La donación de leche materna, otra forma de salvar vidas
Por Cristina Márquez
23 mujeres llegan todos los días al Banco de Leche del Hospital General Docente de Riobamba, para recoger parte de su leche materna. Ellas la entregan para su distribución a los recién nacidos, que por alguna razón no han podido recibirla de su madre.
“Es otra forma de salvar vidas”, dice la enfermera especialista en lactancia materna, Raquel Robalino. Ella explica que consumirla en las primeras horas desde su nacimiento será un factor determinante en la vida de los pequeños.
La leche materna no solo es un alimento complejo lleno de enzimas, nutrientes esenciales, hormonas vivas, proteínas y otros componentes que ayudan al crecimiento. También está cargada de inmunoglobulinas y células inmunitarias que la vuelven el primer elemento de defensa contra las enfermedades.
“Es por eso que en este hospital no usamos fórmula, salvo por algún tema médico, que rara vez ocurre. Siempre tenemos a la disposición la leche materna pasteurizada y lista para el consumo, que estas mujeres nos entregan. Ellas para nosotros son una especie de heroínas”, dice Robalino.
Además de las mujeres que acuden al Banco de Leche, una vez a la semana la enfermera recorre los hogares de otras cinco mamás para recoger en sus casas las donaciones.
Los recién nacidos y niños prematuros se benefician de la leche de las mamás donadoras
Una enfermedad infecciosa impidió que Flora pudiera alimentar su bebé en sus primeros días de nacido. El pequeño Julián, quien nació con bajo peso, recibió enseguida la leche donada en el Banco de Leche.
“Mi hijo recuperó su peso en poco tiempo y un mes después, cuando terminé el tratamiento con antibióticos, yo mismo pude alimentarlo. Cuando recibí la leche materna me sentí aliviada, porque no hay mejor alimento que ese”, dice la mujer, quien recibió la donación para su hijo hace un año.
Raquel Rivera cuenta que casos como el de Julián son comunes. Algunas madres tienen complicaciones durante el parto y se quedan internadas sin poder alimentar a sus hijos, mientras que otras no logran hacerlo por ser poco secretoras o por falta de preparación.
La Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra todos los años del 1 al 7 de agosto, es una campaña mundial coordinada por la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés), para crear conciencia y estimular la acción sobre temas relacionados con la lactancia materna.
Fuente: Organización Mundial de la Salud (OMS)
Otro caso menos común es el de las madres portadoras del VIH. Cuando uno de estos casos se detecta, el personal del Banco de Leche se prepara para atender al pequeño con toda la leche necesaria para que pueda alimentarse a libre demanda y así evitan el contagio.
Los bebés prematuros también reciben cuidados especiales. Un equipo de médicos y enfermeras se encargan de suministrarle calostro, una leche que se ve un poco más amarilla que las demás.
“Tiene un mayor contenido graso, por eso su textura es un poco más pastosa”, explica la enfermera.
El almacenamiento y la pasteurización son parte del proceso de donación
La leche donada por las madres es recolectada cuidadosamente. Las enfermeras instruyen a las mujeres para lavar sus senos y manos antes de extraerla.
“Somos muy minuciosas en este trabajo. En la leche no puede haber ninguna impureza… que se filtre un cabello o algún pedacito de algo. Es algo que no puede pasar”, dice Rivera.
Después de la recolección la leche se filtra y se pasteuriza a 60 grados centígrados en un equipo especial. Luego se almacena en recipientes de vidrio estériles. Se puede conservar refrigerada hasta por seis meses.
La pediatra Ana García sugiere a las madres iniciar su propio banco de leche en casa. Para hacerlo se requieren pocos implementos: un extractor manual, recipientes de vidrio resistentes al calor o fundas plásticas especiales para este fin, que ya están disponibles en el mercado.
“La leche materna es ilimitada, el cuerpo de una mujer secreta tanta como su bebé necesite. Se puede estimular con extractores para obtener una provisión extra, en caso de que la mamá deba ausentarse o no pueda alimentar a su bebé en algún momento”, sugiere la experta.
“La donación es un acto de amor”
Verónica Cazorla se convirtió en mamá por primera vez hace 18 meses. Al principio alimentar a su bebé fue difícil, la lactancia le dolía, pero cuando aprendió a hacerlo correctamente todo cambió.
Su producción de leche siempre fue alta, tanta que se dio cuenta que podía abastecer a su bebé y a otro más. “Tenía tanta leche que se me regaba. No sabía qué hacer y con mucha pena la desechaba, luego supe que los bebés recién nacidos que estaban separados de sus mamás la necesitaban y decidí venir”.
Las madres que no pueden alimentar a sus hijos coinciden en que la donación es un acto de amor invaluable.
En el país hay en total nueve bancos de leche ubicados en el área de maternidad de hospitales del Ministerio de Salud Pública, de Quito, Guayaquil, Ambato, Riobamba, Babahoyo, Portoviejo y Cuenca.
Para convertirse en donadora las madres deben acudir a los centros de salud, donde les practicarán gratuitamente varios exámenes para comprobar que están aptas para la donación. La entrega de la leche puede hacerse directamente en el hospital o un equipo puede recoger la donación de los hogares de las mujeres.
La guía en el proceso de lactancia, otro servicio del Banco de Leche
La enfermera Jenny Jiménez es experta en madres primerizas. Muchas llegan al Banco de Leche con sus senos lastimados o agrietados porque no saben cómo alimentar a sus pequeños apropiadamente.
Jenny las trata con cariño, dice que siente empatía por ellas porque ella misma estuvo alguna vez en esa misma situación.
“La lactancia materna no debe doler. Si eso ocurre es porque hay un mal agarre del pezón que está dificultando el proceso”, dice la enfermera.
Ella les enseña a las madres cómo ubicar al bebé y cómo preparar sus pezones para que el agarre sea adecuado. “Es un poquito molestoso al principio, pero después ya ni se siente”, le dice a Katherine Romero, una madre de 25 años que acaba de dar a luz a su primera hija.
Katherine dice que nadie le enseñó sobre la lactancia materna antes y que fue muy difícil alimentar a su hijita. “Me dolía mucho y me sentía culpable porque no podía hacerlo bien, pensé que no lo iba a lograr. Después de recibir esta ayuda siento que podré hacerlo mejor”.
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