Ecuador puede ser un laboratorio de inversiones sostenibles de UE
La Unión Europea es el principal destino de ventas no petroleras y no mineras del país y el segundo inversor más importante. Varias reformas en camino.
Por Álvaro Samaniego
Ecuador se siente cómodo con las negociaciones con la Unión Europea (UE) para un Acuerdo de Facilitación de Inversiones Sostenibles (Sustainable Investment Facilitation Agreement, SIFA).
Se trata, según la delegación de la UE en Ecuador, de una alianza verde y un paso que puede redefinir la interrelación económica, en un momento en que la inversión responsable y la transición energética son claves para el desarrollo.
El SIFA busca “promover el desarrollo sostenible en Ecuador, facilitando la inversión y expansión de las empresas de la UE” en energías renovables, la digitalización, la agricultura, el transporte y la logística.
Tanto la UE como Ecuador resaltan el contexto de la negociación. La UE es el segundo inversor más importante en Ecuador, con presencia destacada en energía, agua y saneamiento, salud, tecnología, sostenibilidad ambiental y turismo, señaló, por su parte, el Comité de Comercio Exterior (Comex).
La UE recalca, de su lado, que el stock de inversión extranjera directa (IED) de la UE superó en Ecuador los 8.000 millones de euros en 2023, frente a los 7.100 millones de 2022. A la vez, la UE ya es el principal destino de exportaciones no petroleras y no mineras del país.
El significado del SIFA
¿Pero qué es, exactamente, un SIFA y qué busca? Apunta a mejorar los procedimientos que hoy dificultan la relación entre los inversionistas directos y las autoridades ecuatorianas.
Aunque jurídicamente distinto, el SIFA complementará el Acuerdo Comercial Multipartes entre la UE y la Comunidad Andina, creando una asociación aún más sólida, señala la oficina de la UE en Ecuador.
La UE tiene acuerdos (bilaterales y/o regionales) con la mayoría de los países latinoamericanos, incluidos México, Chile, Colombia, Perú, Ecuador, y bloques como el Mercosur y Centroamérica.
Además, acuerdos de asociación y cooperación con casi todos los países de la región, llegando a tener relación con unos 30 de los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), señala la información del Parlamento Europeo.
El SIFA está alineado con el objetivo de la UE de forjar lazos económicos más sólidos, justos y sostenibles con los países socios en desarrollo.
Entre las tareas pendientes: estabilidad jurídica, coordinación institucional, licencias más ágiles, y una política activa para impulsar sectores verdes, con énfasis en energías renovables, economía circular, agroindustria y manufactura de valor agregado.
La UE exige altos estándares ambientales, sociales y de gobernanza. No solo quiere mercados, quiere inversiones que respeten los derechos humanos y el planeta.
En esa línea, el documento sugiere que las empresas ecuatorianas deben convertir estos requisitos en una oportunidad: certificaciones sostenibles, trazabilidad total, lucha anticorrupción y mayor transparencia en procesos de contratación pública.
Esa adaptación puede abrir la puerta a nuevas cadenas de valor, especialmente en alimentos diferenciados, pesca responsable y turismo verde.
La buena noticia es que el cambio ya empezó. Proyectos como Villonaco II y III, en Loja, la interconexión eléctrica Ecuador-Perú, el metro de Quito y el tranvía en Cuenca, entre otros, demuestran que la inversión europea puede traducirse en empleo, innovación y reducción de emisiones.
No fue posible conocer cuáles son los pasos ni cuáles los tiempos que deberán cumplir las partes para concretar el SIFA. Hasta hoy, Angola ha sido el único país en completar exitosamente el proceso.

Un laboratorio de energías limpias
Las partes destacan que se trata del primer SIFA negociado en América Latina. "Permitirá modernizar el marco institucional y regulatorio ecuatoriano, promoviendo un entorno de inversión transparente, sostenible y eficiente, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Plan Nacional de Desarrollo 2025–2029", señaló el Comex.
La coyuntura convierte a Ecuador en un candidato natural para ser hub de energías limpias en la región, si logra activar un portafolio serio de proyectos competitivos y con permisos expeditos.
Vale decir que el SIFA se complementa con otra apuesta europea: Global Gateway, que busca alianzas más modernas, digitales y sostenibles con países emergentes.
Si Ecuador cumple los compromisos de facilitación, también contará con cooperación técnica y financiamiento europeo para implementar las reformas necesarias y acelerar la transición económica.
Aquí está la verdadera oportunidad: atraer no solo más inversión, sino mejor inversión, según destaca la información de la UE. En un país urgido de empleo, diversificación productiva y certezas económicas, el SIFA puede ser el comienzo de una alianza renovada entre Ecuador y Europa.
Aun así, el futuro del acuerdo dependerá de que Ecuador avance internamente. El documento es claro: el SIFA “por sí solo, no garantizará resultados”, y el país deberá fortalecer su competitividad frente a otras economías latinoamericanas.
Pero el reloj corre. Mientras la región compite por convertirse en destino de capital verde, Ecuador tiene en sus manos la posibilidad de saltar hacia adelante. Dejar pasar esta oportunidad no es una opción.
