Ecosistemas de negocios y sostenibilidad, los nuevos desafíos de las empresas
Redacción Youtopía
En el contexto de la denominada ‘La primera expedición científica y cultural a las Islas Galápagos y a Ecuador’ se analizaron temas relacionados con economía y sostenibilidad.
La Real Academia Europea, la Fundación Quo Artis, My Planet First con la colaboración de la Fundación Fidal y la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), impulsaron el encuentro.
Uno de los conferencistas, Josep Alet Vilaginés (España), explicó el alcance de los Ecosistemas de negocios y la sostenibilidad.
Cuando nos enfocamos en los ecosistemas de negocios y sostenibilidad, ¿de qué estamos hablando?
Estamos hablando de dos ámbitos que están íntimamente relacionados para el éxito futuro de los negocios y de la humanidad.
Las dos partes que la componen: los ecosistemas, que son un conjunto de empresas que participan con reglas de juego que ayudan a tener resultados muy superiores de los que obtendrían por separado e integran a compañías de distintos sectores (de los ecosistemas de éxito que se analizaron en 2020, un 53 % de empresas de cinco sectores estaba siendo parte de un ecosistema).
En cuanto a sostenibilidad, cada vez hay más concienciación en las empresas, que no solo se trata de tener mejores resultados sino de enfocarse hacia un mundo mejor. Qué esté mejor con nosotros, que sin nosotros. Es decir, que el impacto que ocasiona la empresa deje un mundo mejor en el sentido de generar menos emisiones de CO2, menos plástico, que generemos más energía de la que consumimos.
¿Es decir, se trata de buscar ese triple impacto en lo económico, ambiental y social, como lo hacen las Empresas B?
Si, ese es el mejor reflejo. No solo se trata de lo económico sino del impacto en el entorno y en lo social.
¿Cómo incide el ecosistema de negocios y la sostenibilidad en la manera de hacer negocios en el futuro?
Cada vez más los negocios van a competir de forma más desdibujada, más caótica, pero al final con mayores oportunidades en el sentido de que se desdibujan los sectores tradicionales como tal, cada vez más todos compiten contra todos.
Ante los ecosistemas, individualmente es poco lo que se puede hacer. Incluso las grandes compañías, por ejemplo, Apple, ha tenido un éxito incuestionable, pero muchos de los modelos de negocios que ha desarrollado y ha sido triunfador, ha sido porque se ha apoyado en ecosistemas. Si hubiera ido solo como compañía no habría triunfado ni mucho menos. Tenemos una perspectiva de futuro en la que se va a funcionar con mejores resultados de negocio si somos capaces de colaborar con otras empresas.
Bajo el planteamiento de que pueden ser parte de los ecosistemas empresas de diferentes sectores, ¿qué tan complejo puede ser un proceso de adaptación para las compañías?
Es un asunto complejo. Cuando una empresa se ha mantenido siempre en su manera de producir o de competir, le genera incomodidad y hay que saber cómo transformarse.
Por ejemplo, cuando ayudamos a compañías en la transformación de su negocio empresarial, lo primero que tiene que cambiar es la mentalidad, la forma de pensar de las personas.
Hay que revisar el modelo del negocio y cómo se ejecutan las operaciones. Ahora, hay un cambio social muy importante en las nuevas generaciones, que enlaza con lo de sostenibilidad, y cada vez más las nuevas generaciones piden un propósito positivo a las empresas. No simplemente es crecer, vender más o ganar más, sino qué es lo que aporto en mi trabajo, para que sea mejor para nuestra sociedad y nuestro entorno. Y esto lleva a que las empresas lo deban incorporar sí o sí en esta parte de conciencia social y de sostenibilidad que antes muchas lo pasaban como un tema totalmente secundario.
¿Para qué tipo de empresa es más fácil ingresar en esta nueva dinámica de ecosistema y sostenibilidad, y para cuáles sería un proceso más lento?
Este es un tema relevante. Las que tienen más fácil son las nuevas empresas, las ‘start up’, los sectores de emprendeduría, porque están más abiertas a los cambios que se producen en su entorno. En cambio, lo tienen más difícil aquellas compañías que han estado siempre en un solo sector y han triunfado en su sector. Son las que tendrán que ponerse las pilas para hacer más cambios en su forma de actuar.
¿Las empresas deben enfocarse primero en ir hacia un ecosistema y luego dar el paso a la gestión sostenible o son procesos que se deben llevar paralelamente?
Tiene que integrar a la sostenibilidad en el propósito de la empresa de forma natural. Este es el ideal. Hay un ejemplo importante de empresa a nivel mundial en ese sentido y es Unilever. En su momento no lo reconocí por su plan de sostenibilidad sino porque se orientó a la generación de valor a mediano y largo plazo, más allá de la presentación de los resultados cada trimestre. Además, introdujo una iniciativa de sostenibilidad, que hasta ahora tiene impacto en la sociedad, con el objetivo de mejorar la vida de mil millones de personas. Desde que Unilever puso a la sostenibilidad como uno de sus ejes estratégicos no ha dejado de crecer.
¿Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 son vitales en la perspectiva de consolidar los ecosistemas de negocios?
Las agendas de país, de uniones económicas y demás tienen un efecto muy claro en las empresas por donde va su camino, sí o sí. Por ejemplo, California acaba de decir que tiene que haber emisiones cero de carbono en los automóviles en 2035. Las agendas están muy bien si se ponen objetivos intermedios, para ver los avances y que no sea aquello como algo muy lejano. Todo el mundo puede estar de acuerdo, pero es importante ver qué pasos de deben dar para llegar ese tipo de objetivos. Las agendas tienen que llevar a puntos específicos, que motiven a las personas a saber cómo lo están haciendo. Por eso, los ODS son relevantes.
¿Cuál es el impacto de los ecosistemas de negocios y la sostenibilidad en la cultura empresarial?
Cuando se incorpora la sostenibilidad en los objetivos de una compañía, en aquel momento se está diciendo: señoras, señores, no solo estamos teniendo en cuenta a los ‘stakeholders’, a los accionistas, a la sociedad, al entorno, porque estamos tratando de dejar un mundo mejor que antes. Además, deben ponerse de acuerdo en los indicadores que se van a generar y sobre la base de esos objetivos se plantean acciones enfocadas en la sostenibilidad.
¿Cuál es el rol del consumidor frente a empresas más sostenibles?
Se ha comprobado cada vez más que los consumidores son más sensibles a empresas que sean sostenibles. En distintos estudios recientes se menciona que hay consumidores que aceptan un 10 a 15% de precio extra porque se les esté ofreciendo un producto que sea sostenible. Uno de los mercados que está creciendo en los últimos años de forma exponencial es el de compra de segunda mano en todas las categorías y la principal categoría que crece en EE.UU., Europa y Latinoamérica es la de ropa. Este es otro ejemplo de economía circular, de sostenibilidad, que viene desde el consumidor.
¿Cómo incide el marketing en aquellas empresas que efectivamente son conscientes de la sostenibilidad frente a las que no lo son?
Cuando el marketing actúa como maquillaje pocas veces funciona bien. En el corto plazo puede tapar una mala gestión, son errores que afectan a la sostenibilidad y a veces los consumidores están mejor informados. Ese marketing que podría tapar zonas de mal funcionamiento es cada vez más difícil.
Josep Alet Vilaginés (España) es consultor empresarial y profesor de marketing. Estudió Ciencias Económicas y Empresariales y se doctoró en Ciencias Económicas en la Universidad de Barcelona. Es precursor del marketing relacional en España y fundó la agencia consultora de marketing, Marketingcom. Ha sido profesor adjunto en EADA (Escuela de Negocios en Barcelona) y colabora con otras escuelas de negocio y universidades.