Desnutrición crónica y agua contaminada: la dura realidad de la Amazonía ecuatoriana
Por Cristina Márquez
Las enfermedades diarreicas son el cuadro más común en los centros de salud de Pastaza, la provincia amazónica más golpeada por la Desnutrición Crónica Infantil (DCI).
Allí la falta de acceso al agua potable y a otros servicios básicos, como el alcantarillado y la recolección de basura, son la principal causa de ese problema, que afecta al 19.6% de los niños menores a dos años y al 21.9% de niños entre 2 y 5 años.
Las comunidades rurales donde vive la población indígena amazónica son las más afectadas. Según la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (ENDI), el 33,4% de niños indígenas menores de cinco años en las seis provincias amazónicas están desnutridos.
Otro dato alarmante es la mala calidad del agua que consumen las familias en la Amazonía. Solo el 52% de hogares tiene conexión a la red pública de agua potable y alcantarillado, pese a ello una gran mayoría de familias consumen agua de pozos (87,3%) y de manantiales (95,4%).
El agua para el consumo, sin tratamiento en comunidades rurales
A menudo los habitantes de Shiguacocha, una comunidad de Arajuno, caminan entre 10 y 20 minutos para recolectar agua de una vertiente. La gente dice que de ese manantial proviene agua pura y que, además, es un sitio sagrado.
Otras familias la toman de los ríos y riachuelos que fluyen a través de la selva. En esa comunidad, como en muchas otras, los habitantes carecen de servicios básicos como el alcantarillado. Las familias tienen pozos sépticos en sus hogares y no hay conexión a la red pública.
Según la ENDI esta realidad se repite en la gran mayoría de familias amazónicas con niños menores a cinco años. Los resultados muestran que el 95,4% de infantes de la Amazonía bebe agua de manantiales, el 87,3% lo hace de pozos, y solo un 52% tiene acceso a la red pública.
Ana Mayanshia, docente de la escuela local, dice que los niños están habituados a consumir el agua directamente del río o de la llave, por lo que con mucha frecuencia están enfermos.
“Se hacen campañas de desparasitación al menos dos veces al año, pero, de todos modos, los niños se enferman muy frecuentemente”, dice Mayanshia.
Pablo Pozo, médico del centro de salud de Shinguacocha, señala que constantemente se imparten charlas de salud para explicar a los habitantes sobre la importancia de hervir el agua antes de consumirla. El especialista comenta que eso se hace sobre todo en las casas donde hay niños pequeños, pero que la costumbre de consumirla cruda está muy arraigada.
Proyectos para llevar agua potable a la zona rural tienen desafíos
"Las comunidades indígenas están distantes de las cabeceras provinciales. Algunas ni siquiera cuentan con carreteras, solo se puede entrar por vía aérea o fluvial; llevar los servicios básicos hasta estos puntos es un desafío que requiere de millones de dólares", dice la viceprefecta, Lineth Calapucha.
La Viceprefecta recalca que pese a los desafíos, los cabildos pusieron en marcha algunos planes para mejorar la calidad de agua que beben los pobladores.
En la comunidad Caparacocha, por ejemplo, se invertirán USD 40 000 en un proyecto para la repotenciación del sistema de agua potable. Allí el agua se almacena en tanques reservorios, que no tienen cubierta y la gente la obtiene en ollas y baldes para llevarlas a sus hogares.
Con el nuevo proyecto se espera instalar tuberías nuevas y mejores tanques de almacenamiento donde se pueda clorar antes de ser distribuida.
El alcalde Germán Flores dice que, aunque se trata de una misión desafiante debido a la gran cantidad de comunidades distantes, mejorar la calidad del agua que consumen las comunidades es primordial, por lo que construir sistemas adecuados es la prioridad de su administración.
El 7 de septiembre de 2023, la Secretaría de la Circunscripción Territorial Especial Amazónica entregó un fondo no reembolsable por USD 356 000 al Municipio de Pastaza, para llevar agua potable a más comunidades.
Frutas tropicales y vegetales predominan en la dieta de los niños de la Amazonía
Pozo relata que en el centro de salud que dirige hay unos 30 casos de niños con desnutrición crónica y aguda. Él y su equipo estudiaron cada caso para entender el problema.
La dieta de los niños es considerada aceptable para sus condiciones de vida. Ellos consumen principalmente frutas tropicales, coladas, carne de pescado o pollo y vegetales cultivados en sus huertos.
"Hemos visto que el problema se inicia junto a la alimentación complementaria. Ahí se inician también las enfermedades por la mala calidad de agua que consumen", afirma el médico.
Otra práctica detectada en el centro de salud es el inicio temprano de la alimentación complementaria. La mayor parte de madres empieza a dar coladas a sus hijos, a partir de los cuatro meses o incluso antes.
Agua contaminada con heces fecales dispara las cifras de desnutrición infantil
Según la ENDI se detectó E-coli, una bacteria proveniente de las heces fecales, en el 67.6% de los hogares con niños menores a 5 años.
Pozo dice que esta cifra es alarmante. El sistema inmunológico de los niños menores a cinco años aún está en desarrollo, por lo que son más vulnerables a las infecciones. Los efectos más evidentes de la bacteria en el organismo son las enfermedades diarreicas y la desnutrición.
Otro efecto son las enfermedades gastrointestinales que incluyen síntomas como diarrea grave, vómitos, fiebre y dolor abdominal, lo que hace que se deshidraten fácilmente.
El Ministerio de Salud Pública tiene un protocolo para cuando se detectan estos casos. Robinson Chimbo, director distrital de salud de Pastaza, dice que los niños afectados por parasitosis y enfermedades diarreicas tienen alta prioridad de atención y que los casos graves son referidos a la Secretaría Ecuador Crece Sin Desnutrición, para que puedan beneficiarse de los bonos estatales.
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