Lluvias en la Costa y sequías en la Sierra, los primeros síntomas de El Niño en Ecuador
Por Cristina Márquez
“Las semillas no germinarán si este año no llueve”, dice apenada María Cuadrado, una agricultora de Alausí, en Chimborazo. En su comunidad, La Moya, el suelo está seco.
Los campesinos de las provincias del Callejón Interantino (Sierra Centro y Sur), empiezan a ponerse ansiosos porque la ausencia de lluvias atrasará la época de siembra.
La sequía es el primer síntoma confirmado del Fenómeno de El Niño en Ecuador. Pese a que aún no ha sido declarado oficialmente, los técnicos coinciden en que las anomalías climáticas se deben a este fenómeno que ya está llegando al norte del país.
El Océano Pacífico continúa con temperaturas inusualmente altas y la dirección del viento, que normalmente va de este a oeste, cambió.
Madelyn Enríquez, especialista del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) explica que mientras en el norte del continente El Niño está en su etapa de madurez, en Ecuador los efectos empezarán a sentirse con más fuerza en diciembre.
Colombia declaró oficialmente el inicio del Fenómeno de El Niño la semana pasada. En ese país también se experimentan sequías en la zona alta, incremento de temperaturas y lluvias fuertes en la Costa.
Allí la mayor intensidad de la anomalía climática se experimentará este noviembre.
Lluvias se incrementaron en un 600% en el norte del país
Esmeraldas prepara su contingente para soportar la fuerza de El Niño que se avecina. La limpieza de sumideros y canales son algunas de las tareas prioritarias del personal municipal de esa localidad.
“Estamos preocupados por los efectos que el invierno dejará. No solo son las lluvias, también son las actividades económicas que se verán aún más mermadas, la principal es el turismo“, dice el alcalde Viko Villacís.
Según él, los recursos municipales son insuficientes para cubrir todas las zonas vulnerables que requieren tareas emergentes por lo que insiste en que la provincia requiere la atención urgente del Gobierno Nacional.
En octubre se registraron 130 mililitros de lluvias, cuando el promedio normal para esta temporada del año es de 21 milímetros.
“Este incremento de precipitaciones del 600% es una evidencia de que El Niño ya está descendiendo a nuestro país”, explica Enríquez.
Los pronósticos apuntan a las que las lluvias aumentarán en esa zona en las próximas semanas, debido a que hay más humedad en la atmósfera oceánica por la alta temperatura del mar.
Además, está ingresando por el norte del país una masa de nubosidad proveniente de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT).
Las sequías podrían ser más agudas en diciembre
Mientras las lluvias se incrementan en la Costa, para la Sierra y Amazonía se pronostican bajas precipitaciones. Esto se debe al cambio en la dirección del viento, debido a la presión atmosférica ocasionada por el El Niño.
Cuando la temperatura del mar es alta, la atmósfera oceánica se altera, la presión cambia abruptamente y las lluvias se concentran en la Costa. Eso impide que las masas de humedad fluyan hacia las estribaciones de la cordillera, como ocurre normalmente.
Las estaciones meteorológicas del Inamhi muestran una considerable reducción en las lluvias en las provincias de la Sierra y Amazonía. En promedio las lluvias en estas regiones se redujeron en un 50%.
En Pastaza, por ejemplo, se espera un promedio de lluvias de 489 milímetros, pero solo llovió 266. Las provincias con mayor reducción de lluvias son Morona Santiago, Sucumbíos y Azuay.
En estas localidades están los principales afluentes captados para la producción de energía eléctrica. La falta de lluvias, especialmente en el Austro, ocasionó una importante reducción en el caudal de los ríos que sostienen la generación eléctrica en Paute, Mazar y Sopladora.
Las hidroeléctricas están operando al 44% de su capacidad debido al estiaje. “Es la sequía más severa de los últimos 50 años“, dijo el ministro de Energía, Fernando Santos.
Las sequías podrían ser aún más agudas con el descenso de la banda de nubosidad ZICT, que al acoplarse con la atmósfera oceánica alterada ocasiona la madurez del Fenómeno de El Niño.