El Parque Sangay, un patrimonio de la humanidad casi olvidado
Tiene tres volcanes, 237 lagunas, dos ríos, varios pisos climáticos y muchas especies, pero no resuena tanto como Galápagos.
El 24 de agosto se conmemora el Día Internacional de los Parques Nacionales. Ecuador tiene 11, dentro de su Sistema Nacional de 59 Áreas Protegidas (SNAP).
Se trata de los parques nacionales Cayambe-Coca, Cotopaxi, Galápagos, Llanganates, Machalilla, Podocarpus, Sangay, Sumaco, Yasuní, Yacuri y El Cajas.
Una categoría especial de parques nacionales son aquellos calificados por la UNESCO como patrimonio natural de la humanidad. Ecuador cuenta con dos: Galápagos y Sangay.
Son lugares que se han producido sin intervención del ser humano y de enorme relevancia para la preservación de la naturaleza. En general, se trata de grandes extensiones.
El Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO ha inscrito en la lista a 153 lugares entre reservas y parques, de los cuales una veintena se halla en Sudamérica.
El Sangay y su declaratoria
La UNESCO declara patrimonios naturales a los lugares que contengan fenómenos geológicos superlativos o tengan excepcional belleza natural e importancia estética.
También califica como tales a lugares que sean ejemplos sobresalientes de etapas importantes de la historia de la Tierra, incluidos procesos geológicos significativos.
También busca ejemplos de procesos ecológicos y biológicos en curso en la evolución de ecosistemas de plantas y animales terrestres, de agua dulce, costeros y marinos.
Por último, deben contener hábitats naturales significativos para la conservación in situ de la diversidad biológica, incluidos los que albergan especies amenazadas de valor universal excepcional.
El Parque Sangay cumple con todos esos criterios. Fue constituido como tal en 1975 y ocho años más tarde fue declarado patrimonio natural de la humanidad por la UNESCO.
Pero el interés mundial y nacional no puede compararse con el que causa el otro patrimonio natural de la humanidad con que cuenta el país: el Parque Nacional Galápagos.
En 2023, Galápagos recibió 329.475 visitantes, lo que significó un aumento del 23% respecto de 2022, mientras que solo 1.017 personas visitaron el Parque Sangay.
De hecho, el Parque Sangay no tiene los problemas de presión turística de Galápagos, y una de las razones del bajo número de visitas puede ser la dificultad para transportarse hasta el lugar, así como su aislamiento.
Por otra parte, esta condición facilita la protección de las especies en peligro de extinción que lo pueblan, como el tapir de montaña y el cóndor de los Andes, señala la UNESCO.
La riqueza oculta del Sangay
El Parque Sangay tiene dos volcanes activos (Sangay y Tungurahua) y uno inactivo (Altar). Está emplazado en cuatro provincias: Cañar, Chimborazo, Morona Santiago y Tungurahua.
Sus paisajes ofrecen fuertes contrastes entre cumbres nevadas y selvas de llanura. Tiene varios pisos climáticos, pues tiene alturas desde 900 hasta 5.230 metros.
Este parque tiene por lo menos 327 lagunas, entre las que se destacan los sistemas lacustres del Altar, Ozogoche y las lagunas de Atillo, Sardinayacu, Culebrillas, Negra, así como las aguas termales El Placer.
Las nacientes del río Upano, que bordea Macas, capital de Morona Santiago, y luego desemboca en el Pastaza hacia el Amazonas, también están dentro del parque.
Otro río importante que nace en el Parque es el Paute: su caudal represado genera hasta hoy la mayor fuente de hidroelectricidad de Ecuador, señala el SNAP.
Hogar de pueblos indígenas
En la parte montañosa y alta del parque habitan los descendientes de los pueblos Cañari y Puruhá, y en la zona de selva están los territorios de la nacionalidad Shuar.
Estuvo en la lista de patrimonio natural en riesgo entre 1992 y 2005, por la construcción de la vía Guamote-Macas (luego modificada para preservar el área protegida), y por la cacería ilegal.
El impacto humano sobre el parque incluía la contaminación del río Upano y los lagos cercanos por el uso de dinamita, cambios en el microclima y efectos indirectos como la cacería y la deforestación.