Los tolupanes claman por energía eléctrica en Honduras

Gran parte de esta población no tiene acceso a ese servicio. Mientras tanto, ya se siente el impacto positivo de los paneles solares.

Los tolupanes claman por energía eléctrica en Honduras
Colaboradores del proyecto Corylus entregando un sistema solar LSX. Foto: Cortesía: AECID

Por Yarely Madrid

En el corazón de Honduras, en medio de montañas y zonas boscosas del departamento de Francisco Morazán, se encuentra la histórica Montaña de la Flor, el hogar de la etnia indígena tolupán. Al noreste, en Yoro, también subsisten 28 tribus de la misma etnia.

Aunque la población tolupana -unas 20 mil personas- se encuentra separada en dos departamentos, comparten una misma condición: en muchas comunidades no existe una red eléctrica proporcionada por la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE).

Según relata la líder tolupana Marta Gracia Ramos, cuando llega la oscuridad de la noche muchas familias tolupanes que viven en Yoro, se alumbran solamente con “leño” encendido.

“La mayoría del pueblo tolupán no tiene recursos para adquirir un proyecto de luz; las comunidades están lejos de los pueblos y los caseríos más grandes vivimos en las partes altas de las montañas”: María Ramos

En el departamento de Yoro la cobertura de la energía eléctrica es de 82.8%, y 30.437 personas no tienen acceso a la electricidad. Del porcentaje total de la población un 60% pertenece a la etnia tolupana. 

El municipio de Marale, en el departamento de Francisco Morazán, donde se encuentran también los tolupanes, tiene un 44.20% de viviendas sin energía eléctrica. Francisco Morazán tiene la mayor red de electrificación en todo el país, con un 93% de acceso a energía.

Casa tolupán en Yoro, beneficiaria del proyecto de paneles solares. Foto: Cortesía: AECID

¿Por qué no tienen luz?

Leonardo Deras, ex subsecretario de Estado en los Despachos de Energía Renovable y Electricidad de la Secretaría de Energía de Honduras (SEN) y comisionado de la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica (CREE), explica que en Honduras “un 85% tiene acceso a energía y el otro 15% no lo tiene”.

Deras considera que, debido a la dispersión de las comunidades y las limitaciones económicas, no es factible para el gobierno construir una red eléctrica, por lo que el Estado “está impulsando instalar paneles solares individuales en las casas”.

Deras indicó que este será un beneficio para las comunidades que nace a partir de un proyecto de “microrredes” que se está gestionando con el Banco Mundial y tendrá una valoración de 85 millones de dólares.

El experto aclara que “el programa estará vigente en función de la disponibilidad de los recursos” que tenga el Estado y de “licitaciones públicas internacionales para firmar los contratos”.

Paneles solares instalados en en el departamento de Honduras, Yoro. Foto: Yarely Madrid.

Microrredes, parte de la solución

Una microrred es un sistema autónomo de la red eléctrica que puede distribuir, generar y controlar la electricidad en una localidad gracias a plantas de generación que dependen de recursos renovables como solares e hidroeléctricos. 

Arlen Flores, presidenta de la Asociación Hondureña de Energía Renovable (AHER), considera que las microrredes pueden ser una “solución totalmente viable” para las comunidades remotas.

“Ya existen en Honduras casos de éxito de micro-sistemas aislados que operan con una matriz 100% renovable, que proveen energía eléctrica a comunidades remotas”, señaló.

Samir Siryi, expresidente del AHER, compartió que el gran reto será la sostenibilidad de las inversiones. “La operación y mantenimiento de la planta con el tiempo representa un reto”, apuntó.

Siryi se refirió a los fondos que se necesitan para estos proyectos y detalló que lo ideal sería que fueran internacionales y se gestionen a través de la empresa privada con el apoyo del gobierno para regularlos.

Tolupán recibiendo un panel solar. Foto: Cortesía Funach Honduras

Riesgos e iliquidez

Flores señala que el sector de energía en Honduras está atravesando una crisis de liquidez desde hace una década debido a las millonarias pérdidas de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica. Una situación que se está agudizando y pone en total riesgo los nuevos proyectos renovables en el país e, incluso, los que ya se están desarrollando.

Concuerda en que hay que “sanear las finanzas del sector eléctrico” para que los inversionistas tengan la certeza de que se puede recuperar su inversión con seguridad.

“Hay que tener tener una visión compartida entre gobierno, sector privado y todos los involucrados para que los inversionistas sientan seguridad de que un proyecto de cinco a diez años tiene el menor riesgo”: Samir Siryi

A criterio de Siryi es necesario implementar algunas normativas para llenar los vacíos existentes y así fortalecer el marco regulatorio del sector energético, favoreciendo las inversiones.

Financiamiento internacional

El Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ) detalla en una investigación una serie de proyectos destinados a comunidades indígenas que no fueron llevados a cabo. ERIC-SJ se dedica sobre todo a abordar temas relacionados a los derechos humanos.

Por ejemplo, en julio del 2016, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó el programa “Restauración ecológica, energía renovable, riego y agricultura protegida en las comunidades Lencas, Tolupán y Nahua.

Uno de los objetivos era mejorar los medios de vida locales a través de energías alternativas y prácticas agrícolas sostenibles.

Otro proyecto fue el “Programa Nuestras Raíces” del Fondo Hondureño de Inversión Social, que tuvo un monto de 20 millones de dólares; también “Apoyo a las Poblaciones Indígenas de Honduras” por 3,5 millones de dólares.

Al menos 11,5 millones de dólares fueron destinados para el programa de Desarrollo Integral de los Pueblos Autóctonos. Además, estuvo el Programa Nacional de Educación para las etnias autóctonas y afroantillanas de Honduras, con 15 millones de dólares, y la donación de 100 mil dólares en 2016 por el gobierno de Taiwán para la tribu tolupán de Luquigüe, en Yorito.

Sin embargo, la indígena Marta Gracia Ramos reclama que los tolupanes se encuentran desde hace décadas olvidados por los gobiernos de Honduras.

“Los pueblos no aceptamos los proyectos extractivos de las empresas, vemos con amor y agrado a nuestra madre naturaleza, por eso vivimos aislados de la sociedad y del gobierno, porque no aceptamos estas cosas”, manifiesta.

La líder tolupana expresó su pesar por la situación del pueblo tolupán, que vive en extrema pobreza, sin trabajo debido a las escasas cosechas y en un estado de aislamiento.

“Lo poco que se cosecha es para la alimentación y no tenemos dinero para poder traer luz eléctrica a nuestras comunidades”, detalló.

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Los sistemas solares sí sirven

Aunque esta problemática continúa, en algunos lugares la situación mejoró gracias a una donación de sistemas solares fotovoltaicos o paneles solares a 32 comunidades de cinco tribus tolupanes, bajo el proyecto “Corylus”.

El proyecto es financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) en consorcio con la Fundación Energía sin Fronteras (ESF) y otras organizaciones más.

El informe de AECID revela que Corylus fue puesto en marcha debido a la “carencia significativa de los servicios eléctricos” en esta zona.

También se evidencian las razones de esta problemática relacionadas a “recursos de las empresas, gobiernos locales y familias de comunidades viviendo en situación de pobreza y /o la ubicación geográfica con difícil acceso”.

El Informe de cobertura y acceso a la electricidad del 2023 revela que se encuentran instalados unos 2.000 paneles solares en la comunidad tolupana.  

Además, hay otro tipo de beneficios. Las principales actividades de las comunidades tolupanes son la explotación de madera, la ganadería y la producción de café. Por lo mismo, algunas familias están utilizando la energía solar para procesar café y granos básicos, y otras abrieron pequeñas tiendas de abarrotería, llamadas comúnmente “pulperías”.

Mientras tanto, otras comunidades esperan tener acceso a la energía que permita mejorar su calidad de vida.

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Este artículo fue producido con el apoyo de Climate Tracker América Latina