¿La gestión de las baterías de litio frena la movilidad eléctrica?
La ausencia de regulaciones adecuadas genera incertidumbre en el país
La gestión de las baterías de litio es uno de los temas que genera inquietud, en el marco de la transición hacia la movilidad eléctrica en el Ecuador.
La falta de una visión estratégica y la ausencia de regulaciones adecuadas han convertido a este proceso en un camino, por ahora, lleno de incertidumbre.
Así se refleja en una investigación realizada por Ela Zambrano, de la Alianza Basura Cero Ecuador. Este es un programa del Área de Salud de la Universidad Andina Simón Bolívar.
“Se está dejando a un lado problemas cruciales, como la gestión de las baterías de ion litio fuera de uso, que representan un riesgo ambiental y para la salud pública”, sostiene Zambrano.
La electromovilidad (autos, motos y motocicletas) en el país experimenta un crecimiento exponencial en los últimos años, más aún con la firma del Tratado de Libre Comercio con China, en vigencia desde el 1 de mayo del 2024.
El mercado ecuatoriano
Entre 2020 y 2024 (agosto) se importaron 5.175 vehículos eléctricos, tanto ligeros como pesados, y 41.929 autos híbridos. Esta creciente flota implica la circulación de unas 47.100 baterías, principalmente de ion de litio.
La adopción de Vehículos Eléctricos o EV (por sus siglas en inglés) en el Ecuador ha pasado de 46 unidades en 2020 a 1.534 unidades en 2024 (agosto), según los registros del Servicio de Rentas Internas (SRI).
Aunque el crecimiento es sostenido, los eléctricos representan el 1,43% de 361.781 autos vendidos en Ecuador, en los últimos cuatro años.
El proyecto E-Moviliza (que articula la Escuela Politécnica Nacional, por delegación del Ministerio de Ambiente) menciona que se registran 2,88 millones de automotores matriculados en el país y que, en esa cifra, los vehículos eléctricos suponen menos del 1%.
“Visto así, el porcentaje es insignificante. Quizás esa sea la razón por la cual las autoridades responsables de articular y estandarizar la movilidad eléctrica, así como de regular la importación, uso y desecho de las baterías ven el tema como un ‘problema del futuro’”.
Ela Zambrano se refiere a los ministerios del Ambiente, de Energía y Minas, y de Producción, así como el Servicio Ecuatoriano de Normalización (INEN). "Es fundamental desarrollar políticas públicas sólidas y un marco regulatorio adecuado", menciona Zambrano.
El objetivo es garantizar la seguridad, la sostenibilidad y la circularidad de estas baterías a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la producción hasta la disposición final.
Regulación y control
En su investigación, Zambrano asegura que el control oficial sobre las baterías, tampoco se manifiesta en aspectos fundamentales.
Se refiere a la estandarización del etiquetado de las baterías de ion litio (LIB) con las que ingresan equipados al país, los vehículos eléctricos, híbridos y los de la denominada movilidad ligera.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) recomienda que la regulación permitiría el control de la calidad de las baterías y el conocimiento de cuánto tiempo estuvo almacenada, sus compuestos –no todas son iguales–, estructuras y el fabricante responsable, en el caso de necesitar una reparación de sus celdas.
La institución a cargo (INEN), indicó que están trabajando “internamente en los reglamentos y normativas que aún no pueden ser públicos”.
Si no se garantiza que la vida útil de la batería efectivamente cumpla la expectativa de 8 a 10 años, el futuro verde de la movilidad eléctrica se torna gris.
En las actuales condiciones, la reparación de las baterías es un desafío y la recolección un reto. Desde el Maate, explica Zambrano, se especificó que es “necesaria una normativa complementaria, que probablemente incluiría un instructivo de aplicación de responsabilidad extendida del productor (REP)”.
Este descuido de alguna manera contradice el afán por la mitigación del cambio climático.
La fiebre del ‘oro blanco’
Los autos eléctricos y/o híbridos se disputan el mercado de quienes quieren –y pueden– dejar los automotores a combustión por una opción más ‘ecoamigable’.
El litio -llamado ‘oro blanco’-, es un mineral fundamental para la industria de los autos eléctricos, teléfonos celulares, portátiles, industria aeronáutica. Se trata de un metal alcalino, plateado y blando, ligero, que pesa menos que el agua.
En el Salar del Hombre Muerto, una de las reservas más grandes de litio en el mundo, situada 4.000 msnm en Argentina, se extrae el mineral desde 1998.
Al día de hoy, este paraje enfrenta una profunda escasez de agua para consumo humano y animal como resultado de la extracción.
Esto llevó a las comunidades de Catamarca, a interponer una demanda en la Corte de Justicia provincial. Tras el litigio, lograron que el 14 de marzo del 2024 se suspendan nuevos permisos de extracción de litio.
La industria demanda más litio
La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) proyecta que los requerimientos totales de litio para la energía limpia pasarán de las 165 mil toneladas en 2023, hasta el millón 326 mil toneladas en 2040.
Esto significa un aumento de casi el 706,67%. En otras palabras, la extracción de litio se multiplicaría por más de siete veces en menos de 20 años.
No sucede lo mismo con los porcentajes de reciclaje de litio, obtenido a partir de las baterías en desuso.
La IEA admite que pasará de 5 mil a 154 mil toneladas entre 2023 y 2040. Es decir, que se prevé reutilizar apenas un total del 11,6% del litio extraído.