El avistamiento de tres osos de anteojos en El Chocó es alentador
En 2023 empezó un plan de fortalecimiento del subsistema de áreas protegidas, a partir del co-manejo con finqueros

Rocío Ayala, de 33 años, realizaba sus labores habituales como guardabosques de la Red Metropolitana la mañana del 21 de marzo de 2025, cuando su oído y su vista se pusieron en alerta.
La Secretaría de Ambiente de Quito informó que, ese día, Rocío estaba trabajando en el Corredor Ecológico del Oso Andino, en Nanegalito, sector Guandopungo o “corazón del bosque”, cuando un sonido llamó su atención y le hizo levantar la mirada.
En las copas de los árboles de aliso -introducidos para recuperar los bosques-, vio a una familia de osos. Se trataba de dos cachorros y una hembra que comían bromelias pacíficamente. ¿Le resultó fácil identificarlos a primera vista?


Incentivos no monetarios
“Antes del proceso de reforestación, era muy raro encontrar a los osos, habitantes de este santuario ecológico en Quito”, explica Rocío. “Tienen patas y garras muy fuertes para trepar los árboles pero también son tímidos ante la presencia del ser humano”.
El avistamiento se produjo en una de las fincas beneficiarias del programa de “Fortalecimiento del Subsistema Metropolitano de Áreas Naturales Protegidas (SMANP) del DMQ”.
Desde mayo de 2023 hasta la actualidad, la Secretaría de Ambiente ha incorporado a 290 fincas en las ocho Áreas Protegidas del Distrito Metropolitano de Quito, con una cobertura de 7.029 hectáreas de co-manejo con finqueros.
Se trata de tres Áreas de Conservación y Uso Sostenible: Mashpi-Guaycuyacu-Sahuangal, Pachijal y Yunguilla y de las Áreas de Protección Hídrica Cerro Las Puntas y de Intervención Especial y Recuperación Pichincha-Atacazo.
Además del Área Propuesta Camino de los Yumbos, y de las Áreas de Mojanda Cambugán y del Corredor Ecológico del Oso Andino.
El proyecto cuenta con una inversión de USD 480.000 en incentivos no monetarios con plantas nativas frutales, insumos para sistemas de riego y mejoramiento de sistemas de ganadería sostenible.
La inversión prevista para 2025 es de USD 450.000, para incrementar las fincas beneficiarias que mejoren su productividad con enfoque sostenible, señaló la Secretaría de Ambiente.

Osos, un buen bioindicador
El oso de anteojos es considerado una especie vulnerable. Sin embargo, su presencia muestra la recuperación de los bosques andinos y páramos, hábitat de especies como el cóndor andino, el tapir, el mono aullador, el tigrillo o la rana cohete de Mindo.
La guardabosques destacó la correlación entre la protección del ecosistema y la supervivencia de especies. "Mientras más éxito tenemos en la implementación de una política de conservación y reforestación, más se incrementa la población de osos” explica.
Rocío Ayala lleva más de dos años en tareas de protección y vigilancia en el Chocó Andino. Su trabajo consiste en la conservación de los bosques, la biodiversidad y los recursos naturales de esta región reconocida como una Reserva de Biósfera por la UNESCO.
Realiza, además, el monitoreo de especies en peligro de extinción y la supervisión del cumplimiento de normativas ambientales. También reconoce plantas, especies y los caminos del bosque.

La importancia del Chocó Andino
Se trata de una región de gran importancia ecológica reconocida por su alta biodiversidad y su papel en la conectividad de ecosistemas andinos y bosques nublados, hábitat del oso andino, también conocido como oso de anteojos.
Es parte de las 240.000 hectáreas con bosques y cobertura de conservación que representan el 57% de Quito.
Los bosques actúan como pulmones verdes, ayudan a capturar CO₂, protegen fuentes de agua y previenen la erosión del suelo, destacó la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito.
