Áreas desprotegidas: ¿podrá la nueva Ley cambiar la realidad?

Lo que sucede en la laguna de Atillo es un ejemplo de lo que debe cambiar en Ecuador. Varios aspectos de la nueva legislación y su reglamento son cuestionados.

Áreas desprotegidas: ¿podrá la nueva Ley cambiar la realidad?
Vista panorámica de la laguna de Atillo, en el Parque Nacional Sangay. Fotos: Youtopia Ecuador

Una enorme infraestructura abandonada en el kilómetro 78 de la vía Riobamba-Macas es lo que queda de la gestión de la asociación local y el Concejo de Guamote en la laguna de Atillo, en el Parque Nacional Sangay.

Es parte de un sistema lacustre importantísimo por el volumen de agua que capta de las montañas aledañas. Los meandros de la laguna descienden desde los 3.450 metros de altitud hacia importantes zonas de la provincia de Chimborazo.

El río Chambo, que riega el valle más rico de la provincia, dedicado a la agricultura y la ganadería, se junta con el río Upano (que tiene su origen en la laguna Negra, parte del sistema lacustre) y forma el río Paute.

El acceso a la laguna de Atillo está junto a la vía que partió en dos al Parque Nacional Sangay, y que partió en dos al propio sistema lacustre. La laguna Kuyuk se une con la laguna principal a través de un sistema de conducción de cemento armado bajo la vía.

El letrero "Prohibido el ingreso a particulares”, de la Asociación San Ramón de Atillo, creada por Acuerdo Ministerial 962 de 1994, es parte de la chatarra que, junto a pedazos de techos de zinc, contamina ambiental y visualmente el paraje. Hay además desechos dejados por turistas furtivos y bebedores.

Ese mismo abandono se puede observar en el sistema lacustre de Ozogoche, accesible desde Palmira, también en Chimborazo. Es asimismo parte del Parque Nacional Sangay

Pero la lista de naufragios turísticos en las áreas protegidas es larga, y no solo en los sistemas lacustres andinos sino el todo el país. No es un fenómeno de hoy.

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Tiene tres volcanes, 237 lagunas, dos ríos, varios pisos climáticos y muchas especies, pero no resuena tanto como Galápagos.

Sostenibilidad financiera, el meollo

Este abandono es el síntoma de un problema mayor: la inacción del Estado por falta de recursos para actividades turísticas, señala Tarsicio Granizo, director de WWF Ecuador y exministro de Ambiente.

Luego de que en el gobierno de Rafael Correa se dejó de cobrar el ingreso a zonas protegidas -dice-, se ha tratado de volver a un manejo con sostenibilidad financiera, pero hay una discusión fuerte sobre derechos adquiridos.

Cree que se debe volver a cobrar de modo racional, pero que hay también consideraciones importantes que hacer: cuántas líneas de transmisión y cuántas vías pasan por esas zonas sin pagar un centavo, cuánta agua proporcionan estos sistemas lacustres pero no reciben nada.

Señala que hay un estudio sobre Sostenibilidad Financiera de las Áreas Protegidas que se hizo en su momento, y considera que la Ley no trae nada nuevo en esta materia porque siempre se ha podido concesionar los recursos turísticos.

“Con Ley o sin Ley siempre se ha podido hacer, por ejemplo, concesiones turísticas, dando prioridad a las comunidades locales y luego a las empresas privadas": Tarsicio Granizo
La enorme infraestructura abandonada en Atillo es contaminante.

Considera que siempre se ha podido hacer concesiones turísticas, priorizando a las comunidades locales y luego a las empresas privadas. Pone como ejemplo los convenios de comanejo con el Municipio de Cuenca en el Parque Nacional El Cajas.

A su juicio, el reglamento de la Ley de Áreas protegidas incluso contradice la propia Ley, pues no se habla de la creación del Servicio Nacional de Áreas Protegidas. Nos parece -dice- que es un reglamento jalado de los cabellos.

Pero, a su juicio, igual se puede promover el turismo de las áreas protegidas dando prioridad a las comunidades locales y acompañándolas con crédito y capacitación. No son cosas costosas, se trata de una infraestructura básica, bonita y limpia, con servicios de guianza, precisa.

Propone que cuando no haya esa posibilidad, se dé como segunda prioridad a la empresa privada, en función de la economía social y solidaria. "Pero siempre y cuando el comanejo a privados se estudie seriamente, porque de lo que se trata es de dar un servicio pero no necesariamente de un negocio, pues el Estado no puede perder la rectoría de las áreas protegidas".

Cita ejemplos de falta de recursos y abandono de zonas protegidas emblemáticas como las áreas de ingreso y salida a la Isla Santay desde Guayaquil y Daule, o la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo, donde la infraestructura se destruyó.

Un buen ejemplo para él es Oyacachi, en el Parque Nacional Cayambe-Coca, donde la gente ha entendido que se trata de una área protegida y hace un buen manejo de la ganadería y los cultivos, aparte del turismo.

El fideicomiso contribuye a fortalecer las áreas protegidas
Alegría Corral Jervis analiza el alcance del Reglamento de la Ley Orgánica de Áreas Protegidas. Advierte sobre ambigüedades en el texto.

Poca credibilidad en fideicomisos

Sigrid Vásconez, directora de la fundación “Ñeque”, hace un par de señalamientos sobre cómo el esquema de fideicomisos con el que se cuenta para generar fondos puede ponerse en riesgo.

Situaciones como la del nombramiento del Director del Fondo de Inversión Ambiental Sostenible aparentemente sin seguir los pasos legales, son una señal de riesgo en la creación del fideicomiso, porque se limita el interés de inversionistas privados en los fondos que sólo son públicos, dice.

Considera que los fondos de agua, como el de Protección del Agua de Quito (Fonag) ven con esperanza el Fondo que crea el reglamento de la Ley de Áreas Protegidas. Pero advierte que están ligados como fideicomisos a la CFN, que tiene poca credibilidad entre los organismos internacionales por el manejo de los últimos años.

La CFN ofrece en su página soluciones fiduciarias especializadas para la gestión ambiental, incluyendo proyectos de protección ambiental y la administración de recursos naturales. La CFN está vinculada al Fondo Regional del Agua (Foragua). 

La situación de Atillo se repite en otras áreas protegidas.