colaboración con el Ministerio de Hacienda y Economía (MHE) y con el Ministerio de Energía y Minas (MEM) en la implementación de sistemas solares fotovoltaicos en aquellas comunidades donde no existen condiciones para instalar una hidroeléctrica, por no haber fuentes de agua propiamente aprovechables.

El programa cuenta en la actualidad con un sistema fotovoltaico independiente en operación que suple a las comunidades de Caratá, Rossó y Pahutico, otro en fase de construcción destinado a suministrar energía a los sectores de Rancho Valdés, Rancho Thomas y Pequero, y un último en fase de planificación para abastecer a La Sierrecita y La Siembrita, todos en la provincia de Elías Piña.

Elvin Collado, técnico de mantenimiento de El Palero. Foto: Zahiris Francisco

La transición de El Palero

La “Hidroeléctrica Comunitaria El Palero”, inaugurada el 14 de diciembre de 2023, abastece de energía a las comunidades de El Palero, Auqueyes, La Sierrecita, Cenoví y La Cabirma, en la provincia Santiago Rodríguez.

La organización responsable es el Consejo para el Desarrollo Comunitario de El Palero (CODECOPA), y la microhidroeléctrica abastece a 180 hogares, microempresas rurales, una escuela, una iglesia y el alumbrado público, en una zona cuya economía es prevalentemente agrícola, especializada en café. 

Esta planta forma parte del programa “Luz de Agua” y fue construida por los habitantes de las comunidades beneficiadas durante aproximadamente 10 años, como muestra de su decisión de permanecer en la comunidad pese a las limitaciones económicas, motivados por el arraigo familiar, el amor por su tierra heredada y el deseo de crecer a nivel local.

A pesar de las dificultades -falta de carreteras, carencias de servicios básicos y recursos económicos- la comunidad ha logrado importantes avances con la llegada de la electricidad.

Entre las necesidades más urgentes, destacan la mejora del acueducto, la construcción de una policlínica y el arreglo definitivo de la carretera, ya que los traslados a centros de salud son largos y peligrosos. 

Los costos totales reportados de esta construcción ascendieron a RD$84.767.311,40 (US$1.353.037,18). Uno de los principales técnicos de mantenimiento de esa planta, Elvin Collado, se supo que cada familia aportó durante los periodos de trabajo su servicio.

La inscripción para cada familia que quisiera participar fue de RD$1.000 (US$15,96) y una cuota mensual de RD$100 (US$1,60), además cada familia hizo un aporte en mano de obra no especializada de por lo menos 180 días de trabajo, lo que al final se contabilizó en una contrapartida comunitaria total de RD$20.659.271,99 (US$329.758,75).

Existieron, además, otras entidades privadas y estatales que contribuyeron económicamente al proyecto, entre ellas: el Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPS-SGP/GEF/PNUD), el Ministerio de Energía y Minas (MEM), Guakía Ambiente, la Fundación Popular, la Fundación Interamericana (IAF) y el Fondo MARENA, con aportes totales de RD$64.108.039,41 (US$1.023.278,43). Todo esto con la finalidad de aportar a la compra de tuberías, la instalación de redes eléctricas e instalaciones domésticas por parte del Estado, las cuales, según Collado, tardaron hasta dos años para cubrir solo algunas partes de la comunidad.

CODECOPA asumió el compromiso de administrar adecuadamente el sistema, respetando las normas de uso, de manera que se pueda hacer frente a demandas futuras de energía en función de la capacidad instalada.

Existieron, por otro lado, familias que decidieron no participar y que al día de hoy permanecen ajenas a la energía provista por la microhidroeléctrica. En base al reglamento de uso consensuado y aprobado, estas familias tienen la posibilidad de ser beneficiadas si, tras solicitarlo, pagan el monto establecido, a través de un acuerdo de pago firmado con el Comité Hidroeléctrico y la organización comunitaria.

El uso de la energía se extiende a quehaceres domésticos, educativos, productivos y de alumbrado público. La tarifa de pago establecida para cada familia va desde RD$400,00 (US$6,38) hasta RD$700,00 (US$11,17); en el caso de establecimientos turísticos, esto puede elevarse hasta los RD$1.500,00 (US$23,94) al mes. 

Según Collado, la cláusula para obtener energía fue el trabajo. “El que quiere luz debe trabajar”, señaló. Durante su relato contó, además, lo difícil que fue para la comunidad subir cuesta arriba los tubos, cargándolos por partes y a mano en la montaña, resaltando que se necesitó la ayuda de muchos hombres para trasladar las herramientas.

El acceso a las comunidades es por carretera asfaltada hasta el sector La Leonor y con pavimento de piedra de ahí en adelante, mientras que una densa red de caminos vecinales, que se pueden recorrer a pie o montados en animales, une otros poblados de un lado y del otro de la Cordillera Central.

En cada vivienda fue instalado un sistema de cableado y redes de distribución, acorde con las necesidades específicas, de modo que quede garantizado el uso de la energía de manera segura y confiable, con un breaker de 4 o 6 amperios, según la necesidad.

El sistema microhidroeléctrico permite a la comunidad poseer energía las 24 horas del día, lo que facilita significativamente las tareas del hogar, con beneficios especialmente para las mujeres. Asimismo, permite refrigerar los alimentos, mantiene los electrodomésticos en funcionamiento y flexibiliza el acceso a recursos como internet, potenciando el desarrollo educativo de los residentes.

Existe un pequeño equipo de técnicos comunitarios que mantiene bajo supervisión la operación de la hidroeléctrica. Las comunidades, además, se han entrenado en el uso eficiente de la energía, así como en diferentes temáticas ambientales, entre ellas cambio climático, manejo de recursos naturales, reforestación y manejo de cuencas, fortaleciendo su conocimiento científico sobre medio ambiente y territorio, y contribuyendo a la reducción de los riesgos climáticos.

Este artículo fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina

Inauguración de la micro hidroeléctrica El Palero, el 14 de diciembre de 2023. Foto: Guakía Ambiente